
A diferencia de los rascacielos de las grandes ciudades, la arquitectura orgánica no invade ni busca tener un papel protagónico, sino que participa de los colores, las formas y las texturas que la rodean. Los edificios construidos bajo esta corriente suelen percibirse como extensiones del paisaje: fluyen e imitan las formas curvas y sensuales de la naturaleza; parecen reptar el terreno, abrazarlo e integrarse a él, sin destruir ni alterar su armonía.
Los diseños se revelan como organismos flexibles, adaptables y difíciles de imitar, pues expresan el ritmo y el movimiento propios de la vida. Muchas veces da la impresión de que las construcciones no fueron ideadas por humanos egocentristas, sino por criaturas más respetuosas y amantes de la naturaleza, como los elfos, las hadas o los gnomos.
En esta galería, celebramos el genio y la visión de Frank Lloyd Wright, Antoni Gaudí, Antti Lovag, Arata Isozaki y Javier Senosiain, entre otros exponentes de esta corriente arquitectónica que nos invita a vivir fuera del mundo cuadrado que nos es impuesto. A continuación, les presentamos diez de las obras más fascinantes de la arquitectura orgánica:
10. Antoni Gaudí, Villa Quijano (El capricho), 1884.

Cortesía de: https://sa-x.net
9. Frank Lloyd Wright, Fallingwater,1935.

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8. Antti Lovag, Maison Bernard, 1971.

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7. Juan O’Gorman, Casa cueva, 1948.

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6. Frank Lloyd Wright, Casa Taliesin West, 1937.

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5. Javier Senosiain, El cacahuate, 1990.

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4. Arata Isozaki, Qatar National Convention Center, 2011.

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3. AR Technic, Shell, 2008.

Cortesía de: ARTechnic architects.
2. Antoni Gaudí, Park Güell, 1926.

Cortesía de: https://www.parkguell-tickets.com
1. Javier Senosiain, El nido de Quetzalcóatl, 2000.

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