Todo comienza con un problema que necesita ser resuelto. Este conflicto afecta a un individuo que, en búsqueda de una solución, explora uno o más caminos por cierto tiempo. Finalmente, el científico da con una solución que es totalmente diferente a la que se imaginaba en un principio e, incluso, funciona mejor para un problema distinto al que se planteó inicialmente.
En la exploración que hace la ciencia para descifrar las leyes que determinan la mecánica del universo, ésta va desarticulando el tejido de la realidad en múltiples ramificaciones, y este proceso recorre sinuosas rutas, adopta giros y vueltas imprevistas, muchos de los cuales conducen a callejones sin salida, pero otros pocos llevan a brillantes hallazgos que en ocasiones acaban cambiando la forma como vemos al mundo. A este hecho fortuito —y afortunado— de descubrir algo valioso e inesperado se le conoce como serendipia.
Estas epifanías científicas no son magia ni llegan de forma gratuita. La mayoría de las veces son el resultado de un largo proceso de cuestionamiento, averiguación, exploración, fracaso, intuición y replanteamiento de un asunto que se presenta como un obstáculo a ser sorteado. En esos casos, la creatividad es el elemento clave para concebir lo que parece improbable o incluso imposible.
Más allá del de sobra conocido caso de la penicilina, a continuación te comparto tres ocasiones en que la exploración científica llegó a destinos totalmente inesperados para el descubridor y muy afortunados para el mundo:
La anestesia
Existe un desacuerdo sobre quién inventó la anestesia, pero algunas evidencias apoyan la idea de que su imprevisto origen se debió al uso recreativo del éter y el óxido nitroso, que es un gas hilarante, a principios del siglo XIX. Existían incluso reuniones conocidas como “juegos de éter” y “fiestas de risa”, en las que la sustancia hacía que los que la consumían aullaran como coyotes.
Afortunadamente alguien se dio cuenta de que ambas sustancias inhibían el dolor, y ahí es donde se mencionan con mayor frecuencia los nombres de Humphry Davy, Crawford Long, William Morton, Horace Wells y Charles Jackson. Al asistir o al participar en estas reuniones, estos pioneros de la anestesia aprendieron mucho acerca de cómo la exposición a estas sustancias afectaban la percepción del dolor en la gente.
Cuentan que, en el año 1844, Horace Wells asistió a un evento donde, estando bajo el efecto del gas hilarante, uno de los asistentes se lesionó una pierna. Según el recuento de Wells, aunque su pierna sangraba, el hombre no sentía ningún dolor. Después de este descubrimiento incidental, el mismo Wells ocupó la sustancia como anestésico mientras se extraía un diente.
En aquel entonces, el óxido nitroso se convirtió en una forma temprana de anestesia. Hoy la actividad quirúrgica y muchos tratamientos médicos serían impensables —o extremadamente dolorosos— sin el uso de la anestesia.
La radioactividad
La radiación nuclear fue uno de esos casuales descubrimientos que acabaron cambiando a la humanidad. A raíz de él, el mundo comenzó a estudiar la energía que libera el átomo. Fue en 1896 que un científico francés llamado Antoine Henri Becquerel descubrió, por accidente, una nueva propiedad de la materia que posteriormente fue denominada como radioactividad.
Lo que Becquerel hizo fue colocar cristales de uranio y sales minerales sobre una placa fotográfica envuelta en papel negro, y la colocó a la luz del sol, esperando una respuesta de fluorescencia, que era lo que estudiaba en ese momento. Cada vez que repetía el experimento, comprobó la aparición de siluetas y manchas del uranio en el papel: los minerales habían emitido radiaciones. Así descubrió la capacidad radioactiva del átomo de uranio.
Por este descubrimiento, Becquerel fue galardonado en 1903, junto con Marie y Pierre Curie, con el Premio Nobel de Física. El seguimiento del estudio y el desarrollo de este hallazgo se debe casi exclusivamente al matrimonio Curie, quienes descubrieron otras sustancias radioactivas: el polonio, el torio y el radio.
En la actualidad existen cuatrocientos generadores en centrales nucleares de todo el planeta, y se está construyendo otro centenar. En estas centrales nucleares se procesa alrededor del once por ciento de la electricidad producida por siete naciones del mundo.
El LSD
Esta sustancia fue sintetizada de modo casual por un suizo llamado Albert Hofmann, un brillante químico e intelectual que describió la estructura de la quitina; no obstante, su fama se debe más a su experimentación con el LSD. Corría el año 1943 y Hofmann estudiaba formas para potenciar la purificación de los compuestos producidos por el cornezuelo del centeno.
Su intención era desarrollar un producto que evitara las hemorragias posteriores al parto. Una gota del compuesto que estaba examinando cayó en sus dedos, y con ello Hofmann se convirtió en la primera persona en experimentar un viaje con dietilamida de ácido lisérgico. Al experimentar sensaciones extrañas y advertir alteraciones en su percepción de la realidad, comenzó a tomar nota de la experiencia completa y continuó experimentando con dosis diferentes.
Al inicio de los años sesenta esta sustancia aún era legal y algunas instituciones científicas comenzaron a explorarla. Así surgió toda una revolución en la cultura, la música y el arte, y el LSD comenzó a usarse con fines recreativos y de “expansión de la conciencia” por la generación psicodélica y los hippies.
Hay casos extraordinarios como el del escritor Ken Kesey, que produjo su novela One Flew over the Cuckoo’s Nest —mejor conocida por su versión fílmica, Atrapado sin salida—, a partir de su experiencia como conejillo de indias en los estudios sobre el LSD, y el de Tom Wolfe, que en su libro Ponche de ácido lisérgico relata el uso de esta droga psicodélica, conocida popularmente como “ácido”.
Después, el uso del LSD se prohibió, y aunque su consumo sigue siendo ilegal, hasta hace poco la investigación sobre este psicoactivo se ha retomado, especialmente en sitios como Silicon Valley y sus estudios con la “microdosis”, no tanto para exhortar a la diversión sino para potenciar la productividad.
¿Qué otros descubrimientos científicos accidentales consideras que han cambiado al mundo?