El futuro es un reflejo oscuro: Black Mirror y sus predicciones

El futuro es un reflejo oscuro: Black Mirror y sus predicciones
Bernardo Monroy

Bernardo Monroy

Creatividad

A menudo se elogia la capacidad profética y predictiva de la ciencia ficción; basta mencionar a Julio Verne, quien en el siglo XIX comenzó a publicar sus Viajes extraordinarios, los cuales después fueron motivo de asombro, pues en ellos el autor francés pronosticó la llegada del ser humano a la Luna, las videoconferencias y los noticieros. Tiempo después, el género creció, se diversificó y llegó al cine, donde películas entonces consideradas “futuristas” mostraron objetos que hoy son de uso cotidiano, como la telefonía celular o los hogares inteligentes.

Pero no todo en la ciencia ficción son predicciones optimistas y un futuro luminoso. También está la distopía, el lado oscuro que nadie quiere presenciar: en la literatura, están los clásicos Farenheit 451 de Ray Bradbury, Un mundo feliz de Aldous Huxley y 1984 de George Orwell; en el cine, tenemos cintas con un mundo donde escasea el combustible, como Mad Max, y otras donde los ecosistemas han colapsado, como Blade Runner 2049. Y en la televisión el ejemplo más claro es la serie Black Mirror, cuya visión es tan amarga e inquietante que para muchas personas no se siente como ficción, sino como un presente cercano… demasiado cercano.

Pero, ¿cuáles han sido las predicciones de esta serie? Antes de responder, vale la pena contextualizar la obra que nos ocupa y a su creador, Charlie Brooker, quien tiene un talento inusual para la sátira y la crítica social. Para el británico, el objetivo de Black Mirror es alertar sobre los peligros de la dependencia a la tecnología; el título mismo remite a la pantalla de la computadora, la tableta o del smartphone, ese “espejo negro” donde todos nos reflejamos al apagar el dispositivo.

Teléfono celular cargando batería

Fue en 2011 cuando se emitió el primer episodio, “The National Anthem”, cuya trama morbosa y brillante marcó un parteaguas en la historia de la televisión y el streaming: la princesa de Inglaterra ha sido secuestrada por un grupo terrorista que, para su liberación, demanda que el Primer Ministro tenga una relación zoofílica con un cerdo en cadena nacional. El episodio fue elogiado, se convirtió en un clásico y al tiempo Black Mirror pasó a ser una serie de culto, ya que cada uno de sus episodios es transgresor, inquietante y en muchos casos, profético; aquí algunos en los que Charlie Brooker pronosticó parte de nuestro presente:

Crédito social y resucitados digitales

“The Entire History of You”, el tercer episodio de la primera temporada, plantea un futuro próximo en el que la gente almacena todo lo que hace, gracias a un dispositivo que se implanta al nacer y con el que pueden volver a ver y oír cada uno de sus actos pasados. ¿Suena descabellado? Pues no tanto: en 2019, Samsung patentó unos lentes de contacto capaces de grabar videos, sin mencionar que hace apenas unos días Elon Musk afirmó que su empresa Neuralink había implantado un chip inalámbrico que registra impulsos del cerebro humano.

Por otro lado, el episodio “Be Right Back” de la segunda temporada cuenta la tierna e inquietante historia de una mujer cuyo novio muere en un accidente y ella, presa de la desesperación, contrata una app que usa toda la información digital del difunto para crear una inteligencia artificial, primero, y después un cyborg idéntico a su pareja, la cual le ayuda en su proceso de duelo: una trama que suena a realidad, pues ya existen servicios como Rememory, que permiten tener interacciones simuladas con seres queridos que han fallecido. ¿Así o más creepy?

Fotograma de la serie Black Mirror

Uno de los episodios más divertidos —y, al mismo tiempo, de los más patéticos— es “Nosedive”, que dibuja un futuro en el que las estrellas de aprobación que te otorgan plataformas como Uber y nuestro índice de popularidad en las redes sociales literalmente lo son todo para sobresalir en sociedad: a mayor número de estrellas, se tiene acceso a mejores casas, empleos mejor pagados y hasta un mejor lugar en un restaurante. Con todo lo distópico que suena eso, en China ya es un estilo de vida pues existe un sistema llamado “crédito social”, en el que una persona pierde puntos si realiza actos como copiar en un examen o no respetar la reservación en un restaurante, y ello le impide acceder a mejores servicios.

Pero mi capítulo favorito es “San Junipero”, en el que personas de la tercera edad deciden conectarse a un inmenso servidor y evocar sus años de juventud mediante la realidad virtual (VR), de modo que pueden vivir en una década de 1980 cíclica y eterna. Pues bien: hoy en día la empresa Rendever permite que adultos mayores tengan una “terapia de reminiscencia” basada en VR, en la que pueden volver a visitar un momento clave en su vida, como su graduación o su boda.

Fotograma de la serie Black Mirror

Por último, está “Joan es horrible”, donde la mujer que da nombre al episodio se da cuenta de que una serie de TV reproduce casi en tiempo real todas y cada una las malas acciones que realiza al día, algo que ella misma permitió cuando firmó los términos y condiciones del servicio de streaming. En esta “serie dentro de la serie”, Joan es interpretada por una inteligencia artificial (IA) con la apariencia de Salma Hayek, quien también actúa de sí misma —es decir, de su versión real— y se une a Joan para atacar a la empresa que se enriquece a costa de ellas; esta confusa trama parece una sátira de lo que todos permitimos al usar Facebook y de la reciente huelga de actores por el uso de IA para sustituirlos.

En alguna ocasión, el gran escritor de ciencia ficción chileno Julio Rojas, creador de la audioserie Caso 63, en una entrevista para el diario español El País declaró que el público ya no consume ciencia ficción para evadirse, sino para comprender lo que está sucediendo en su realidad. En ese sentido, Black Mirror es la mejor muestra de que el futuro no sólo ya nos alcanzó, sino que nos está rebasando.

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