Los insectos son los seres vivos más exitosos en la historia de la vida sobre la faz de la Tierra. Hasta hoy, de las 2 millones 45 mil 652 especies descritas de seres vivos, 952 mil 776 de ellas —es decir, 46.57%— corresponden a insectos. Los primeros de ellos aparecieron hace más de 400 millones de años y su éxito evolutivo se debe, en parte, a su diseño o plan corporal: un cuerpo protegido del entorno por un esqueleto externo —o exoesqueleto, casi siempre endurecido— y dividido en tres segmentos diferenciados —la cabeza, el tórax donde se hallan tres pares de patas y en ocasiones uno o dos pares de alas, y el abdomen.
Se ha estimado que aún existen millones de especies por describir; sin embargo, la pérdida voraz de las selvas tropicales y de otros ambientes naturales ha provocado que miles de ellas se extingan sin haber sido nunca conocidas por la humanidad, de modo que jamás sabremos los beneficios que proporcionaban a otras formas de vida y a la misma sobrevivencia de la Madre Tierra.
Los insectos nos cautivan, no sólo por las valiosas funciones que cumplen en la ecología del planeta, sino también porque sus formas y colores los convierten en seres hermosos y atractivos a la vista. Aquí unas imágenes asombrosas de ellos: de la 1 a la 3 fueron capturadas con microscopio estereoscópico, apiladas en Helicon Focus y editadas en Photoshop; y de la 4 a la 8 fueron obtenidas con una cámara réflex y la técnica de apilamiento de imágenes (focus stacking).
1. Colobogaster puncticollis
(Foto: Cortesía Dr. Eduardo Rafael Chamé Vázquez, El Colegio de la Frontera Sur)
Se le conoce como escarabajo joya por sus colores metálicos. Esta especie combina el negro de las alas —llamadas élitros, son un primer par de endurecidas alas que protegen a un segundo par de alas membranosas— con tonos opalinos y verdosos de la parte anterior del tórax, la cabeza y las patas de matices azules.
2. Berosus punctatissimus
(Foto: Cortesía Dr. Eduardo Rafael Chamé Vázquez, El Colegio de la Frontera Sur)
Esta es una especie de coleóptero o escarabajo que vive en ambientes acuáticos, principalmente de agua dulce. Se aprecian sus patas modificadas a manera de remos, que le ayudan a propulsarse eficientemente por el medio líquido.
3. Pseudocanthon perplexus
(Foto: Cortesía Dr. Eduardo Rafael Chamé Vázquez, El Colegio de la Frontera Sur)
Se le llama escarabajo estercolero por alimentarse de excremento —o sea, es coprófago— y también se le conoce como “rueda cacas”, “rodador” o “vaquero”, por su capacidad de dar forma esférica —de unos 10 milímetros de diámetro— a trozos de excremento que rueda por el suelo con sus patas traseras.
4. Derobrachus inaequalis
(Foto: Cortesía Mtro. Enrique Ramírez García, Estación de Biología Chamela, Universidad Nacional Autónoma de México)
Esta especie de escarabajo pertenece al grupo de los longicornios, por sus largas antenas. Destacan sus ojos, formados por decenas de pequeñas células llamadas omatidios, las cuales le permiten percibir la luz y el movimiento.
5. Desmiphora hirticollis
(Foto: Cortesía Mtro. Enrique Ramírez García, Estación de Biología Chamela, Universidad Nacional Autónoma de México)
El nombre científico de este escarabajo longicornio explica en parte su morfología, ya que la palabra latina hirticollis se traduce como ‘la del cuello velludo o peludo’. Se observa que casi todo su cuerpo está cubierto por densos pelos, como si se tratara de un escarabajo aborregado.
6. Neoscelis dohrni
(Foto: Cortesía Mtro. Enrique Ramírez García, Estación de Biología Chamela, Universidad Nacional Autónoma de México)
Las tonalidades iridiscentes de color verde oscuro azulado en este escarabajo, endémico[1] del centro y occidente de México, lo hacen ver majestuoso. El ejemplar de la imagen es un imponente macho con un largo primer par de patas y la cabeza coronada por una proyección a manera de cuernos, los cuales pueden ser usados en el combate con otros machos por las hembras.
7. Polycesta variegata
(Foto: Cortesía Mtro. Enrique Ramírez García, Estación de Biología Chamela, Universidad Nacional Autónoma de México)
El contraste con un fondo oscuro resalta los relieves corporales y el tono jaspeado de este escarabajo, cuyo fulgor lo hace lucir como si fuera una joya de gran valor. De hecho, los élitros o alas endurecidas de estas especies son apreciados como verdaderas “piedras preciosas” en algunas comunidades amerindias de Colombia, pues las emplean para adornar sus collares.
8. Platydracus fulvomaculatus
(Foto: Cortesía Mtro. Enrique Ramírez García, Estación de Biología Chamela, Universidad Nacional Autónoma de México)
Su nombre científico se traduce como “dragón ancho de manchas amarillas”, pero se le llama escarabajo vagabundo o errante. Su cuerpo luce aterciopelado por su intensa coloración azul violeta con llamativos puntos color salmón a ambos lados de los cortos élitros. Se le encuentra en México y Centroamérica.
[1] Que sólo existe en ese lugar y en ningún otro.