
En la medicina existe un padecimiento llamado síndrome de fatiga crónica, el cual entre otros síntomas consiste en un cansancio extremo y prolongado que impide desempeñar las tareas cotidianas. Esta enfermedad puede postrar al paciente en cama durante días, semanas o hasta meses; pero, al parecer, no es necesario padecerla para vivir eternamente cansado, así que aquí te decimos diez malos hábitos que drenan tu energía, tu ánimo y hasta tu entusiasmo, y te mantienen en una especie de letargo permanente.
1. Mala calidad del sueño
Llegando a la edad adulta, dormir bien —es decir, entre seis y ocho horas corridas cada noche, sin muchas interrupciones, sin ronquidos ni insomnios de media noche— es casi un lujo. Sin ahondar demasiado en higiene del sueño, una habitación oscura y silenciosa, no ver TV o pantallas al menos una hora antes de ir a la cama y no cenar justo antes de acostarse, pueden ayudar a que al día siguiente despiertes descansado… y no como si te hubiera atropellado un tren.

2. Exceso de cafeína
Tomar bebidas con café, té negro, refrescos de cola o bebidas energéticas después de cierta hora de la tarde puede acarrear problemas a la hora de dormir, con la consecuente fatiga al día siguiente. Lo mejor es disfrutar de estas bebidas por la mañana para beneficiarnos del “subidón” de energía y dar tiempo a que el organismo naturalmente baje sus niveles para disponerse a ir a la cama.
3. Alimentación deficiente
¿Recuerdas la pirámide alimenticia que nos enseñan en la educación básica? Pues es un buen momento de revisarla, así como tu peso y tus requerimientos energéticos, para cerciorarte de estar ingiriendo proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales en cantidad suficiente y de forma balanceada. Recuerda que el pan dulce, los “munchies”, las botanas, los antojitos y la comida chatarra, aunque ricos y casi inevitables, aportan “calorías vacías” y no los nutrientes necesarios para que tengas energía a lo largo del día.
4. Estrés
Vivir constantemente preocupados, enojados, con miedo o con incertidumbre activa mecanismos de defensa en nuestro organismo, tales como la segregación de adrenalina y cortisol; esto nos mantiene en alerta permanente, tensa nuestros músculos e impide que descansemos propiamente, lo cual a la larga impacta negativamente en nuestros órganos y nos resta vitalidad.

5. Falta de ejercicio
“¡Pero si me la paso todo el día de arriba a abajo!”, casi puedo oír decir a muchos lectores en medio de sus peripecias cotidianas. Pero para que el ejercicio sea tal debe consistir en una actividad física intencionada, frecuente, prolongada, intensa o, incluso, extenuante; y aunque parezca contradicción, este ejercicio físico constante aumenta tus niveles de energía, brinda una gran relajación física y mental, y una sensación de satisfacción por la liberación de endorfinas; además, si lo haces por la mañana, te deja “prendido” para el resto del día.
6. Demasiada azúcar añadida
Los alimentos y las bebidas dulces son casi adictivos; pero, poco después del súbito incremento energético que proporcionan, sobreviene una especie de “bajón” en el que te sientes más cansado que al principio. Así pues, bájale a las cucharadas de azúcar y al refresco, y sustitúyelos por azúcares naturales como los de la miel de abeja o de agave, y los de las frutas.

7. Alcohol y drogas
No estamos aquí para juzgar a nadie, pero el abuso de estas sustancias en casi todos los casos provoca que a la mañana siguiente sientas una resaca —que puede ser tolerable o desastrosa— y una especie de “niebla” en tu mente y tu cuerpo. Tú sabrás qué, cuánto y cuándo consumir, pero es un hecho que tu rendimiento corporal y cerebral se ven afectados por lo que bebes, fumas o inhalas.
8. Deshidratación
Esto es importante, pues muchas veces los síntomas adjudicados a la fatiga —jaqueca, boca reseca, dolor muscular, sensación de mareo leve y hasta un poco de náusea— pueden deberse a que no estás bebiendo la suficiente cantidad de agua. ¿Es cierto lo de un mínimo de ocho vasos? Los médicos aún discuten. Pero si al orinar tus fluidos son densos y de un amarillo intenso o casi naranja, no necesitas hacer muchos cálculos para determinar que debes beber más agua.
9. Sobrepeso
En días en los que la “gordofobia” y el fat shaming están en boca de mucha gente, este es un tema delicado. Pero no se necesita ofender a nadie ni ser un genio para entender que se requiere de un mayor gasto energético para desplazar cinco, diez o más kilos “extra” a lo largo del día, y que esto repercutirá en tu nivel de energía restante. Sólo por eso, vale la pena considerar el asunto…
10. Explotación laboral
Es común en nuestros tiempos que la fuerza trabajadora cubra turnos dobles, labore horas extra o realice labores adicionales, no por gusto sino para “completar la quincena”. Esto no es nada nuevo, pero se ha comprobado que trabajar hasta dieciséis horas continuas al día o en turnos nocturnos —y, de pilón, tener que atender cualquier correo, llamada o mensaje en nuestras horas de descanso— tiene graves efectos en la salud, genera trastornos del sueño y, claro, baja energía.
