
En su libro Autoestima automática, la autora Silvia Congost define la autoestima como “una experiencia subjetiva que nos condiciona a la hora de enfrentarnos a nuestro entorno”; señala, además, que esto es así porque interfiere directamente en nuestra relación con los demás y en nuestros retos y objetivos, del mismo modo que determina nuestras elecciones y límites.
Para Nathaniel Branden (1930-2014), uno de los más grandes teóricos del tema, la autoestima se edifica a partir de dos ingredientes indispensables: sentirnos capaces y sentirnos valiosos. El primer elemento consiste en estar convencidos de contar con la capacidad para lograr nuestros objetivos y deseos, así como con la habilidad de enfrentar los cambios y desafíos de la vida a medida que se presenten, mientras se generan nuevas experiencias y aprendizajes. Por otro lado, sentirnos valiosos implica reconocer que merecemos alcanzar nuestros deseos y recibir gratificaciones, declarar nuestra propia dignidad, comprender nuestras necesidades y expresarlas libremente, y tener el derecho de mostrarnos auténticamente para buscar la felicidad. En este sentido, valorarnos es una forma de mostrarnos respeto y de sentimos merecedores del amor y la aceptación, lo que nos permite rodearnos de personas que nos traten con amabilidad y consideración.
Evidentemente, al ser la autoestima una experiencia subjetiva y cambiante, siempre será necesario trabajar en ella. Glen R. Schiraldi, autor del libro The Self-Esteem Workbook, propone la atención plena, el ejercicio frecuente, no compararse con los demás, hacer voluntariado y trabajar en el perdón como prácticas para desarrollar tu autoestima. También puedes iniciar este camino con ejercicios breves como los que te sugerimos a continuación.
Mapa del tesoro
El objetivo es construir una imagen concreta de la realidad que deseas alcanzar, mientras pasas un rato agradable y divertido. Para comenzar, define el objetivo que quieres conseguir del modo más claro y conciso que puedas, como si se tratara de una lista del súper; después, valiéndote de una cartulina, dibuja, pega o anota todo lo relacionado con tu meta. Este ejercicio requiere que tomes en cuenta tres elementos: 1) céntrate en un aspecto de tu vida o en una sola meta para que el mapa sea claro y simple; 2) no olvides incluirte en él, ya sea mediante una fotografía, un autorretrato o de forma simbólica, y 3) construye tu mapa con los colores que más te gusten para que resulte agradable y llamativo.

Esta visualización te ayudará a tener claro tu objetivo, pero para llegar a éste lo más importante es la dirección que tomarás. Al igual que con un mapa verdadero, de nada sirve tenerlo si no empiezas la exploración; por ello, tómate el tiempo para colocar acciones simples que cada día te acerquen un poco más a tu meta.
Afirmaciones positivas, pero con sentido
Por lo sencillas que resultan, las afirmaciones positivas siempre han estado en la lista de herramientas para promover la autoestima y la confianza; sin embargo, éstas no siempre funcionan, sobre todo cuando lidiamos con el llamado síndrome del impostor, con un crítico interno muy severo o con una sensación intensa de no ser digno de ser amado. En esos casos, las afirmaciones del tipo “Soy una persona admirable” podrían resultar difíciles de creer; por eso, para que el ejercicio sea benéfico, usa afirmaciones menos tajantes; por ejemplo: “Voy a perseverar”, “Puedo hacer cosas difíciles como esta” o “Lo he conseguido en el pasado, lo haré de nuevo”. Intenta con diferentes afirmaciones y comprueba cuál de ellas funciona mejor para ti.

Construye una caja de herramientas de confianza
La Dra. Carol Dweck, profesora de la Universidad de Stanford y autora de Mindset: The New Psychology of Success, sugiere comenzar una colección de objetos significativos que usaremos como si fuera una caja de herramientas para impulsar nuestra motivación y nuestro autoconcepto. La autora sugiere algunos elementos que puedes guardar en ella:
- Fotos de tus seres queridos para sentirte amado y respaldado.
- Pruebas de audacia y actos que desbloquearon un miedo.
- Un símbolo de un nuevo esfuerzo; por ejemplo, tu inscripción al gimnasio.
- Muestras de desarrollo personal como un título profesional, el diploma de un curso terminado o el trofeo que ganaste en una carrera o en un torneo.
- Invitaciones a futuros eventos sociales para mantener el vínculo con gente importante que sigue siendo parte de tu vida.
- Recuerdos de haber ayudado a otros o notas de agradecimiento para recordar la contribución que puedes hacer a las vidas de los demás.
Tómate el tiempo de contactar contigo y de trabajar en una autoestima sana, pues tu felicidad y tu autorrealización dependen en gran parte de ello.
