Inteligencia artificial para dibujar, pintar e ilustrar

Inteligencia artificial para dibujar, pintar e ilustrar
Francisco Masse

Francisco Masse

Inspiración

Yo, que algún tiempo de mi vida practiqué el dibujo a mano alzada, creo que el sueño de cualquier ilustrador sería tener “el superpoder” de que la imagen que tiene en la mente se plasmara en el papel con sólo pensar en ella. Y algo de lo más reciente en la escena del desarrollo tecnológico nos acerca a esta idea: hablo de apps como Lensa y Midjourney, las cuales usan inteligencia artificial para que cualquiera pueda crear ilustraciones a partir de fotos o de comandos escritos, incluso sin contar con un entrenamiento artístico formal.

Lensa es una app para móviles Android e iOS desarrollada por la empresa Prisma Labs., y se trata de un editor de fotografías especializado en retoque de selfies. En las primeras semanas de diciembre de 2022 se hizo viral en el mundo debido a una de sus características: los avatares mágicos o magic avatars, que permiten convertir nuestros autorretratos en ilustraciones estilo sci-fi, anime o cómic, dejándonos como personajes fantásticos salidos de un libro o de una película.

Puedes encontrar ejemplos de Lensa aquí y aquí.

Según se lee en reseñas, Lensa funciona a partir de un modelo de fuente abierta llamado Stable Difussion, y sus llamativos avatares están siendo usados a diestra y siniestra en redes sociales. Al momento de escribir este artículo, la tienda de Google Play registraba más de diez millones de descargas de esta app, y su popularidad ha hecho que otras apps de arte generado con inteligencia artificial estén en el Top 100 de las más compradas al final de este 2022.

El gran atractivo de esta app es que uno puede “crear” fotos de perfil en las que luce como una mujer cyborg, una hermosa hada, un temible demonio o un musculoso elfo, y que éstas parezcan haber sido ejecutadas por un experto en el acrílico o el aerógrafo, con su indiscutible retoque digital para un efecto aún más deslumbrante. Desde luego, los resultados no siempre son los esperados y ya hubo algunos tropiezos: por ejemplo, una usuaria se quejó de que la app “la desnudó” y “sexualizó” sus selfies sin su consentimiento expreso, y hasta el presidente de la desarrolladora ha tenido que salir a dar la cara por el incidente.

A diferencia de la exitosa Lensa, cuyas sofisticadas imágenes ya debes de haber visto por ahí a estas alturas, la otra aplicación que menciono no es tan popular, no se instala en un móvil ni es tan amigable en su uso; para acceder a ella, debes tener una cuenta de Discord —una plataforma de mensajería y voz muy popular entre la comunidad gamer— con la que puedes unirte a comunidades llamadas servidores, y es al entrar al de Midjourney que empieza la magia.

En el sitio web de Midjourney se lee que son “un laboratorio de investigación independiente que explora nuevos medios de pensamiento y expande los poderes de la imaginación de la especie humana”. Y de lo que deseo hablar aquí es de su bot interactivo que utiliza tecnología de machine learning para generar imágenes de arte a partir de textos.

En otras palabras, Midjourney es como chatear con un artista que, a partir de la descripción escrita que le das, trata de adivinar lo que estás imaginando y te regala una ilustración digital creada a partir de las palabras que usaste, las cuales se conocen como prompts y son la base creativa en esta plataforma.

Puedes encontrar ejemplos de Midjourney aquí, aquí y aquí.

Lo más sorprendente de Midjourney es que, como está basado en aprendizaje automático que permite que la máquina aprenda sin ser expresamente programada para ello, con cada interacción los resultados son cada vez más realistas, precisos y artísticamente expresivos. Sin haberse viralizado como Lensa, las IA de este tipo han generado comunidades de artistas y de “creadores” que exploran las posibilidades casi infinitas que ofrecen, y todo sin tener que haber tomado clases de pintura, de color, de perspectiva o del uso de Photoshop, y sin tener que practicar largas horas con lápices, pinceles o la tableta gráfica.

Pero, con todo lo deslumbrante que resulta esto, uno no puede evitar escuchar a la “voz de la conciencia” que señala lo obvio: que los recursos de IA para generar, corregir, retocar y convertir imágenes digitales están diluyendo las fronteras de lo que se conoce como creación artística. Porque, siendo honestos, no faltará quien opine que todo esto es una tomada de pelo, que el software hace todo para que uno tenga la ilusión de ser quien está “creando” —por eso las comillas—, y que aquel o aquella que se sientan “artistas” sólo porque oprimen unos botones y teclean unas cuantas instrucciones son candidatos para una evaluación psicológica. O tú, ¿qué opinas?

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