
No puedo generalizar, pero pareciera que en estos días los padres jóvenes empiezan a preocuparse a muy temprana edad por que sus hijos aprendan a sumar, restar, multitplicar y formar oraciones con sujeto, verbo y predicado. Y entre más pronto, mejor, porque eso de dibujar, colorear, pintar o hacer figuritas de plastilina no sirve para nada —o, al menos, eso dicen algunos.
Diversos estudios y teorías hablan de los beneficios que producen las actividades artísticas en el desarrollo intelectual y emocional de los niños. Pero, en lugar de ahondar en ellas, preferiría hablar más de mi experiencia práctica a partir del juego y la construcción, que es como yo he compartido el gusto por el arte.
En los últimos años he trabajado como mediador de lectura y en ese camino he aprendido muchas cosas. La más importante es que, al compartirles actividades artísticas, uno debe aprender que los niños no son tontos y que su opinión debe ser respetada. Citando al famoso método Montessori, añadiría que el adulto debe convertirse en un observador y guía que ayude y estimule al niño en todos sus esfuerzos, pero a la vez le permita actuar, decidir y pensar por sí mismo.
Mediadores que trabajan con primeras infancias proponen canciones, juegos y el uso de libros-objeto para iniciar a los más pequeños en el arte de la lectura, incluso antes de que aprendan formalmente a leer, para que empiecen a sentir y conocer el libro. Con estas actividades empezamos a acercar a los niños a su lado artístico a partir de dos aspectos fundamentales: las historias y las imágenes. Existen libros-álbum que permiten contar el cuento a los niños a la vez que los dibujos les ayudan a entender e involucrarse en la historia.

Otra enseñanza fundamental es que el arte construye puentes. Si bien podemos empezar contando y leyendo historias, esto es sólo el comienzo: existen infinidad de actividades que uno puede compartir, y una de las que que más se disfrutan en la infancia es el dibujo. Según la investigadora Sandra Yaneth Chaparro Cardozo, los niños pintan con el fin de disfrutar, salirse un poco de su realidad y, tal vez, de generar narraciones mediante los colores y las formas.
Dibujar rayas y líneas a mano libre, por ejemplo, fomenta la creatividad más que pintar por números, pues esta actividad es mucho más limitada y torna el asunto hasta un poco serio. Yendo más allá, se puede invitar a los niños a crear su propio personaje, alentarlos a usar colores fantásticos y combinaciones creativas, sacándolos de lo cuadrada que puede ser la realidad. En este sentido, mi consejo es: no hagas que coloreé “bien”, parejito y sin salirse de la línea; en lugar de eso, permite que explore más posibilidades creativas sin que importe tanto el resultado.

El dibujo a mano libre, el uso de plastilina o barro para moldear, y la pintura usando gouache, acuarela o lápices de colores son actividades artísticas que se disfrutan mucho en la infancia. Como mediador, puedes orientarlos para que rompan el molde, dibujen con gises, pinten sobre materiales y sustratos que no sean papel, disfruten estos momentos y creen los puentes que menciono: al contar un cuento pueden dibujar a sus personajes o, si consultan un libro sobre dinosaurios, luego pueden esculpir el que más les haya gustado con plastilina de colores.

Al iniciar a los niños en el arte, la creatividad es el único límite. Un punto importante que deseo enfatizar es que sólo debes acompañar el proceso, sin forzar demasiado a tus alumnos ni intentar encontrar al siguiente Da Vinci; más tarde, si una niña o un infante encuentran su vocación en un arte especifico, oriéntalos para que busquen las escuelas indicadas para aprenderlo formalmente.
Por último, siempre es buena idea ofrecer múltiples opciones y explorar muchos caminos creativos. Si te das un tiempo y lo buscas, encontrarás un mundo entero de enseñanzas novedosas y sorprendentes: desde animación tradicional o stop motion, fotografía, creación de cuentos, arquitectura o podcasts para niños e incluso actividades relacionadas a la tecnología.
Opciones hay muchas, pero un buen punto de comienzo siempre es ubicar qué arte es el que más te gusta a ti, pues… ¿cómo vas a iniciar a alguien en algo que ni siquiera te gusta? Ojalá este texto sirva para despertar la curiosidad por las actividades creativas, te inspire a realizar alguna y a compartirla con los demás.
