El principio MAYA: donde se unen innovación y popularidad

El principio MAYA: donde se unen innovación y popularidad
Guadalupe Gutiérrez

Guadalupe Gutiérrez

Inspiración

Si estás diseñando un producto, escribiendo una historia o creas contenido para internet, quizás hayas escuchado hasta el cansancio que “es necesario innovar para mantenerse vigente”. Esto significa que debes mejorar el producto para hacerlo más atractivo y, así, aumentar las probabilidades de que sea consumido, lo cual determinará en gran medida la popularidad que tendrá dicha obra o producto.

En el caso de la producción artística, no es común que se piense en la popularidad, pues no se considera esencial en el valor intrínseco de una obra; no obstante, resulta interesante preguntarse por qué determinadas obras se popularizan al grado de convertirse en un fenómeno —como es el caso de Frida Kahlo—, y otras no. ¿Será suficiente con ser totalmente diferentes a lo que ya existe en el mercado? ¿Tiene que ver la calidad de la obra? ¿O se trata de una cuestión de simple suerte?

Un grupo de investigadores de la Universidad de Tecnología Delft, en los Países Bajos, determinó en un estudio publicado en el British Journal of Psychology que la aceptabilidad de un producto innovador disminuye a medida que se aleja de lo que el consumidor encuentra familiar. A esto se le conoce como el Principio MAYA, por las siglas en inglés de “Most Advanced, Yet Acceptable” o “más avanzado, pero aún aceptable”, en español.

El principio MAYA indica que el consumidor se siente atraído por cosas que ya conoce y experimenta resistencia a lo desconocido, por lo que la innovación debe incluir elementos novedosos y conservar suficientes similitudes con el producto típico que el consumidor ya disfruta para que éste sea aceptado. Dicho principio del diseño industrial se atribuye al diseñador franco-estadounidense Raymond Loewy, un visionario en su campo que modificó exitosamente logos tan conocidos como los de Shell, Exxon y el del Servicio Postal de EU, y trabajó en el diseño del interior del Skylab, la primera estación espacial de la NASA.

Un ejemplo del principio MAYA fue el boom de las distopías futuristas tras el éxito, en 2008, del libro Los juegos del hambre de Suzanne Collins, que derivó en una trilogía; a ésta le siguieron El corredor del laberinto —The Maze Runner— (2010) de James Dashner, una saga que ya va por los seis títulos, y DivergenteDivergent— (2011) de Veronica Roth, con cuatro secuelas. Además de estas sagas, que fueron todas adaptadas al cine, están otros títulos como Delirium (2011) de Lauren Oliver, y Efímera (2011), de Lauren DeStefano.

"Divergente", de Veronica Roth

En estos casos, las sagas futuristas distópicas se volvieron el elemento familiar que el público buscaba, y la innovación radicaba en el cambio del régimen opresor y de los personajes. Con el paso de los años, el éxito de los libros que seguían esta tendencia disminuyó y así se abrió una oportunidad de mercado para historias diferentes… pero no tan distintas, según el principio MAYA.

Es posible observar el mismo patrón en el desarrollo de franquicias como Halloween, Star Wars, El señor de los Anillos y, recientemente, Evil Dead: nos gusta consumir historias que nos sorprendan, pero que no se alejen demasiado de lo que ya sabemos que nos gusta, por eso las franquicias son tan populares. Algo idéntico ocurre con las series de videojuegos —o los parches, en los juegos en línea—: se cambian algunos elementos para que el usuario tenga la sensación de novedad, pero no tantos para que siga pareciéndole familiar y teniendo deseos de jugarlo.

Entender aquello que las personas encuentran atractivo es parte fundamental de la psicología del consumidor, una disciplina que estudia el comportamiento humano en función de sus decisiones de consumo. Como nuestro cerebro busca patrones en la información visual y auditiva que recibe, hay que tener cuidado en no ofrecer el mismo estímulo repetidamente y con demasiada frecuencia —algo llamado sobreexposición—, pues esto conduce al rechazo, que tiene lugar cuando el mercado se satura con una fórmula que en su momento fue innovadora.[1]

"Una corte de rosas y espinas", de Sarah J. Mass

Otro ejemplo de innovación bajo el principio MAYA es el caso de los retellings, que son reinterpretaciones de historias que ya conocemos a las que se les cambia algún elemento importante. Tal es el caso de la popular saga Una corte de rosas y espinas, de la escritora estadounidense Sarah J. Mass, quien retoma elementos de La bella y la bestia y otras narraciones del folclor europeo, o el de los libros de Placeres violentos, de Chloe Gong, que reinterpretan el clásico de Shakespeare, Romeo y Julieta. En el 2023 aún son populares este tipo de historias, pero la tendencia ya no va en aumento. 

Sin duda, la popularidad de una obra o producto no define su calidad; pero, desde el punto de vista de la psicología de consumo, es interesante ahondar en las razones más profundas por las que algo nos gusta o por las que se van generando tendencias que se siguen a nivel global. Ahora, ¿estás dispuesto a analizar tus libros, películas, juegos y alimentos favoritos bajo el principio MAYA?

Cierre artículo

[1] Tomado del libro de Derek Thompson, Hit Makers: How to succeed in an Age of Distraction (2018).

Recibe noticias de este blog