Una buena historia puede consistir en unas cuantas palabras o en cientos de páginas escritas. En ambos casos se narran las peripecias de uno o varios personajes con características variables: puede tratarse de héroes, villanos, mártires o, incluso, de monstruos o fenómenos. Como sea, no hace falta una gran extensión de texto para contar un relato lo suficientemente bueno como para que el lector se mueva azarosamente entre sus páginas; lo importante, además de la anécdota, es la forma en que ésta se cuenta y el efecto que se produce con ambos elementos. Es ahí donde radica la función más importante del cuento: expandir lo más posible la imaginación del lector.
Ahora, ¿cómo es que un cuento logra tener un impacto especial en sus lectores? No existe una sola respuesta, pero sin duda la existencia de estas narraciones cortas, que siguen escribiéndose y leyéndose hasta hoy —y que tal vez nacieron en algún momento de la Antigüedad la primera vez que alguien contó una hazaña sorprendente o emocionante a sus compañeros, quizá sentados alrededor de una fogata—, obedece a la necesidad humana de crear o asomarse a personajes, situaciones y universos muy distintos a los que se experimentan todos los días. Por ello, en esta ocasión te comparto tres ejemplos de colecciones de cuentos a las que es recomendable acercarse y dejarse llevar por sus tramas… hasta donde tus pensamientos te transporten.
H. P. Lovecraft – Los mitos de Cthulhu
Howard Phillips Lovecraft nació a finales del siglo XIX. Tuvo una infancia complicada: fue un niño enfermizo y solitario, así que en lugar de jugar en exteriores como los demás niños, pasaba mucho tiempo en la biblioteca de su abuelo leyendo libros de astronomía, mitología griega, cuentos de hadas y novelas góticas y policiacas. Esto fue el inicio de su formación como escritor del género fantástico y del llamado horror cósmico, que además incluye elementos propios de la ciencia ficción.
De entre su obra destaca Los mitos de Cthulhu, una serie de relatos ubicados en un tiempo antes de que existiera la vida —como la conocemos hoy— en la Tierra, la cual estaba poblada por criaturas llamadas “los primigenios”. En estos mitos se cuenta que dichos seres fueron desterrados a diversos sitios como tierras sumergidas, las apartadas regiones polares, bosques inexplorados y otras dimensiones. Y aunque los primigenios viven ocultos, es gracias a su capacidad de comunicarse con los humanos que dan lugar a las leyendas y cuentos sobre dioses, espíritus y demonios.
Los mitos de Cthulhu constituyen una obra colectiva iniciada y dirigida por Lovecraft, y ampliada por un grupo de amigos con quienes sostenía correspondencia, llamado el Círculo de Lovecraft. Cada uno de los miembros del grupo fue bautizado con un sobrenombre exótico: Belknapius, Melmoth o Klarskash-Ton; el mismo Lovecraft tuvo sus pseudónimos: el sumo sacerdote Ech-Pi-El —por sus iniciales en inglés— o Luveh-Kerapf. Para añadir sabor a la leyenda, se dice que varios de estos autores se volvieron locos, se suicidaron o fueron asesinados en circunstancias extrañas.
Finalmente, vale la pena resaltar un elemento que sigue dando lugar a muchas leyendas: los libros malditos. El más famoso de éstos es el Necronomicón, supuestamente escrito por el árabe loco Abdul Al-hazred, que en realidad es otro sobrenombre de Lovecraft. De este libro sobresalen los relatos “La ciudad sin nombre”, “La llamada de Cthulhu”, “En las montañas de la locura” y “El horror de Dunwich”, entre otros.
Edgar Allan Poe – Cuentos completos
Han pasado más de doscientos años desde el nacimiento de este escritor estadounidense que es, sin duda, uno de los más relevantes en la historia de la narrativa moderna y uno de los grandes maestros del relato corto. El estilo narrativo de Allan Poe influyó a un buen número de escritores de la talla de Arthur Conan Doyle, Julio Cortázar —quien también fue su mejor traductor al español— y Franz Kafka. Y esto no es para menos: Poe fue un precursor de la forma moderna de narrar historias, con un estilo único que le da tal fuerza a sus historias que, incluso hoy día, siguen siendo capaces de generar la atmósfera necesaria para transportarnos a escenarios y situaciones increíbles.
Estas narraciones extraordinarias permiten entrever la gran inteligencia que tenía Poe para establecer o sugerir conexiones entre todo aquello que nos parece cotidiano y ese espacio fantástico donde conviven monstruos, muertos que vuelven a la vida y seres de leyenda que se comunican con nosotros de maneras por demás insospechadas. Algunos de los mejores relatos cortos de Allan Poe que forman parte de esta recopilación son: “El pozo y el péndulo”, “El gato negro”, “La máscara de la muerte roja”, “La barrica de amontillado” y “El corazón delator”, entre varios más. En los cuentos de Poe siempre hay cabida para la locura, la desesperación, la venganza, los crímenes, la muerte y el regreso de ésta; también, hasta cierto punto, el escritor nacido en Baltimore fue uno de los precursores del relato policiaco —”El escarabajo de oro”, “Los crímenes de la calle Morgue”— y de la ciencia ficción —“Coloquio entre Monos y Una”. Gracias a su ingenio y su afilada pluma, este escritor se adelantó a su tiempo —razón por la que no fue muy apreciado entre sus compatriotas— y marcaría la pauta para las nuevas generaciones de escritores.
Alfred Hitchcock – Antología de cuentos siniestros I y II
Por último, pero no por ello menos importante, quisiera recomendarte un libro de un personaje singular, con justicia llamado el “Maestro del suspenso”. Este brillante director y guionista de varias películas que siguen retorciendo las tripas de quienes disfrutamos del cine clásico de misterio, tenía también su propio show de televisión, el cual presentaba con su silueta redondeada y una conocida rúbrica musical. Ya lo has adivinado: hablamos de Alfred Hitchcock.
El cineasta británico, quien se mostraba fascinado por todo lo que le remitiera al terror, publicó un libro titulado Antología de cuentos siniestros o Cuentos para leer con precaución —por su título en inglés—; éste después aparecería editado en dos volúmenes que recopilan una excelente colección de historias diversas pero que comparten un solo hilo conductor: que el lector llegue al punto de tener miedo de pasar a la siguiente página. Los relatos contenidos en este libro fueron publicados originalmente en la revista Alfred Hitchcock´s Mystery Magazine entre 1958 y 1974; en ella, una pléyade de escritores, tanto noveles como experimentados, compartían sus historias llenas de ingenio y maestría narrativa. Ejemplo de ello son autores como Stephen Wasylyk, Amy Barret o C. B. Gilford —quien posteriormente recibiría el premio Mystery Writers of America por su relato “La dama asustada”.
Resultaría imperdonable no advertirte que, aunque seas un lector prudente, debes tener cuidado al pasar de un relato a otro en estos libros. Si tomas en cuenta este consejo, serás recompensado con grandes revelaciones.