¡Ganarse la lotería! Si bien la historia de muchos con la lotería es un recuento de pérdidas o reintegros, y no de romances mayores, la esperanza es lo último que debe perderse. Así le sucedió a Laura Spears, originaria de Michigan, Estados Unidos, a quien el eclipse total del corazón le llegó cuando se hizo millonaria al comprar el billete ganador de la lotería… pero no se había dado cuenta.
La historia de Spears —de 55 años de edad— inicia a finales de 2021, cuando tras ver en Facebook un anuncio de que la lotería del estado de Michigan había aumentado su premio mayor, decidió comprar un boleto en línea… para después olvidarse por completo de que había realizado esta compra. Se entiende, pues, siendo honestos, ¿cuáles son las probabilidades de ganarse un premio?
El sorteo se realizó el día 31 de diciembre del año pasado, y no sería sino unos días después de que se anunciaran a los ganadores que, buscando en su bandeja de correo electrónico no deseado el e-mail de un colega del trabajo que no tenía nada que ver con el tema, que se topó con una notificación de la lotería.
Pensando que quizás era algún tipo de fraude o un mensaje de consolación, abrió el correo y, ¡oh, sorpresa!, resultó que éste decía que había ganado un premio, y vaya que no era cualquier gratificación: se había hecho acreedora a nada menos que tres millones de dólares. ¿Te imaginas qué habría sentido si hubiera leído el correo meses después?
Ya adinerada, en sus declaraciones a la prensa Spears prometió seguir comprando billetes y añadir a su lista de contactos a los de la lotería… no vaya a ser que se vuelva una ganadora compulsiva y esta vez la noticia pase de largo.
De que hay nacidos para ganar, los hay. Ahí está el caso de Susan Fitton —de Boca Ratón, Florida, también en Estados Unidos—, quien ganó dos veces la lotería en el mismo día, de suerte que su premio sumó en total cuatro millones de dólares, ganados a través del uso de sus números de la suerte: 4, 13, 19, 63 y 64. Como compró los boletos en un pequeño comercio en su comunidad, el local ganó una comisión de 10 mil dólares.
Y aunque no siempre hay comisiones para los vendedores, hay casos en los que la compensación es aún mejor: por ejemplo, hace unos años la neoyorquina Marion Forrest, de 86 años, fue a hacer sus compras a un establecimiento y le prometió al vendedor de lotería que la convenció de llevarse un “cachito” que, de ganarse un premio, lo procuraría tal y como lo haría una abuela.
Y así fue: Forrest no sólo le pagó el billete, sino que cuando ganó un modesto premio de 300 dólares regresó a la tienda a darle su “domingo” al joven por la cantidad de 150 dólares, la mitad exacta de lo que había ganado.
Así es como nos quedamos con varias lecciones acerca del azar: primera, revisa con frecuencia tu spam, no vaya a ser que haya por ahí una sorpresa esperándote; segunda, hazle caso a tus corazonadas; y, tercera y más importante, cuando la fortuna te sonría, sé para alguien más tan dulce como lo sería una abuela.