Si una persona te dijera que vive en una casa hecha con llantas usadas, botellas, cartón y latas de aluminio, quizá sentirías compasión por ella y pensarías que seguramente habita en una de esas ciudades perdidas, hechas de escombros, que se extienden en los márgenes de las grandes urbes.
Pero tal vez no sea así. En los años setenta, el arquitecto estadounidense Michael Reynolds diseñó una pequeña villa hecha con botellas de plástico, latas de cerveza y viejos neumáticos en el desierto de Nuevo México, a las que bautizó como earthships —en inglés, “naves Tierra”. Como dato curioso, en 1999 estas casas fueron ocupadas por estadounidenses adinerados, la mayoría de los cuales eran ingenieros en computación que estaban aterrados por las posibles consecuencias del Y2K problem, también conocido como “error del milenio” o “problema del año 2000”.[1]
Las earthships están diseñadas para cubrir seis necesidades humanas: 1) calefacción, solar o termal, y enfriamiento del aire, 2) electricidad, producida con energía solar o eólica, 3) tratamiento confinado de desechos orgánicos, 4) refugio, construido con materiales naturales y reciclados, 5) captación de agua y 6) producción de alimentos. Así, sus viviendas son autosuficientes pues cuentan con invernaderos integrados que proveen frutas y verduras, además de un complejo sistema de filtrado de agua, y están orientadas hacia el sur para captar más eficientemente la luz y el calor solares.
En la construcción, las llantas usadas se colocan en posición horizontal, como si fueran ladrillos, y se rellenan con tierra compactada, lo cual crea una pared increíblemente estable y que funciona como un aislante térmico: el material de los neumáticos permite que la temperatura dentro de la vivienda permanezca entre los quince y los veinte grados centígrados. Además, el calor se traslada de las áreas cálidas a las frías, de manera que las casas son frescas durante el día y cálidas en la noche. Las latas y botellas se usan para las paredes interiores que dividen las habitaciones.
Por otro lado, las earthships utilizan energía solar y eólica para el consumo doméstico, lo que significa que se pueden construir en cualquier parte del mundo, ya que no dependen de las redes de abastecimiento habituales. También cuentan con un sistema de captación y almacenamiento de agua, y uno de tratamiento de aguas residuales, que funciona a través de un sistema de filtros y drenajes que minimizan y mejoran el consumo del líquido vital. Por si fuera poco, su construcción consume aproximadamente el diez por ciento de la energía que normalmente se requiere para construir una casa de interés social, ya que no se necesita consumir energía para los procesos de transformación de materiales como el cemento o el plástico.
Tras el tsunami que en 2004 azotó a buena parte del golfo de Bengala, Reynolds y su equipo se desplazaron a las islas Andamán para ayudar a la reconstrucción; allí levantaron catorce viviendas totalmente ecológicas e instruyeron a los arquitectos locales. En 2005, tras el huracán Rita, desarrollaron un proyecto similar en México. Su propósito es construir earthships en todos los rincones del mundo.
Reynolds, quien sostiene que la arquitectura debe ponerse al servicio del medio ambiente, ha escrito seis libros en los que explica el proceso de construcción de sus earthships, su sistema de calefacción y de filtrado de agua. Además, su trabajo inspiró el argumento de la película Garbage Warrior (2007).
El Reino Unido se ha convertido en el primer país europeo en aceptar oficialmente la edificación de earthships. No obstante, la mayoría de los países del mundo antepone los intereses económicos sobre los ecológicos. De cualquier modo, existe un sitio oficial —earthship.com— donde Reynolds pone a disposición de cualquier interesado toda la información necesaria, incluyendo planos, para construir una vivienda de este tipo.
[1] En los años próximos al 2000, se asumía que los softwares del mundo sólo funcionarían durante los años cuyos nombres comenzaran con 19. Así, en los calendarios de los sistemas de computación, al 31 de diciembre de 1999 le seguiría el 1 de enero de 1900 y no del 2000, lo que causaría un caos en los sistemas, la economía y casi todo lo que estuviera conectado a un servidor en el mundo moderno.