El Mecanismo de Anticitera, una computadora de la antigüedad

El Mecanismo de Anticitera, una computadora de la antigüedad
Alan Flores Soto

Alan Flores Soto

Inspiración

El 17 de mayo de 1902, un grupo de buzos se vio obligado a refugiarse de una tormenta cerca de la isla griega de Anticitera, en el mar Mediterráneo. Al día siguiente, al bucear cerca de la costa en busca de esponjas, descubrieron una colección de esculturas y un mecanismo que sería considerado la primera computadora analógica de la historia…

El naufragio tras la tormenta

El hallazgo de los buzos procedía de una galera romana que se había hundido entre los años 70 y 60 a.C., durante un viaje de Asia Menor a Roma. Fruto de la casualidad, los buzos habían descubierto una gran colección de vestigios y de los más hermosos artefactos de la Antigua Grecia.

El Mecanismo de Anticitera, fragmento A: frente

Pero entre las estatuas de bronce y mármol estaba el objeto más importante de todos: el Mecanismo de Anticitera. Debido al paso del tiempo, el amasijo de bronce se había partido en tres piezas y estaba muy deteriorado, de modo que pasó inadvertido durante dos años, hasta que el equipo del museo empezó a unir las piezas.

El primer experto en investigarlo fue el arqueólogo Valerios Stais, quien propuso que se trataba de un reloj astronómico. Su idea no fue compartida por la mayoría de sus colegas, pues las complicaciones tecnológicas eran muy avanzadas para su época; sin embargo, el tiempo terminaría por darle la razón.

Las investigaciones fueron abandonadas por las limitaciones del momento. Fue hasta 1951 que el instrumento llamó la atención del físico inglés Derek John de Solla Price, quien analizó los 82 fragmentos usando rayos X y rayos gamma, y publicó sus hallazgos en la revista Scientific American en 1959.

El Mecanismo de Anticitera, fragmento A: reverso

En 1971, De Solla Price y el físico nuclear Charalampos Karakalos realizaron radiografías y gammagrafías de las tres piezas principales, y los resultados fueron publicados en 1974 en un ensayo [1]  que establece que se fabricó entre los años 200 y 100 a.C. y describe su complejo sistema de engranajes, compuesto de ruedas dentadas y piezas que encajan entre sí.

El mecanismo y sus números

Price contó los dientes de cada una de las ruedas, a pesar de que se superponían, lo cual dificultaba la tarea; finalmente, con ayuda de imágenes bidimensionales, logró identificar dos números, el 127 y el 235, que era muy importante en la Grecia clásica.

Para los antiguos griegos, la Luna fue la mayor fuente de conocimientos sobre el universo: al observar sus fases podían predecir eventos astronómicos hasta con 19 años de anticipación y con base en ellas establecían las fechas exactas de seis importantes certámenes: los Juegos Olímpicos, los Píticos, los Ístmicos, los Nemeos, los Juegos de Dodona y los de la isla de Rodas.

El número 235 está relacionado con la fase lunar de la Luna Nueva, que se presenta cada 29.5 días, o sea 12 veces al año; si se multiplican estas cifras se obtienen 354 días, que suponen un desfase de 11 días en relación con el año solar. Pero cada 19 años, equivalentes a 235 meses lunares y 6 mil 932 días, ambas cuentas coinciden; a esto se le conoce como ciclo metónico por el ateniense Metón, quien señaló esta coincidencia alrededor del 432 a.C.

El engranaje más grande del mecanismo de Anticitera tenía 223 dientes; se cree que representaba al Sol y se usaba para predecir los eclipses, pues se suponía que 223 lunas —o meses lunares— después de un eclipse es muy probable que se presente otro.

Price construyó un modelo del Mecanismo de Anticitera, que se ponía en marcha rotando una manivela conectada a engranajes que movían el disco para seleccionar el día en el calendario, y resultaban en un cálculo simultáneo de las posiciones del Sol y de la Luna, así como de sus respectivas fases, los eclipses, las estrellas y las constelaciones.

Por si fuera poco, Price también incluyó un planetario con la Tierra en el centro y cinco planetas moviéndose a su alrededor, pues creía que el mecanismo era capaz de predecir los movimientos de los planetas. Dichos descubrimientos lo llevaron a decir: “Si el Mecanismo de Anticitera es genuino, habrá que reevaluar toda la tecnología griega. Su descubrimiento es tan importante como el de la tumba de Tutankamon”. [2

El ordenador de la antigüedad

A pesar de todo, los descubrimientos de Price no fueron reconocidos por la comunidad científica de su tiempo. Más recientemente, el especialista en ingeniería mecánica del Museo de Ciencia de Londres, Michael Wright, realizó su propio estudio del mecanismo durante veinticinco años.

Reconstrucción moderna del Mecanismo de Anticitera

Wright concluyó que la reconstrucción de Price del mecanismo era incorrecta y que se había tomado algunas libertades para llenar huecos y hacer que los cálculos astronómicos funcionaran. A pesar de los esfuerzos de muchos otros investigadores, al día de hoy se desconoce el propósito exacto del Mecanismo de Anticitera. [3

A pesar de ello, el que un artefacto con semejantes características haya sido creado hace más de dos mil años nos hace repensar la capacidad científica y tecnológica de los antiguos para construir aparatos tan complejos y precisos como este misterioso artilugio.

Esto lleva a preguntarse: si existe algo así, y fue descubierto por casualidad, ¿qué otros inventos se habrán perdido para siempre y cuántos estarán sumergidos o enterrados en algún sitio? Quizá nunca sabremos la respuesta, pero es un hecho que en muchos sentidos las civilizaciones antiguas son más cercanas a nosotros de lo que pensamos…

Cierre artículo

[1] “Gears from the Greeks. The Antikythera Mechanism: A Calendar Computer from ca. 80 B.C.”

[2] Para saber más, puedes ver The World’s First Computer: Decoding Antikythera Mechanism, dirigido por Mike Beckham.

[3] Para conocer los últimos estudios en torno a este fascinante objeto, puedes visitar el sitio oficial.

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