Los Supersónicos, una de las producciones de dibujos animados más famosas del estudio Hanna-Barbera, asombrosa por su peculiar modo de retratar a una familia de clase media en un mundo ultramoderno, nos prometía que, en el futuro y gracias a la tecnología, el “hogar, dulce hogar” sería el espacio donde uno podría refugiarse de los conflictos familiares y laborales. Aunque parte de esa promesa se hizo realidad, aún no logramos sentir el bienestar psicológico que soñamos, pues la vida ahora es más estresante que nunca.
Derivada de una investigación de la fábrica de muebles escandinava IKEA, junto con asociaciones dedicadas al estudio de la salud mental, surgió la estadística “Hogares con psicología”, un estudio que busca responder qué es lo que hace que nuestra casa se sienta como un refugio frente a las adversidades cotidianas, tal como le pasaba a la familia Sónico: Súper y Ultra, los papás; Lucero y Cometín, los hijos, y hasta a Robotina, la trabajadora doméstica de metal.
Más allá de lo que uno podría pensar al respecto —por ejemplo, que un buen hogar es una vivienda lujosa y con todas las amenidades para hacernos sentir bien—, la encuesta arrojó que los humanos necesitamos cosas simples para obtener dicho bienestar. Así, el principal motivo de satisfacción en casa fue, con un 76.9 por ciento de respuestas, contar con el mobiliario necesario para llevar a cabo nuestras tareas; le siguió, sólo seis décimas abajo, disponer de una ventana o de un espacio con luz natural; además, el 68.1 por ciento de los encuestados mencionó la intimidad como un factor determinante.
Esto quiere decir que, más que tener una fuente o una cancha de tenis, los seres humanos aún se preocupan por la distribución y la iluminación de la casa. En el otro polo, el principal motivo de insatisfacción en el hogar fue tener pocos lugares para almacenar cosas, que contó con un 37.2 por ciento de respuestas; le siguieron una vista exterior desagradable, con 33.9 por ciento; y, en tercer lugar, que los espacios se sientan sofocantes, con un 33.2 por ciento.
Es probable que estudios como el que mencionamos hagan que la arquitectura del futuro se replantee y se decida volver a lo básico: espacios amplios, iluminados y bien distribuidos, con todo lo necesario en orden, y que permitan una convivencia más íntima con nuestros seres cercanos. Y por último, en lo que se refiere al trabajo doméstico, para no dejar sola a Robotina podemos aprender a disfrutar de él haciendo uso del cleanfulness, que convierte los fastidiosos quehaceres en un tranquilizante acto meditativo… pero de eso te hablaremos en la próxima ocasión.