Henri Matisse —dibujando con tijeras—

Henri Matisse —dibujando con tijeras—
Zaira Torroella Posadas

Zaira Torroella Posadas

Creatividad

En realidad, sólo existe Matisse.
Pablo Picasso

Ayer por la tarde, mientras recortaba figuras de distintos colores para la tarea de mi hija, recordé la técnica que inventó el artista francés Henri Matisse (1869-1954) durante los últimos años de su vida, que consistía en “dibujar” utilizando tijeras. Una vez que sus ayudantes recubrían de gouache —pintura diluida en agua de apariencia opaca— las hojas de papel, Matisse las recortaba directamente, sin un boceto previo. Así, el pintor definía el contorno y la superficie coloreada de forma simultánea; es decir, dibujaba directamente en el color. Durante esa época, el papel se convirtió en su principal material artístico pues, según él, las tijeras pudieron “adquirir más sensibilidad de trazado que el lápiz o el carboncillo”.

¿Qué originó dicha técnica?

A sus casi ochenta años de edad, Matisse desarrolló cáncer intestinal y tuvo que someterse a una operación que le dejó graves secuelas; entre ellas, debía usar un corsé metálico para mantenerse en pie, y no podía soportar esa postura por mucho tiempo. Postrado en cama, aquejado por la enfermedad y sin la posibilidad de desplazarse libremente, añoraba su jardín, por lo que decidió recrearlo. Sobre la mesilla de noche guardaba unas tijeras largas —como las que usan las costureras—, y siempre tenía a la mano tiras de papel pintadas por sus leales ayudantes de verde, azul, amarillo, rojo y naranja. “Como me tengo que quedar tumbado gran parte del día, he decidido fabricarme un pequeño jardín a mi alrededor donde pueda caminar con mi imaginación”, le confesó en 1952 al escritor André Verdet. “Ahí tengo las hojas, las frutas y hasta un pájaro”. En una carta a su amigo André Rouveyre, escrita unos años antes, ya había admitido su devoción por los gouaches découpées —papeles pintados recortables—, así como su gusto por recortar día y noche tiras de papel con la pasión de un niño pequeño.

Henri Matisse, 'Icaro' (1943-1946)

El recorte le otorgó alas a Matisse: “Ya no necesito un pincel que se deslice por el lienzo. Me basta con unas tijeras que corten el papel y el color. El contorno de la figura brota como un descubrimiento de las propias tijeras, que le dan el movimiento circular de la propia la vida […]. No sé hasta dónde llegaré con estos recortes, pero el resultado puede ser más importante de lo que parece”.

Jazz:un libro de Henri Matisse

Henri Matisse es considerado uno de los pintores clave de las vanguardias plásticas del siglo XX. Iniciador del movimiento fauvista[1] , utilizó el color como elemento decisivo en la configuración del espacio. Al respecto, decía: “No me es posible pintar servilmente la naturaleza, la cual me veo forzado a interpretar y a someter al espíritu del cuadro. Cuando he encontrado todas mis relaciones de tonos, debe resultar de ello un acorde cromático vivo, una armonía análoga a una composición musical”.

Henri Matisse, 'Blue Nude (I)' (1952)

En 1947, Matisse publicó un extraordinario libro titulado Jazz, una colección de veinte láminas creadas con papeles recortados y textos escritos a mano por el propio artista. Dicha obra no sólo popularizó su nombre en todo el mundo, sino que, al ser un trabajo original, vanguardista y de una especial belleza, se convirtió en un hito del arte moderno.

Las obras de Matisse siempre tuvieron cierta música oculta, manifestada en la obsesión por tocar y retocar el mismo tema en una sinfonía infinita y colorista, donde el color es lo que el sonido para los músicos. El artista francés afirmaba que, al pegar los recortes en el papel, la influencia ejercida entre las formas —ya sea por la cercanía o la lejanía— debía resultar armoniosa; de lo contrario, se obtendría una cacofonía. Para él, Jazz fue una mezcla de ritmo y significación.

A dibujar con tijeras…

En su lecho de muerte, Matisse pronunció las siguientes palabras: “El artista nunca debe ser prisionero de sí mismo”. Y Jazz fue la demostración de ese aforismo que buscar reivindicar la libertad como ingrediente fundamental del arte: “Creo que nunca he encontrado un equilibrio en mi obra como el que he conseguido creando con estos papeles. Sé que, cuando pase un tiempo, la gente se dará cuenta de que el trabajo que estoy haciendo hoy es un paso hacia el futuro”.

Por todo lo anterior, los invito a crear un mundo de formas insospechadas con papeles de colores y un par de tijeras. Como Matisse, podrían organizar una jam session[2] con los recortes resultantes…

Henri Matisse en su estudio
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[1] Junto con otros artistas, Henri Matisse expuso su obra en 1908 en el Salón de Otoño. La crítica de París calificó a este grupo como fauves —fieras salvajes—, de ahí el nombre de fauvismo, que desde entonces comenzó a utilizarse para designar a este movimiento decisivo en la evolución de las artes del siglo XX. El fauvismo se caracteriza por el uso estridente del color, la distorsión de las formas y su sentido expresionista.

[2] Una jam session es una sesión informal de músicos —a menudo, de jazz— con afinidad temperamental que improvisan, para su propio disfrute, música no escrita ni ensayada previamente.

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