‘Corazón’, un libro para Navidad

'Corazón', un libro para Navidad

Pita Escalona

Inspiración

Mamá insistía en que leyera uno de aquellos enormes libros. Tomos gruesos con demasiadas páginas y sin un solo dibujito. Pertenecían a una colección de libros para niños comprada a un vendedor de puerta en puerta. Cada volumen contenía tres títulos de historias, al parecer famosas, pero ninguna de mi interés. Prefería salir a jugar al patio o a la calle en vez de sentarme, como hubiera querido mamá, de espaldas a la ventana y con el libro en el regazo.

Mujercitas, Tom Sawyery Corazón, diario de un niño eran los títulos de uno de aquellos tomos. Mamá comenzó a contarme la historia del primero… “Son unas niñas que viven con su mamá…” Y fue interrumpida por mi hermana, quien ya lo había leído: “¡Beth se muere!”, dijo en voz alta.  “Qué tristeza, para qué leer eso, si acaba uno llorando”, comenté.

Me gustó el relato de Tom Sawyer porque era un niño solitario y muy bien educado, que comenzó a juntarse con un niño muy despierto, quien, luego de mostrarle vivencias nuevas y hacerlo partícipe de emotivas aventuras, lo metía en líos. Pero ese libro del corazón, ni ganas tenía de saber de qué trataba. Imaginaba al corazón del niño latiendo sin descanso, hasta que de repente se detenía y el chiquillo dejaba de existir. Una tragedia.

A más de cuarenta años de haberme negado a la lectura del libro de Edmundo de Amicis, puedo decir con orgullo que ayer lo terminé. Una grata experiencia resultó portarlo a todas partes y observar la expresión de las personas al ver el título: sonreían, suspiraban, me lo quitaban de las manos, lo hojeaban y hubo quien me comentó que en la primaria hasta lo recitaba.

Confieso que no entendí el título a la edad de siete años. Tal vez no supe hacer la debida pausa en la coma o mi imaginación me traicionó llevándome por el camino de la anatomía; quizá si le hubieran colocado el artículo ‟el” delante de la palabra ‟diario”, le hubiera dado otro sentido… Corazón, el diario de un niño.

Portada del libro 'Corazón, diario de un niño', de Edmundo de Amicis

Un diario en realidad es eso. ¿A quién no le interesa leer un diario? Es la máxima intimidad escrita por una persona para ser leída por sólo unos cuantos. Muchas historias de diarios han sido llevadas al cine o a la televisión, y las de diarios infantiles se han convertido en series muy exitosas, como la historia de Laura Ingalls, que en realidad es el nombre de la escritora de la serie Los pioneros; la vida de Kevin en Los años maravillosos; o las vivencias de la familia Alcántara en la transición del franquismo en la serie española Cuéntame cómo pasó.

Así, Edmundo de Amicis (1846-1908), cuentista, poeta, periodista y narrador, nos muestra una historia a través de un diario. Comienza cuando el protagonista, Enrique, se presenta en la escuela el primer día de clases, luego de unas largas vacaciones en el campo, para cursar el cuarto grado de primaria. La emoción de sentir el recinto, de reconocer los olores de los pasillos y las aulas, de reencontrar a los compañeros, de saludar al maestro querido del año anterior, de conocer a quien será su nuevo maestro y de sentirse un poco más grande al tener que subir al primer piso para ocupar su pupitre en otro salón.

Vivencias que nos remontan, sin duda alguna, a nuestra niñez; a pesar de haber transcurrido más de un siglo de su publicación, Corazón, diario de un niño sigue vigente. A lo mejor no es tan interesante para un niño en la actualidad, porque tal vez le cueste trabajo entender ciertas costumbres de aquella época, ahora en desuso, pero podría asegurar que cuando sea mayor, su lectura le hará recordar su paso por la primaria.

Corazón, diario de un niño se compone de anécdotas transcurridas en el lapso de un ciclo escolar contadas por el propio Enrique. Engloba, además de episodios escolares, vivencias en casa, fuera de la escuela, consejos paternales y un cuento mensual que se leía en el salón de clases a modo de lección dada por el maestro, quien siempre tenía una lectura que ofrecer de acuerdo a algún hecho presenciado o protagonizado por sus alumnos. Ese cuento era siempre un testimonio escrito por un niño.

A los treinta y seis años de edad, Edmundo de Amicis vive la unificación de su país, Italia. La ve convertirse en una república independiente, antes dividida en provincias dominadas por Francia y Austria. Él toma de ese hecho, al igual que otros autores italianos de la época, el sentimiento nacionalista. Como oficial del ejército participó en acciones bélicas entre 1866 y 1870. Posteriormente dirigió el diario L’Italia Militare, pero al cabo de un tiempo decidió dedicarse a la tarea literaria y escribió La vida militar, Nouvelle, Los amigos y La romanza de un maestro.

Corazón, diario de un niño refleja el entorno de Edmundo de Amicis, su vida en una época de muchos movimientos políticos, militares y sociales. Lucha a favor de las causas nobles y de la justicia. Esa inquietud en ciertos momentos la encarna el maestro del cuarto grado, quien es rígido y serio con los alumnos, pero cariñoso y ecuánime en los momentos que se requiere.

Edmundo de Amicis plasma los problemas sociales existentes en la apenas unificada Italia, donde aún hay rencores entre algunas provincias. Su estilo es sencillo y claro. Se trata de una obra con tintes didácticos de carácter filosófico y moral que explica las causas y las consecuencias de los hechos históricos; además, resulta interesante observar como el autor enlaza un capítulo con el siguiente:

“…Apenas el calabrés ocupó el asiento, los que estaban cerca lo obsequiaron con plumas y figuritas; un chico del último banco le hizo llegar una estampilla de Suecia.”

Mis compañeros

Martes 25

“El chico que le regaló al calabrés la estampilla de Suecia es el que más me agrada. Se llama Garrone…”

Un libro entrañable, ideal para leer con nostalgia durante la época navideña. Por el valor universal de cada uno de sus personajes ha sido traducido a casi todos los idiomas y es considerado un clásico de todos los tiempos.

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