Ejercicios prácticos para fomentar la creatividad

Ejercicios prácticos para fomentar la creatividad
Franz De Paula

Franz De Paula

Creatividad

Si te sientes inspirado al terminar de leer este artículo, no te preocupes: pronto se te pasará… y ésa es justo la cuestión. ¿No sería increíble estar inspirado todo el tiempo?¿Qué podemos hacer para evitar que se nos sequen las ideas? ¿Existe algún hábito que nutra y fortalezca la creatividad? Los hay, pero como la palabra lo dice, son hábitos; de modo que no funcionarán si no los realizas diariamente. Aquí algunos ejercicios para incrementar tu creatividad.

Imagina. Ese es el principio de todo. La imaginación es el motor de la vida, y lo que la engendra. Usa la tuya sin reservas, conviértela en tu impulso primordial y tu percepción se enriquecerá. ¿Qué quieres tener en tu vida? Imagínalo primero, luego haz algo congruente al respecto. Las personas creativas, los artistas y la gente con inquietud mental son agresivamente emprendedores, les gusta agitar las cosas y tomar riesgos, a veces no tan calculados; desde afuera se ven insensatos, pero es su audacia es lo que transforma al mundo. Trabajan y se esfuerzan más que la mayoría, y disfrutan encontrar nuevas direcciones para explorar. Así que si quieres ejercitar tu creatividad, sólo ve y haz eso que has querido hacer todo este tiempo. Lo peor que puede pasar es que te equivoques; pero, si sucede, toma en cuenta que los errores no existen, pues en realidad son puertas que conducen a nuevos lugares, muchos de ellos maravillosos. No hay errores cuando sigues lo que amas.

No sigas multitudes. Eres único, así que síguete a ti mismo y sé leal a lo que genuinamente te mueve por dentro. Si en el camino encuentras a alguien que coincida con tu visión: bienvenido, disfrútalo. Si no, mejor aún; no te hace falta nadie, siempre eres libre de disfrutar tu vida de la forma como quieras vivirla.

Busca tiempo a solas contigo. Disfruta tu momento acompañándote a ti mismo. Esos lapsos de soledad alimentan el flujo de tus ideas y te dan la oportunidad de desarrollar tu proceso creativo a tu manera.

Pon atención. En una conversación, habla menos y escucha más. Observa. Entra en el momento y vívelo con profundidad. Si estás triste, entonces siéntete triste. Si vas a perder, entonces pierde de verdad; si vas a trabajar, entonces trabaja, pero hazlo bien, completamente inmerso en ello. Atiende con tu cuerpo y tu mente lo que haces. El punto es: si vas a hacer algo, hazlo bien; no hagas nada a medias, pues nada es más nauseabundo que la tibieza. Pon atención en lo que estás haciendo y, por añadidura, será sobresaliente. Eso te volverá excepcional en cualquier cosa que hagas.

Siente miedo, pero de todas formas salta al vacío. Si ahí está lo que amas, que no te importe lo que nadie diga: piensa que detrás del miedo está lo que deseas. Es normal sentir miedo, cansancio y duda, pues no eres un robot; pero permitirte sentir es lo que le aporta un encanto extraordinario al proceso, pues lo hace tuyo. Estás vivo, y la vida incluye al miedo, al cansancio y a la duda, pero también a la pasión, a la empatía y a la felicidad que se siente cuando compartimos algo bello. Pocas cosas son tan inspiradoras en la vida como ver a alguien saltando al vacío en pos de lo que ama.

Toma apuntes. Extrae la sustancia vital del mundo y vacíala en papel. Carga siempre contigo un cuaderno, porque las ideas más cautivadoras palidecen y se esfuman en el aire cuando las guardas sólo en tu mente. Con unos minutos diarios escribiendo tus pensamientos, sentimientos, sueños y ambiciones, te maravillarás del universo que comenzarás a crear en tu cabeza.

Reta a tu mente. Conviértete en un lector ávido y devora cuanto libro toque alguna fibra personal. La mejor forma para ejercitar tu creatividad es echándole un libro a tus neuronas, luego otro, luego otro, y así hasta que mueras. De ese modo, mientras sigas vivo las ideas saldrán bailando en llamas de tu cabeza.

Reta a tu cuerpo. Ejercítate, cruza tus propios límites físicos; cuando sientas seca la mente, sal a dar un paseo. El cambio de atmósfera ventila, irriga y refresca tu habitación cerebral con cada bocanada de realidad.

Aprende y crea algo nuevo. Toca el piano, cocina una receta diferente, toma clases de tango, dibuja en el parque: la idea es que salgas de tu cómodo metro cuadrado y cruces el umbral que separa a tu mente de la realidad. Tienes mucho que legar al mundo, así que no lo prives de tu talento, cualquiera que sea, siempre y cuando lo dejes mejor que cuando lo encontraste.

Comparte tu visión con el mundo. Hay gente a la que le gustan las mismas cosas que a ti y con quien tienes algo en común; si la hallas, comparte tu mundo con ellos, pues de este modo la red de libres pensadores se solidifica al tiempo que tú te fortaleces y le das forma, cohesión y coherencia al tejido social. Y la realidad, inevitablemente, cambia también. Ésa es la mejor forma para empezar a cambiar al mundo: pensarlo diferente.

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