Parece una película de ciencia ficción y catástrofes: gran parte de la humanidad se queda en casa para evitar contagiarse de una nueva enfermedad para la que aún no hay cura ni vacunas. Si estos días de encierro comienzan a hacer estragos en tu cordura, aquí hay algunas recomendaciones que te pueden ayudar.
Haz preparativos
La mejor manera de tener la mente tranquila consiste en hacer todo lo que está a tu alcance para afrontar una eventualidad. Si adquieres la rutina de lavar tus manos al regresar de tus compras, te resultará menos fastidiosa y disfrutarás al saber que así reduces al mínimo la posibilidad de llevar el virus a casa.
Una lista de compras para varios días optimiza el tiempo que pasas en el supermercado o en la tiendita de la esquina. También es conveniente tener una reserva de alimentos no perecederos como latas o alimentos deshidratados, para que no te inquiete la insidiosa idea de que un día haya desabasto de alimentos.
Descansa de las redes sociales
A diferencia de otros momentos en la historia, en estos tiempos podemos contactar a los nuestros sin salir de casa. Sin embargo, los riesgos psicológicos de las redes sociales no se han cancelado con la pandemia: estar 24/7 en línea viendo lo que los demás hacen y dicen termina por estresarte, por deprimirte o, si conoces a alguien que difunde teorías conspirativas y noticias falsas, por asustarte. Así que quizá éste sea un buen momento para darte un break.
Diviértete
Algo que sí es muy recomendable es buscar opciones de diversión: por ejemplo, películas o series que, por falta de tiempo, habías dejado para ver luego; también puedes apagar tus dispositivos y charlar a gusto con la gente como solías hacerlo antes de “mandar un Whats”, o incluso sacar del armario los viejos juegos de mesa “análogos” y pasar la tarde jugando como cuando eras niño.
Si estás solo, también puedes encontrar actividades placenteras en línea: por ejemplo, cantar al karaoke, recitar poesía o bailar… al fin que nadie está viéndote.
Haz ejercicio
Aunque suene extraño, parte de la salud mental la brinda el ejercicio: muchos estudios demuestran los beneficios a la salud cerebral y el estado de ánimo que resultan de la actividad física. Si no tienes espacio en tu casa, puedes acudir a lugares públicos bien ventilados en horas de poca afluencia de gente, siempre respetando la sana distancia —y, por ahora, evitando charlas próximas para que no haya intercambio involuntario de fluidos.
Ahora que si tienes un espacio de un par de metros cuadrados, tal vez puedas seguir cursos en línea o una app de ejercitación para mejorar tu estado físico y emocional. Verás que después de una sesión de ejercicio físico tendrás más ganas de hacer, jugar y aprender.
Lee un buen libro
¡Qué mejor forma de despegarte de las pantallas que leyendo un buen libro! Existen, literalmente, cientos de miles de títulos acerca de cualquier tema que te interese y, con tu imaginación, podrás vivir una y mil vidas distintas o viajar a una plétora de lugares inimaginables.
¿Que no tienes libros en casa? Entonces, olvida el comentario acerca de despegarte de las pantallas: en estos días una buena cantidad de editoriales ha puesto un gran repertorio de libros electrónicos al alcance del público en general sin costo, así que si no lees… es porque no quieres.
Ayuda a los demás
Si no te encuentras dentro de los grupos vulnerables al coronavirus —personas de la tercera edad, diabéticos y con sistema inmune comprometido—, puedes ofrecerte a hacer las compras de la pareja de abuelitos que vive en tu edificio, para evitar que corran el riesgo de salir a las calles.
Lo mismo pasa si conoces a una mujer que está cuidando a tres niños sola: puedes ofrecerte a cuidarlos tú para que pueda descansar al menos una hora. Recuerda que uno siembra lo que cosecha y que la satisfacción que da ayudar a los demás es incomparable.
Cultiva tu fe
Si tienes alguna creencia religiosa o espiritual, ahora es el momento de cultivarla. Ya sea que participes en actividades grupales como oraciones colectivas o sesiones de meditación con miles de personas simultáneamente, o integrándote a un grupo en línea en el que sientas que tu aspecto espiritual también está siendo alimentado en estos días.
Desde los inicios de la civilización, muchas personas han procurado su propia reclusión para cultivar el espíritu, así que, ¿por qué no aprovechar la situación y enfocarte en ese aspecto que comúnmente dejas de lado?
Aprende y crea
Así como las editoriales están ofreciendo parte de sus catálogos en línea, también muchas academias han subido cursos gratuitos para aprender y desarrollar nuevas habilidades: así, hoy puedes empezar a aprender mecanografía, a tocar un instrumento musical o un nuevo idioma.
También puedes darle rienda suelta a tu creatividad y aprovechar estos días para expresar tus ideas, dibujar, pintar o hasta comenzar a escribir tu autobiografía. No pienses que tu vida no tiene interés para nadie, puesto que no estás escribiendo para alguien en particular: estás escribiendo para ti mismo y para descubrirte, y ya después decidirás si lo compartes con alguien más.
Busca ayuda
Si a pesar de todas las opciones que tienes en estos días para pasar un buen momento, sientes que la angustia, la ansiedad o el temor son más fuertes y te rebasan, también hay canales abiertos en donde encontrarás a especialistas —psicólogos, terapeutas y guías espirituales— que te pueden ayudar a encontrar tu equilibrio y tu paz.