Una de las mayores preocupaciones de quienes somos adultos en la actualidad es mantener nuestro cerebro activo y joven, para que la mente, la memoria y el intelecto se conserven funcionales tanto como sea posible. Muchas empresas han visto una oportunidad comercial en ese interés por la salud y ofrecen productos milagro para estimular la producción neuronal y mejorar nuestra capacidad cerebral al grado de aprender un nuevo idioma en dos meses, leer quinientas palabras por minuto o realizar cinco actividades a la vez.
Si bien pueden existir personas superdotadas capaces de lograr lo anterior, la mayoría de nosotros somos normales; entonces, en vez de comprar ilusiones, lo que podemos hacer y está al alcance de todos sin importar nuestra edad, es estimular la producción de neuronas, las cuales sí se van perdiendo con el paso de los años y debido a actividades a las que no damos importancia, tales como los excesos, las desveladas y el estancamiento mental.
Insisto en lo de la edad porque hasta hace poco se pensaba que el cerebro cuenta con un número limitado de neuronas al nacer y que, una vez que éstas morían, era imposible que se regeneraran. Pero, en la década de 1980, el neurocientífico Fernando Nottebohm, de la Universidad Rockefeller de Nueva York, demostró que es posible el aumento y la producción de neuronas nuevas —es decir, la neurogénesis— y que el cerebro es, en realidad, flexible, resistente y plástico; de ahí nace el término neuroplasticidad, que se refiere a la capacidad que tiene el cerebro para reconstruirse.
Esta capacidad puede promoverse con ejercicios específicos, como la práctica constante de una actividad nueva que se desea aprender, la solución mental de problemas lógicos o matemáticos, y el uso constante de la memoria de corto plazo; en estos casos, las neuronas reciben un estímulo adecuado y establecen nuevas conexiones que las convierten en células que contribuyen al aprendizaje, pero siempre es fundamental combinar el estímulo con la nutrición. No te esperes a seguir perdiendo más neuronas y estimúlalas ahora mismo con estos consejos:
Consume suplementos naturales
Existen alimentos y suplementos naturistas que, agregándolos diariamente a tus desayunos o en licuados, ayudan a nutrir y estimular tu cerebro. Por ejemplo:
- Cúrcuma: tiene importantes efectos en la regeneración nerviosa.
- Té verde: tiene capacidades antioxidantes y neuroprotectoras, y se recomienda ampliamente como método complementario para males como el síndrome de Alzheimer, el de Parkinson y el de Huntington.
- Gingko biloba: estimula una importante proteína cerebral llamada BDNF, la cual es fundamental para la regulación, el desarrollo y la supervivencia de las células cerebrales.
- Brócoli: tiene un efecto benéfico en las células madres cerebrales.
Haz ejercicio o practica algún deporte
Si bien con la actividad física intensa no se ejercitan directamente tus neuronas, al ponerte en movimiento y aumentar tu frecuencia cardiaca fomentas una adecuada circulación sanguínea a tu cerebro, lo cual oxigena tus neuronas y les brinda la glucosa que necesitan. Bastan treinta minutos de actividad cardiovascular para mejorar el funcionamiento cognitivo, además de que te ayudarán a liberar la tensión y mejorarán tu salud y estado de ánimo en general.
Reduce tu nivel de estrés
Se ha comprobado que, por las reacciones fisiológicas que origina, el estrés sostenido es uno de los principales factores del deterioro mental; por ello se recomienda practicar actividades como la meditación, la lectura, el tejido y los juegos de mesa que, además de fomentar la convivencia social y las destrezas motoras, pueden reducir hasta en un 50% el deterioro cognitivo.
Realiza operaciones mentales
Nunca pierdas la oportunidad de memorizar o calcular algo mentalmente, en lugar de usar calculadoras, agendas y teléfonos inteligentes. Puedes, por ejemplo, memorizar los números telefónicos de tus amigos y familiares cercanos —como lo hacíamos antes de la era del celular— y, cuando les llames, teclea el número de cada uno; o bien, calcula mentalmente cuánto pagarás por tu carrito del súper mientras esperas tu turno en la caja. El cerebro funciona con el fundamento de “Si no lo usas, lo tiro”, de modo que si no empleas funciones como la memoria o el cálculo matemático, éstas terminarán por atrofiarse.
Modera tus malos hábitos
¿Recuerdas cuando nuestras abuelas nos decían que si nos desvelábamos y bebíamos en exceso, nos íbamos a quedar sin neuronas? Pues, tristemente, tenían razón: no sobra mencionar que dormir pocas horas, consumir sustancias nocivas y/o alcohol en exceso, fumar, alimentarte con comida chatarra y tener un estilo de vida sedentario, viendo televisión o videos de TikTok durante horas, es una fórmula segura para acelerar el deterioro cognitivo. Pero la buena noticia es que, gracias a la neuroplasticidad, aún estás a tiempo para adoptar un estilo de vida más sano que conserve tu cerebro ágil y vigoroso por mucho tiempo.
