
En su disertación doctoral sobre animación japonesa (2013), el autor Antonio Horno López comenta que el particular modelo conocido generalmente como anime es un poderoso fenómeno social que se ha expandido con asombrosa rapidez a prácticamente todo el mundo. [1]
Además, López enlista algunos de sus rasgos distintivos: animación limitada, expresión en plano, suspensión del tiempo, de amplitud temática, con presencia de personajes históricos, de compleja línea narrativa y, sobre todo, con un particular estilo de dibujo con personajes de ojos grandes y ovalados, de línea muy definida, colores llamativos y movimiento reducido de los labios.
Se dice que anime es la contracción de la forma animeshon, traducción al japonés del inglés animation; no obstante, algunos seguidores afirman que esta palabra japonesa proviene del francés animé, “animado”. Dicho término designa a la animación japonesa en general, aunque en los años setenta y ochenta del siglo pasado a este tipo de expresión artística se le nombraba Japanimation.
El anime y el manga —palabra que se emplea para designar a los cómics y se traduce como “garabatos, dibujos caprichosos”— son dos fenómenos fuertemente relacionados que no se pueden disociar fácilmente, pues gran parte de las producciones de animación tienen su origen en un manga ya publicado. De hecho, algunos autores no distinguen entre ambos, y otros asumen que el anime es una forma evolucionada que recoge los contenidos y la estética del manga. [2]
Hay anime para todos, pero incluso los destinados al público infantil abordan temas a menudo censurados o descartados por sus contrapartes occidentales. En el anime no se da un enfrentamiento en blanco y negro entre el bien y el mal: los argumentos son complejos e imprevisibles, sin tener necesariamente un “final feliz” ni la conversión del “malo” o el triunfo sin sombras del “bueno”.
Los personajes del anime muestran personalidades complejas, virtudes y defectos, errores y aciertos, de modo que son seres con quienes el espectador puede identificarse fácilmente al descubrir en ellos conflictos, matices y contradicciones propios de la naturaleza humana. Muchos fanáticos del anime pueden sentirse tan identificados con algún personaje que llegan a hacer suyos sus temores y conflictos, tal como ocurre con las telenovelas. [3]
Por otro lado, y esto es muy rescatable, algunos de los sentimientos provocados por el anime pueden ser de gran ayuda en estos tiempos de reclusión y pérdida de la esperanza, pues llegan a ser un gran estímulo para el afloramiento o potencialización de nuestras mejores virtudes.
Por ejemplo, la serie Kyaputen Tsubasa del mangaka japonés Yoichi Takahashi, conocida en Latinoamérica como Los Súper Campeones, emitida originalmente entre 1983 y 1986 en Japón —con una versión de 2001 disponible en Netflix—, relata la relación de Oliver Atom con el fútbol y resalta que la competencia es importante, pero la superación personal y la camaradería lo son más. [4]

Por su parte, Nausicaä del Valle del Viento (Kaze no Tai no Naushika) es un anime estrenado en 1984, escrito y dirigido por el prestigioso director japonés Hayao Miyazaki, cuya trama se centra en la conciencia ambiental que, según el realizador, debería tener la sociedad con respecto al resto del mundo.
Nausicaä es una joven de dieciséis años con una sensibilidad extraordinaria, un gran amor por su gente y por los insectos del bosque; su compasión por la vida es, más que un principio, un rasgo fundamental de su personalidad. Lo adorable de Nausicaä es que se mantiene profundamente humana a pesar de su gran carisma y, aunque comete errores, es fiel a sí misma. [5]

Un último anime inspirador es Naruto, estrenado en 2002, dirigido por Hayato Date y basado en el manga del dibujante Masashi Kishimoto. Narra la historia de Uzamaki Naruto, un adolescente hiperactivo que vive en una aldea y sufre el desprecio de sus habitantes; por ello, estudia para ser ninja y anhela convertirse en Hokage, el máximo grado alcanzable, para lograr el reconocimiento de los suyos.
El discurso permanente de Naruto gira en torno a proteger a sus compañeros, sobre la importancia de los lazos afectivos, de la amistad y la generosidad,[6] valores muy escasos en estos días, a pesar de la pandemia…


[1] Animación japonesa: análisis de series de anime actuales
[2] Manga, anime y videojuegos. Narrativa cross-media japonesa.
[3] “Análisis de la industria cultural del anime japonés en México a través del fenómeno del fansub”.
[4] González, Manu. 2018. Cómics de los 80: la década que lo cambió todo. Redbook Ediciones, Barcelona.
[5] Análisis de la figura femenina en El viaje de Chihiro de Hayao Miyazaki
[6] La moralización en el anime Naruto