Desde hace muchos siglos, la ciencia y la tecnología han avanzado gracias al ensayo y error. Pero a veces, en el curso de una investigación, por casualidad o por descuido los científicos descubren o inventan algo que no era lo que estaban buscando, y ese equívoco deriva en un hallazgo científico tan importante que cambia el curso de la historia. En la primera parte de este artículo, veremos cómo se originaron cinco de los más importantes inventos y descubrimientos científicos debidos al azar o a una feliz equivocación.
La penicilina
Este es, quizás, el más famoso descubrimiento científico debido al error. En 1928, antes de salir de vacaciones, Alexander Fleming olvidó guardar una de sus placas de Petri, la cual contenía un cultivo de bacterias y, por ese descuido, permaneció al aire libre durante varios días. Al regresar a su laboratorio, el médico y microbiólogo escocés se percató de que una capa de moho se había formado en la placa y que dicha contaminación por hongos impedía el crecimiento bacteriano. Con el tiempo, Fleming comprobó que el hongo producía una sustancia antibacteriana a la que se le llamó penicilina, la cual resultó ser un hito en la lucha contra las infecciones y marcó el inicio de la era de los antibióticos.
La dinamita
Antes de la invención de este explosivo, lo más usual era emplear la nitroglicerina, pero ésta era muy peligrosa de manejar y transportar, tanto así que el químico sueco Alfred Nobel perdió a uno de sus hermanos en una explosión de este producto. Tras el trágico accidente, Nobel se prometió hallar una forma de reducir la peligrosidad de la sustancia; pero, aunque lo intentó de muchas maneras, el éxito lo eludía. Un día, accidentalmente derramó un poco del explosivo líquido sobre la tierra de diatomeas[1] que utilizaba para protegerla de los golpes a la hora de transportarla. Nobel notó que la diatomita absorbía la nitroglicerina como una esponja y evitaba que explotara; después, experimentó con una mezcla de nitroglicerina y tierra diatomácea, y notó que no explotaba ni siquiera cuando era golpeada o sacudida, lo que llevó al desarrollo de la dinamita en 1867. Este descubrimiento tuvo un gran impacto en las industrias de la construcción, la minera y la ferrocarrilera.
El horno de microondas
Esta útil invención debe su existencia, más que a un error, a la casualidad: en 1945, mientras trabajaba en una instalación de radar, Percy Spencer —un ingeniero de la compañía Raytheon— notó que la barra de chocolate que traía en un bolsillo se había derretido. Al investigar, descubrió que las ondas de radio emitidas por el radar habían sido la causa del fenómeno, por lo que comenzó a probar distintas formas de utilizar estas misma ondas para calentar alimentos. El resultado fue el desarrollo del horno de microondas, que ha revolucionado la forma en que cocinamos y calentamos nuestros alimentos.
Cortesía de la Massachusetts Foundation for the Humanities.
El Kevlar®
En la década de 1960, la química Stephanie Kwolek trabajaba en DuPont y buscaba crear una fibra ligera y resistente para neumáticos de automóvil; pero, en lugar de eso, por accidente descubrió un líquido que se convertía en un polímero sólido extremadamente resistente y que no se deformaba. Esa sustancia, llamada originalmente poliparafenileno tereftalamida, se convirtió en la marca registrada Kevlar®, cuyo uso más común es la fabricación de chalecos antibalas usados por policías y militares en todo el mundo, pero no sólo eso: también se emplea en artículos espaciales, cables submarinos, cascos y frenos de automóviles, por lo que puede decirse que desde su creación ha salvado innumerables vidas.
El Spandex®
El elastano, mejor conocido por su marca comercial Spandex® o como Lycra®, es otro químico creado por la empresa DuPont. Se trata de una fibra sintética elástica y resistente que se usa en ropa deportiva, trajes de baño y otras prendas. Fue desarrollada en 1958 por el químico Joseph Shivers, quien trabajaba con polímeros para reemplazar al caucho, pues la producción de este elástico se había visto obstaculizada debido a la Segunda Guerra Mundial. El intento fue un fracaso, pero el resultado fue un material que podía estirarse hasta cinco veces su tamaño y recuperarse sin perder su forma, lo que lo hace perfecto para prendas ajustadas; además, se seca rápidamente y es resistente al sudor, por lo que resulta ideal para fabricar ropa deportiva.
[1] La tierra de diatomeas o diatomita es una roca sedimentaria silícea, formada por microfósiles de algas acuáticas unicelulares llamadas diatomeas, las cuales secretan un esqueleto silíceo llamado frústula. [N. del E.]