El Dalai Lama: historia y reencarnaciones

El Dalai Lama: historia y reencarnaciones

Pita Escalona

Inspiración

Me emociona ver a ese hombre carismático, de lentes, de hermosa sonrisa y risa espontánea, rapado, vestido con una túnica púrpura y amarilla, siempre alegre y agradecido, con un enorme sentido del humor. Un hombre que lleva una vida tan simple como compleja.

Despierta a las cuatro de la mañana y, acostado, se pone a rezar. Por respeto a los dioses, agacha la cabeza y une las manos en oración. Prepara su mente para determinar cómo puede ayudar al prójimo. Piensa que la mejor manera es respetando a los demás. Hace un poco de ejercicio en la banda caminadora. Desayuna. Vuelve a rezar. Atiende visitas. Come. Ora y medita. Se reúne con inmigrantes. Ofrece pláticas. A las cuatro de la tarde, toma el té. Medita y reza antes de acostarse. Duerme hasta nueve horas diarias. Además de esa vida que pareciera simple, es el guía del pueblo tibetano y la decimocuarta reencarnación del Buda de la Compasión. ¿De dónde viene y adónde va?

El origen

El primer Dalai Lama fue el único que llevó un nombre distinto a los demás: Gendun Drup. Fue elegido en 1391, cuando el budismo llegó al Tíbet como una esperanza para favorecer la igualdad social. Se formaron muchas sectas y hubo luchas internas de poder. Por otro lado, estaban los mongoles, sanguinarios bárbaros encabezados por Gengis Khan que, a base de guerras, por siglos se habían expandido por Asia —pero, cansados de tantos enfrentamientos bélicos, decidieron civilizarse. El nieto de Gengis, Kublai Khan, vio en el Tíbet una veta cultural y quiso fundar su capital en China, cerca de los tibetanos, y tomó a un monje como consejero. Más tarde, en China hubo levantamientos y los mongoles fueron destronados, lo que afectó la situación política del Tíbet y provocó el caos. No lejos de ahí, en las montañas, los nómadas tibetanos seguían con su vida normal y auguraban que el caos era el antecedente de la llegada de un ser divino.

Gendun Drup

Según la leyenda, el primer Dalai Lama fue elegido cuando unos bandoleros, de noche, atacaron el campamento de su familia. La mamá, desesperada, dejó al bebé recién nacido en un corral para ganado y huyó. A la mañana siguiente encontraron al bebé ileso, lo que para los nómadas fue una señal celestial. Ese niño creció, se hizo monje y quiso conquistar la ciudad de Lhasa —en ese entonces, decadente y corrupta—, donde se infringían las leyes budistas y se practicaba el sexo tántrico. Se encontró con el monje Je Tsongkhapa que, como Buda, practicaba el celibato —aunque él fue quien introdujo la práctica del sexo tántrico, que debía acompañarse de meditación y visualización, y con ella atrajo a muchos seguidores. De inmediato, Gendun Drup quiso convertirse en su discípulo. Juntos fundaron la “Secta de la virtud”, de sombreros amarillos. Cuando Gendun Drup se dio cuenta de que una de las desventajas de ser célibe era no poder dejar a un sucesor, lo resolvió adoptando un concepto ya existente y aceptado en el Tíbet: la reencarnación. Antes de morir, a los 84 años, Gendun se reunió con sus discípulos y les dijo que no lloraran tras su muerte, porque iba a reencarnar y pronto volvería a estar entre ellos.

Las reencarnaciones

Y así, reencarnó en Gendun Gyatso (1476-1542), considerado el segundo Dalai Lama, que a su vez reencarnó en Sonam Gyatso (1543-1588), el tercer Dalai Lama. En ese entonces, de nuevo se suscitaron luchas internas en el Tíbet entre las sectas de los sombreros rojos y los sombreros amarillos. Se mezcló política con religión, y esto dio origen a una Guerra Santa.

En 1576, Sonam Gyatso, Lama reencarnado y líder de los sombreros amarillos, fue invitado a China por los mongoles, ahora gobernados por Altan Khan, quien era repudiado por oponerse a los descendientes de Kublai Khan. En una jugada estratégica, durante una concurrida recepción, Altan anunció que Sonam Gyatso era la reencarnación del consejero espiritual de Kublai Khan y él mismo se proclamó como la reencarnación del caudillo. Los mongoles le creyeron. En esa ceremonia, Altan Khan concedió a Sonam Gyatso el título de Dalai Lama, que quiere decir “océano de sabiduría”.

Sonam Gyatso

Al morir Sonam Gyatso, comenzó la búsqueda de su reencarnación, pero ésta no se encontró en el Tíbet, sino en Mongolia, y curiosamente fue el nieto de Altan Khan quien fue trasladado a Lhasa con un ejército de mongoles. Esto provocó la enemistad con los sombreros rojos, así que en menos de un año el cuarto Dalai Lama, Yonten Gyatso (1589-1616), había muerto bajo extrañas circunstancias.

El quinto Dalai Lama, Ngawang Lobsang Gyatso (1617-1682), controló al país como un buen político y monje. Fue consejero espiritual de los manchús. Inteligente, buscó en su árbol genealógico de reencarnaciones y descubrió que era la reencarnación del Buda de la Compasión. Mandó construir el Palacio de Potala en la montaña más alta de Lhasa.

El sexto Dalai Lama, Tsangyang Gyatso (1683-1706), fue uno de los más queridos y quizás el más controvertido, pues no soportaba las limitaciones de la vida del monasterio, de modo que se disfrazaba para escapar a divertirse a las zonas más libertinas de Lhasa. Fue asesinado por un caudillo mongol que lo tachó de falso Dalai Lama, y lo sustituyó un niño de Mongolia. Desde el octavo hasta el duodécimo Dalai Lama, todos fueron peones del imperio de Manchuria, nunca llegaron a la madurez y murieron envenenados.

El decimotercer Dalai Lama, Thubten Gyatso (1876-1933), profetizó que el Tíbet pronto sería atacado. Después de su muerte, se tomaron en cuenta los sueños proféticos, el oráculo y las visiones en el lago Lamoi Lhato, un lugar místico cerca de Lhasa, para saber dónde localizar a su sucesor.

La búsqueda

El sistema para encontrar la reencarnación del Dalai Lama ha ido evolucionando, pero sigue siendo un método tradicional en el que los tibetanos confían. Tras celebrar los servicios fúnebres del último Dalai Lama, el gobierno se encarga de enviar lamas como investigadores secretos en busca de niños que hayan nacido, con señales especiales, en la fecha de la muerte del antecesor. Tras una ardua búsqueda, reúnen a un pequeño grupo de niños de entre dos y cuatro años de edad, y los someten a interrogatorios y  pruebas para irlos eliminando: por ejemplo, los monjes les muestran pares de objetos idénticos —tales como malas, báculos y tambores—, de los cuales uno perteneció al anterior Dalai Lama, y el candidato debe identificar correctamente el objeto.

El décimo cuarto y actual Dalai Lama, Tenzin Gyatso (1935- ), fue elegido de entre tres niños. Uno murió y el otro fue eliminado. Es un monje sabio —recibió el título de doctorado en divinidad—, diplomático, político y ganador del Premio Nobel de la Paz. También es líder espiritual del Tíbet, una nación dedicada a la creación de seres iluminados, antes conocida como Shangri-Lá. Actualmente, por conflictos con China, vive en el exilio en la ciudad de Dharamsala, en La India. El actual Dalai Lama teme que, tras su muerte y reencarnación, se suscite un grave conflicto político; por ese motivo entregó, de antemano, el poder de su pueblo a Lobsang Sangay, quien funge como primer ministro tibetano.

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