CENSURADO: Arte polémico en México

CENSURADO: Arte polémico en México
Guadalupe Gutiérrez

Guadalupe Gutiérrez

Creatividad

El arte es una expresión individual y colectiva del pensamiento y la creatividad humanos; en su estado más puro, responde a inquietudes existenciales, sociales y estéticas, y uno de sus objetivos es plasmar y comunicar conceptos y vivencias. Sin embargo, en ocasiones las ideas expuestas en una obra, intencionalmente o no, provocan conflicto u ofenden a personas o a sectores de la sociedad; si éstos cuentan con suficiente poder o influencia, es posible que la obra sea censurada con la justificación del “peligro” que representa su exhibición al público.

La censura política, moral o religiosa no es novedad, pues desde hace siglos ha sido una herramienta eficaz para suprimir el pensamiento crítico y las discusiones de fondo entre la población. En la actualidad, las obras más censuradas parecen ser las que aluden a ciertos hechos históricos “sensibles” —por ejemplo, los abusos cometidos contra minorías y grupos vulnerables—, las que desafían el statu quo, las que se consideran sacrílegas por la religión dominante en el país y aquellas con contenido violento o sexual explícito.

México es un país con una herencia artística milenaria y una cultura vasta y compleja. De su escena artística han surgido exponentes de talla internacional, como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo y Frida Kahlo, y ha sido terreno fértil para el desarrollo de artistas extranjeros como Remedios Varo y Leonora Carrington. A pesar de ello, también es un país donde un importante sector de la sociedad sigue siendo sumamente conservador, lo que ha provocado numerosos actos de censura a obras de arte mexicanas y de otros países.

Un ejemplo de este tipo de censura fue la obra La revolución (2019), del artista mexicano Fabián Cháirez, que presenta al líder revolucionario Emiliano Zapata desnudo, a caballo, con tacones y un sombrero rosa. La imagen provocó que el sindicato agrícola y la familia del caudillo, entre otras entidades, exigieran que la obra se retirara de la exposición “Emiliano. Zapata después de Zapata”, en el Museo del Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México.

Este caso se mediatizó y la opinión pública se polarizó entre quienes defendían la libertad de expresión como derecho del artista y los que consideraban que la representación era una falta de respeto a un héroe y un mártir de la historia de México. Tras la inauguración de la muestra, hubo manifestaciones de asociaciones campesinas que exigían quemar la pintura con el argumento de que deshonraba la imagen y la memoria de Emiliano Zapata; por su parte, miembros del colectivo LGBT+ se presentaron en la exposición para apoyar a Fabián Cháirez y su obra, y terminaron siendo agredidos por los manifestantes que exigían su destrucción.

A pesar del escándalo mediático, el Museo del Palacio de Bellas Artes decidió no remover la obra, pero incluyó en la exposición una nota aclaratoria en la que la familia Zapata expresaba su desacuerdo y rechazo a la interpretación realizada por el artista. Al final, la obra fue comprada por el empresario español Tatxo Benet, quien colecciona obras censuradas y controversiales para montar una exposición con esta temática; pero este tipo de intervenciones e intentos de coartar la libertad de expresión de los artistas y el derecho de los espectadores a consumirla es una de las tantas formas que toma la censura.

Un artista que fue sí fue censurado fue el italiano Ericailcane: en 2015, el artista realizó un mural masivo dentro de la convocatoria MANIFIESTO para realizar dichas intervenciones en paredes de la Ciudad de México, con el fin de reflejar problemas sociales como la desigualdad de clases, el materialismo o los sistemas judiciales fallidos. La obra de Ericailcaine mostraba a un simio con monedas en lugar de platillos para tocar música y una banda de colores verde, blanco y rojo.

Como era de esperarse, la intervención desató críticas e incluso temor por parte de los residentes del edificio; incluso el dueño del inmueble expresó preocupación por la similitud de la banda del simio con la banda presidencial, uno de los símbolos patrios de México. Tras varios alegatos, el artista accedió a modificar su obra y cubrir la banda con pintura negra; a pesar de ello, las fotografías del mural original ya se habían viralizado en las redes sociales y el caso de censura hizo eco en distintos lugares del mundo.

Un ejemplo más de represión artística en México tuvo lugar en 2015, cuando la obra del artista austriaco Hermann Nitsch, exhibida en el Museo Jumex, fue cancelada por violenta y sangrienta. Aunque artistas y espectadores se pronunciaron a favor de la libertad de expresión del artista, tuvo más peso la presión ejercida por un sector de la sociedad que consideraba que la obra tenía “una carga altamente gráfica de violencia y muerte” que podía resultar perturbadora y ofensiva al considerarse las altas tasas de violencia y homicidios en México.

Es de entender que ciertos actos artísticos perturben a ciertos individuos: de hecho, muchas veces de eso se trata. El problema de fondo con las cancelaciones, las restricciones y la censura de obras artísticas es que se limita la libertad creativa del artista y la autonomía de los espectadores para decidir exponerse, o no, a la obra. Si una obra de arte es polémica, pero fue creada sin infringir la ley, su exhibición no constituye un delito y existen leyes que garantizan las libertades individuales de expresión y de consumo, ¿qué razones habría, entonces, para censurarla?…

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