Por cada creación artística —ya sea literaria, musical, fílmica o arquitectónica— que se completa, debe de haber una gran cantidad de obras inacabadas. Quizá en algún lugar exista un universo paralelo lleno de obras nonatas, de proyectos sin concluir, de frutos sin existir. Los motivos de la interrupción pueden ser todos los que se te ocurran: proyectos nuevos, guerras, conflictos económicos o sociales o sentimentales o políticos, depresión, locura o muerte.
La mayoría de las obras que pertenecen a esta categoría se pierden o se olvidan; pero existen algunas joyas que se consideran obras maestras incompletas. A continuación te presento tres casos —uno literario, otro arquitectónico y, finalmente, uno musical— en los que la muerte del autor fue el factor que interrumpió la creación artística.
El misterio de Edwin Drood, de Charles Dickens
Este es un auténtico misterio sin resolver. Charles John Huffam Dickens era uno de los escritores más famosos y polémicos en lengua inglesa al momento de su muerte, el 9 de junio de 1870. Comenzó su carrera como taquígrafo y reportero en el Parlamento inglés, y vivió una vida de acuerdo a su carácter apasionado y controvertido. Fue el primer escritor que logró que sus editores le pagaran un porcentaje por derechos de autor y una cantidad extra en caso de que la obra se convirtiera en un éxito de ventas.
El último libro que escribió, su decimoquinta novela titulada El misterio de Edwin Drood, es una historia de crímenes que se publicaba en episodios en una revista londinense. Dickens ya había realizado las primeras veintitrés entregas a la imprenta y estaba cerca de terminar la novela, pero murió de súbito y sin dejar notas sobre el argumento, de modo que nunca se resolvió la incógnita planteada en la trama del libro: la identidad del asesino, que se convirtió en uno de los enigmas literarios más célebres de la historia, el cual ha sido llevado a diversas adaptaciones televisivas, teatrales y cinematográficas, y fue incluso aludido por Jorge Luis Borges.
A lo largo del tiempo, varios escritores han intentado darle un final al libro, y en ocasiones las circunstancias y situaciones en que lo hicieron han sido insólitas. Una de las más singulares sucedió en 1873, cuando un hombre llamado Thomas James sostuvo que, poseído por el espíritu de Dickens, había escrito una conclusión al libro; al tiempo, algunos escritores elogiaron la versión de James por su notable parecido con el estilo de escritura de Dickens, y durante un tiempo su versión de la historia circuló en los Estados Unidos como la versión definitiva del libro. Pero la verdad es que jamás conoceremos el final que Dickens tenía en mente.
La Sagrada Familia de Antoni Gaudí
Además de ser el símbolo más icónico de Barcelona, y el más impresionante templo católico en permanente construcción, la Sagrada Familia es sin duda uno de los proyectos arquitectónicos inconclusos más famosos de la historia. Esta gigantesca catedral católica romana lleva en proceso de construcción desde 1882; fue diseñada por el famoso arquitecto Antoni Gaudí y, a pesar de no haber sido terminada, es considerada su creación cúspide. En el diseño de la Sagrada Familia todo es aritmético y matemático: en su interior no hay una sola línea recta —dijo Gaudí alguna vez: “la recta es del hombre; la curva es de Dios”—, las columnas que la sostienen emulan árboles y toda su estética imita la arquitectura de la naturaleza.
Gaudí trabajó en la Sagrada Familia durante cuarenta años y murió antes de completarla, el 10 de junio de 1926, en circunstancias extrañas: fue arrollado por un tranvía a 10 kilómetros por hora. El proyecto fue retomado por sus asistentes, quienes continuaron trabajando en él incluso después de que los apuntes de Gaudí fueran destruidos durante la Guerra Civil Española; por esa razón, nunca podremos verla como su creador la imaginó.
El proyecto de la Sagrada Familia ha pasado por varios cambios, arquitectos y constructores, y al día de hoy sigue sin ocuparse activamente como iglesia. Sin embargo, es la atracción turística más famosa de Barcelona y el monumento más concurrido de España: más de tres millones de personas al año la visitan. En 2005, su fachada y su cripta fueron incluidas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Se tiene previsto finalizarla en el año 2026: un siglo después de la muerte de su creador y ciento cuarenta y cuatro años después de haber sido colocada la primera piedra.
El Réquiem de Wolfgang Amadeus Mozart
Es una de sus obras más famosas y nunca la terminó. Mozart vivió una corta pero muy fructífera vida, y murió mientras trabajaba en su célebre Réquiem. Al día de hoy, un sinnúmero de mitos y una atmósfera de misterio la envuelven, lo que le aporta un especial encanto.
Según la leyenda, poco antes de su muerte el 5 de diciembre de 1791, Mozart fue contactado por un misterioso desconocido vestido completamente de negro o de gris, que afirmaba visitarlo en representación de un amo que deseaba conservar el anonimato. El encargo del extraño visitante fue escribir un Réquiem —que es una pieza que suele interpretarse en la misa de difuntos— para el servicio fúnebre de la recién fallecida esposa de su patrón. Mozart, enfermo de un padecimiento no identificado, tomó la tarea al parecer como un signo de su muerte inminente e incluso llegó a creer que la pieza que componía era en realidad para su propio funeral. Murió antes de terminarla.
La historia cuenta que el genial músico recibió un adelanto del pago por la composición; tras su muerte, la viuda trató de contratar en secreto a alguien más para que terminara la pieza y así obtener el resto del dinero. La obra fue terminada por uno de sus estudiantes, Franz Xaver Süssmayer, y fue entregada al hombre misterioso, quien resultó ser un enviado de un conde austríaco llamado Franz Von Walsegg, conocido por encargar obras musicales en secreto y luego hacerlas pasar por sus propias composiciones. La viuda de Mozart, Constanze, identificó la pieza como de la autoría de su esposo.
La historia del Réquiem, una de las composiciones más relevantes de la historia de la música, está impregnada de información no comprobada. Aunque algunas interpretaciones, como la obra de teatro Amadeus, de Peter Shaffer —llevada al cine por Milos Forman en 1984— presentan otras versiones de la historia, hasta el día de hoy ignoramos muchas cosas, desde cuáles secciones fueron modificadas o agregadas más tarde, hasta el motivo de la paranoia del célebre músico en sus últimos días.
Y tú, ¿qué opinas acerca del misticismo que envuelve a estas obras? ¿Qué otras obras maestras inconclusas conoces?