Color, iluminación, perspectiva, anatomía y profundidad: estos son algunos de los fundamentos del dibujo y la pintura que los artistas buscan dominar para crear grandes obras. Sin embargo, estudiarlos todos a la vez sin una guía adecuada puede ser una práctica abrumadora y sin objetivos claros que convierta al dibujo en un suplicio. Esto no tendría por qué ser así.
Si estás comenzando a dibujar, es útil armar un plan de estudio que día con día te guíe en la adquisición de nuevas habilidades; por ejemplo, si tu mayor interés es dibujar retratos, podrías estudiar anatomía humana recurriendo a libros o cursos especializados en el tema. Pero si te sientes estancado en tu aprendizaje o no sabes por dónde empezar, te comparto estos ejercicios para mejorar tus habilidades de dibujo y así enfrentar el reto de la hoja en blanco con mayor confianza.
1. Círculos a mano alzada. Este ejercicio puede parecer tedioso, pero si lo practicas a conciencia y sin obsesionarte con obtener la circunferencia perfecta, en verdad es muy útil. El círculo es una figura constante, por lo que es recomendable generar memoria muscular para trazarlo: toma tu lápiz lo más alejado de la punta que puedas e inicia el movimiento desde el hombro —esto le dará soltura a tu movimiento y te permitirá tener un mejor manejo del círculo—; ahora, tómalo más cerca de la punta, limita el movimiento a la muñeca y compara los resultados. Notarás que la soltura es importante para lograr mejores figuras.
2. Líneas. Una técnica llamada achurado consiste en trazar líneas paralelas para iluminar un objeto, las más juntas darán las sombras y las más alejadas representan brillos y luces. Para dominar esta técnica, llena una hoja de papel con diversos conjuntos de líneas, algunas muy juntas, otras más separadas, algunas más en diagonal, en un sentido y en el otro, y después cruzadas. Usa distintos lápices, plumas, plumones o colores para crear texturas. Ahora, experimenta: ¿qué pasa si aplicas más o menos presión?, ¿cómo se ven las líneas cuando sostienes el lápiz cerca o lejos de la punta? Estos trazos también te ayudarán a controlar los movimientos de tu muñeca y a conocer mejor el rango de tus materiales.
3. Variación de líneas. Éste es una variante del ejercicio anterior, sólo que el objetivo ahora es trazar una línea continua; mientras lo hagas, toma el instrumento cerca de la punta y después más lejos, aplica más o menos presión, o modifica tu agarre; observa cómo cambia la calidad de la línea que estás dibujando. Así sabrás cómo sostener la pluma para obtener líneas gruesas o más delgadas, y practicarás la soltura con la que dibujas tus líneas.
4. Sin despegar el lápiz. Al dibujar, normalmente hacemos movimientos para lograr los trazos, cambiamos de lápices, borramos, vamos y venimos en el dibujo. Pero un buen reto para salir de esa zona de confort es realizar el dibujo sin despegar el lápiz del papel y yendo directo a la hoja en blanco, sin un plan. Este ejercicio ayuda a no pensar de más y a estimular nuestra capacidad creativa. Cuando domines el lápiz, anímate a probar con un plumón indeleble en una cartulina: sentirás una gran libertad al elegir el próximo trazo.
5. Usa tu otra mano. Todos solemos dibujar con la mano dominante, derecha o la izquierda, que es la misma que usamos para escribir. Pero, ¿qué pasa si usamos la otra mano? Con este ejercicio nuestros trazos regresan a la torpeza de la infancia. El objetivo no es un dibujo perfecto, sino ejercitar el cerebro y conocer los alcances creativos de nuestra mano menos hábil. Inicia copiando un objeto, recuerda ir despacio, apreciando el proceso y, al final, trata de ver las virtudes y el estilo de tu dibujo en lugar de ser crítico con el resultado.
6. Escalas de valor. Este ejercicio es común en las academias de arte. Dibuja un cuadro y divídelo en secciones del mismo tamaño; después sombrea cada sección con lápiz, imprimiendo presiones distintas para obtener gamas de grises cada vez más oscuras. Esto ayuda a generar sombreados dominando la presión que se aplica para obtener un cierto valor de gris o de saturación. Puedes practicarlo cada vez que adquieras un lápiz o material nuevo para conocer mejor sus cualidades.
7. Primero colorea. La mayoría de los artistas primero dibujan y después añaden color; en este ejercicio harás lo contrario. Con un pincel grueso, plumón de color o cualquier otro medio que te agrade y sin las restricciones del dibujo, llena una hoja de color; después, observa tus manchones. ¿Qué ves en ellos? Ahora, traza un dibujo siguiendo lo que te sugieren los colores que plasmaste.
8. Traza formas básicas. Para perfeccionar el dibujo conviene estudiar las formas más simples, como las líneas, los círculos, los cuadrados y los triángulos. Para hacerlo, toma una fotografía o una ilustración cualquiera, pon una hoja de papel traslúcido sobre ella y traza las formas básicas que distingas. Descubrirás, por ejemplo, que el rostro no es un círculo y que tiene más triángulos de los que pensabas.
9. Traza siluetas. Ahora, en lugar de estudiar las formas básicas para conocer qué geometría específica conforma un objeto, toma una fotografía o una ilustración que tenga una sola figura sobre un fondo claro, de modo que puedas copiarla exactamente en tu cuaderno. No pienses en la formas específicas o en el volumen, sino sólo en el contorno. Este ejercicio te ayudará a familiarizarte con las formas generales.
10. Dibujos rápidos. Aunque la presión no suele ser gran amiga del arte, en este caso un temporizador será tu aliado. Recorta papelitos con ideas para dibujar, sin importar qué tan alocadas sean; pueden ser un objeto y un adjetivo aleatorios, como “manzana triste”. Revuélvelos, toma uno sin ver, ponte un plazo de tres minutos y dibuja lo que te inspire; en ese periodo no podrás sobrepensar qué vas a dibujar, pero tendrás suficiente tiempo para crear algo sin dar cabida al perfeccionismo.
Recuerda ir poco a poco, darte descansos y observar el trabajo de artistas que admires para aprender de ellos. No te desanimes si un día no diste lo mejor e inténtalo de nuevo cuando estés en un mejor espacio mental; con alguno de estos detonadores podrás enfrentar con valentía el reto de la página en blanco.