Hay veces en que la solución a ciertos dilemas está justo frente a nuestros ojos e, incluso, que lo que parecían ser dos cuestiones aparte acaban siendo una combinación ideal. Así, si tienes en casa algunas cajas sobrantes y, por otro lado, no sabes dónde acomodar tu colección de libros —y, además, no estás en posición de adquirir un librero, ni siquiera el más económico—, puedes ponerlo todo junto y encontrar una solución muy elegante a ambas cuestiones.
El cartón de las cajas —más conocido como cartón corrugado— está compuesto de dos hojas de papel planas unidas por una hoja zigzagueante que le da mayor grosor y consistencia a las paredes de la caja. Se trata de un material ecológico, pues suele construirse de material reciclado y cada caja, a su vez, puede ser utilizada de nueva cuenta como materia prima para fabricar cartón. Y otra manera de reciclarlo es elaborar un librero solamente con estas cajas.
1. Prepara las cajas
Se debe empezar con cajas en buen estado; esto es, que el cartón no haya sido remojado o humedecido, ni tenga paredes aplastadas. Dependiendo del diseño que quieras dar al librero, podrás optar por cajas de las mismas dimensiones para lograr libreros simétricos o, si prefieres un diseño más audaz, puedes emplear otras de diversos tamaños y formas.
El primer paso consiste en reforzar el fondo de las cajas con cinta canela o cinta plateada de embalar. Es importante que las cajas cuenten con la mayor solidez estructural posible sin perder su forma; por eso, se deberá procurar no dejar burbujas de aire en la cinta y evitar apretar demasiado para no deformar la caja.
Después, corta las solapas con las que se cierra la parte superior de la caja, asegurándote de que el borde quede lo más recto posible. Los trozos sobrantes pueden servir para ensamblar repisas o compartimientos interiores en cada caja, para maximizar la cantidad de objetos que pueden ser organizados en ellas.
2. Ensambla el librero
Existen diversas maneras de unir las cajas para formar un mueble de una sola pieza. Las más socorridas incluyen la cinta canela o plateada que se usó para reforzar los fondos de las mismas; otras van desde el pegamento al uso de tuercas y tornillos, en el caso de cajas de cartón muy resistente. Si puedes conseguir una engrapadora comercial —de grapas gruesas—, con ella podrás lograr uniones resistentes y poco notorias, y dejar la superficie libre para un tratamiento posterior. Si tienes experiencia en su uso, la pistola de silicón es una buena opción o, si quieres algo rápido de ensamblar y que se pueda desarmar en cualquier momento, también puedes usar cinchos plásticos: sólo tienes que procurarte de un instrumento para hacer perforaciones pequeñas y alterar lo menos posible la superficie de la caja.
3. Decora el librero
Al momento del ensamblado, es importante considerar el método que usarás para la decoración de la caja, ya que si, por ejemplo, piensas utilizar pintura sobrante después de haber pintado una habitación, las cintas adhesivas tienen un recubrimiento que no retendrá la pintura.
En esos casos lo más prudente será otro método para unir las cajas, o bien, forrar las paredes con un papel colorido o con un collage de recortes de revistas o publicaciones atractivas. También puedes decorar el interior de las cajas, e incluso usar técnicas mixtas: por ejemplo, pintar las paredes externas y usar papel estampado en el interior.
…y para los expertos
Si tienes experiencia en las manualidades, puede tratar el cartón como si fuera madera y darle una capa de barniz para hacerlo más resistente e impermeable, con la ventaja de que, de este modo, conserva su ligereza y cierto grado de flexibilidad para lograr diseños curvos sin necesidad de recortar a la medida, como sería el caso si se usara madera. Sólo la imaginación es el límite de lo que puedes crear.