La primera vez que se usó el término inmunidad para referirse a un estado libre de infección, veneno o contagio, fue en 1879 en el Atlas Histórico de Inmunología.Hoy sabemos que el sistema inmunológico hace un trabajo asombroso al ignorar a los gérmenes inofensivos que viven en nosotros mientras identifica y expulsa a las especies dañinas que pueden causar enfermedades y dolencias.
Nuestro sistema inmunológico tiene una especie de memoria incorporada [1] . Por eso, cuando se topa con un virus por primera vez retiene un “recuerdo” de cómo lo combatió. Si más adelante en la vida se encuentra con el mismo virus, el sistema puede recuperar ese recuerdo para atacar y derrotar al virus. Entonces, podemos decir que nuestro sistema ha adquirido también experiencia con el paso de los años.
En general, contraemos gripes por entrar en contacto con superficies contaminadas o con gotículas que se propagan por el aire cuando un enfermo tose, estornuda o incluso respira. Pero un estudio de la Universidad de Maryland refiere que mantener las superficies limpias, lavarnos las manos con frecuencia y evitar a las personas que tosen no brinda una protección completa contra la gripe.
Cada año, con el frío aumenta la incidencia de enfermedades respiratorias; por eso, en esta temporada los especialistas recomiendan optimizar el sistema inmune en lugar de sobrestimularlo. Aquí algunos ejemplos de cómo hacerlo:
- La nutrióloga Amelia Freer recomienda las verduras de color verde oscuro: col rizada, acelgas, espinacas, arúgula, coles de Bruselas y brócoli, que proporcionan fitonutrientes, fibra, vitamina A, magnesio y ácido fólico. Una sola porción al día facilita el mantenernos sanos durante el invierno.
- Otra recomendación es integrar a nuestra dieta las nueces de Brasil. Unas cuatro o cinco de ellas a la semana constituyen una importante fuente de selenio, un mineral crucial para una respuesta inmune óptima.
- No menos importante es combatir la baja de vitaminas que sucede durante el invierno por la poca exposición al sol, que causa una menor producción de vitamina D. Abrigarse bien y tomar un baño de sol es muy importante.
- Si esta opción no te es posible, consume alimentos con dicha vitamina, como la leche de soya y la yema de huevo, y considera la posibilidad de tomar suplementos. La vitamina D ayuda a tener dientes y huesos fuertes, y mantiene la integridad del sistema inmune.
- Y al final está la vitamina C: sabemos que es una gran aliada y la buscamos en los cítricos, pero pocos saben que el pimiento rojo contiene el doble de vitamina C que muchos cítricos, además de contener betacaroteno, responsable de mantener nuestros ojos y piel sanos.
Añade a tu ingesta diaria algunas de estas recomendaciones y sentirás un impulso en tu sistema inmune, sobre todo si las acompañas de un estilo de vida saludable, duermes de seis a ocho horas cada noche y realizas un poco de actividad física todos los días.
[1] Ortiz, N.V (2015) Vivir para contarlo. La memoria del sistema inmune.