
Guerras, pandemia, muertes, crisis económica, trabajos pendientes, fechas límite… todo esto puede ser estresante y desalentador. Así las cosas, ¿cómo podemos cambiar la forma en que percibimos el mundo y ver su lado brillante? Debo admitir que no soy una experta y que algunos sucesos me han llegado a derrumbar; pero, aun así, puedo darte cinco consejos que me han funcionado para secarme las lágrimas y recibir un nuevo día con una sonrisa en el rostro…
I. Concéntrate en lo que puedes hacer
En psicología existe un término llamado locus de control, que fue acuñado en 1966 por el psicólogo estadounidense Julian B. Rotter, y se refiere a si una persona percibe que el control de su propia vida proviene del exterior o de sí mismo.[1] Un ejemplo podría ser un vendedor que, al final de la jornada, llega a decirle a su jefe que no pudo realizar ninguna venta y culpa al mal clima, al día de la semana o al hecho de que las personas no estaban en casa. En ese momento, él presenta un locus de control externo, pues percibe que las cosas que le suceden, sean buenas o malas, dependen de fuerzas exteriores ajenas a él.

En contraste, una persona con locus de control interno está convencida de que sus logros y fracasos dependen de ella y no de factores externos. Un ejemplo de esto sería un atleta que gana una competencia y atribuye dicha victoria a su esfuerzo y dedicación, y no al amuleto de la suerte que guarda en su cartera.
Así, una forma de mantenerte motivado en un mundo adverso es abrazando la idea de que mejorar o empeorar tu vida está en tus manos. Si acostumbras señalar a los culpables de tu mala suerte en lugar de buscar la raíz del problema en tu interior, probablemente jamás podrás salir de ese hoyo negro. En cambio, si empiezas a ver las cosas que puedes cambiar desde ti mismo, descubrirás cómo ese esfuerzo te impulsa a cosas mejores. Esto me lleva al siguiente punto…
II. Cambia lo que puedas y deja ir lo que no
Una vez que identifiques la causa de que te sientas triste o estresado, ponla en una balanza y piensa si el remedio a esa situación está en tus manos o no. Si es algo que puedes resolver, entonces no te estreses y pon manos a la obra, teniendo en mente que el estrés deriva del hábito de adelantarnos a un suceso que aún no ocurre. Si, por ejemplo, te preocupa una fecha de entrega, organiza un plan preciso para cumplir con ella: así te ocupas del asunto y el estrés irá disminuyendo.

Ahora, si la solución del problema no está en tus manos, simplemente déjalo ir. Sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero reflexiona en lo dañino e inútil que resulta intentar controlar situaciones que están fuera de nuestro alcance. En el momento en que dejas ir, tu mente se libera. Piensa que, de alguna manera, todo ocurre a su debido tiempo y que las cosas pasan por algo.
III. Agradece lo que hay en tu vida
Recordar con frecuencia que nuestro tiempo en este mundo es prestado, ayuda a apreciar las cosas de la vida por las que podemos sentirnos agradecidos. En palabras de Steve Jobs: “Recordar que moriré pronto es la herramienta que más me ayuda a tomar grandes decisiones en la vida. Porque casi todas las cosas —las expectativas externas, el orgullo, el miedo al fracaso o la vergüenza— desaparecen al encarar la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante. Recordar que vas a morir es la mejor forma de evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. No hay razón para no seguir a tu corazón”.[2]

Algo que me gusta hacer todas las mañanas es anotar en un cuaderno tres cosas por las que me siento agradecida, que pueden ser desde “Estoy agradecida por el sol que está entrando por la ventana”, hasta algo más grande como “Agradezco mi salud y las personas que me rodean”. Hacer este ejercicio te mostrará que hay muchas cosas por las cuales vale la pena vivir y seguir disfrutando tu estancia en el mundo.
IV. Toma cinco minutos para ti
Dedica por lo menos cinco minutos al día a realizar una actividad que te haga feliz: leer, meditar, ver tu película favorita, escuchar música, cantar, bailar, dibujar o lo que sea. Muchas veces, la vida se nos va en tratar de ser productivos y eso genera mucha ansiedad y depresión; en cambio, si te das un espacio para ti mismo, no sólo te sentirás más feliz, sino que mágicamente empezarás a realizar el resto de tus labores de mejor forma, para así tener el tiempo de realizar esa actividad que amas. Como dice el autor de best sellers motivacionales, Tony Robbins: “Si no tienes diez minutos para tu vida, no tienes una vida”.

V. Da algo al mundo
¿Alguna vez has dado algo sin esperar nada a cambio? ¿Qué sensación tuviste? En general, cuando damos un obsequio o ayudamos a alguien, una sensación muy peculiar invade nuestro cuerpo. ¿Y si te dijera que es posible sentir esa misma felicidad todos los días del año? Y lo mejor de todo: sólo depende de ti.

Inicia el reto de dar algo al mundo cada día, los 365 días del año. Esta iniciativa proviene de una Ted Talk que impartió Jacqueline Way, quien es fundadora de una organización sin fines de lucro llamada 365give. El punto era enseñar a los niños que pueden realizar acciones que hacen felices a otros y a ellos también, como donar cobijas a un refugio de animales u hornear galletas para los bomberos de su ciudad. El proyecto tuvo tal impacto que al poco tiempo los adultos se sumaron a él.
Espero que este artículo haya llegado a ti en el momento indicado y que estos cinco consejos puedan convertirse en un hábito para tu vida. Parafraseando el título de este artículo: no hay mejor forma para mantenerse positivo que tratar de llenar con un poco de luz este mundo tan caótico.

[1] Psicología y mente, “¿Qué es el locus de control?”.
[2] Generación Anáhuac, “Las frases de Steve Jobs que siguen siendo increíblemente inspiradoras”.