Inteligencia artificial y arte, ¿amigas o enemigas?

Inteligencia artificial y arte, ¿amigas o enemigas?
Alan Flores Soto

Alan Flores Soto

Es muy posible que últimamente te hayas enterado de que muchos artistas están protestando, a través de sus redes sociales, en contra del uso de la inteligencia artificial (IA) en el arte. Y como las repercusiones de esta tecnología son un tema de discusión cada día más relevante en la sociedad contemporánea, en este artículo exploraremos algunos de los principales argumentos a favor y en contra de la presencia de IA en el arte, así como algunas ideas sobre cómo ambas pueden coexistir y colaborar en el futuro.

Antes de enlistar dichos argumentos, vale la pena decir que aunque las artes son una forma de expresión humana que ha existido desde hace muchísimos siglos y la IA es una tecnología relativamente nueva cuyo uso se ha popularizado en el siglo XXI, ambas han estado en constante evolución y transformación. Sin embargo, la reciente interacción entre ellas ha generado una amplia variedad de debates y discusiones en torno a las ventajas y oportunidades que presenta, así como sobre sus riesgos y desventajas. A continuación, algunos de los argumentos más debatidos.

Argumentos a favor 

Mayor exploración creativa. La IA puede convertirse en una herramienta que permita a los artistas explorar nuevas formas de expresión y diferentes estilos. Al hacer uso de algoritmos y del aprendizaje automático, una IA puede generar, en poco tiempo, resultados sorprendentes que pueden inspirar y estimular creativamente a los artistas humanos.

Ahorro de tiempo. Gracias a la automatización, una IA puede acelerar los procesos de creación y minimizar el tiempo que toma realizar tareas rutinarias y repetitivas, como el retoque de imágenes o la creación de patrones, lo que permitiría a los artistas centrarse en las tareas más creativas y en otros aspectos más desafiantes de la producción artística.

Democratización y accesibilidad. Las nuevas tecnologías informáticas de procesamiento de datos han hecho que no sólo los artistas puedan generar obras de arte, lo cual ha permitido que prácticamente cualquier persona pueda acceder a mecanismos de creación de imágenes, algunos de los cuales desafían los límites del trabajo artístico convencional.

Eficiencia y reducción de costos. Las IA pueden ser utilizadas para producir obras de arte a gran escala, murales o esculturas de manera más rápida y eficiente, y esto a su vez permite reducir los costos asociados a la creación de arte, lo que puede abrir la puerta a que ésta sea más accesible para un público más amplio.

Ideas en contra

Estandarización. Si bien es cierto que la IA puede generar resultados sorprendentes, éstos no suelen ser el producto de la creatividad del usuario. Al utilizarla indiscriminadamente, el artista corre el riesgo de perder la originalidad o de nunca desarrollar su propia voz y estilo.

Deshumanización. El arte es la forma de expresión humana por excelencia, mientras que la IA está desprovista de emociones y sentimientos, por lo que sus obras —aunque sean técnicamente impresionantes— difícilmente se pueden comparar con las de los humanos, pues carecen de la conexión sensible que sólo la experiencia humana puede proporcionar.

Abaratamiento del oficio. Debido a que existen herramientas de IA que, de forma instantánea, automatizada y gratuita, son capaces de generar obras aparentemente similares a las que un artista humano produciría en horas, días o semanas, es probable que algunos creadores sufran una disminuición en la percepción del valor y en la demanda de sus servicios.

Pérdida del control. Al emplear una IA, el aspirante a artista puede recibir resultados inesperados que en poco coinciden con su visión creativa original. 

La ilusión de crear. Muchas de las herramientas más populares de IA, como Midjourney y ChatGPT, se basan en el uso de instrucciones o comandos escritos llamados prompts, a partir de los cuales se generan imágenes y textos que cumplen con la descripción del usuario; pero algunos expertos cuestionan si realmente se le puede llamar crear a escribir unas palabras, esperar el resultado y publicarlo como propio en las redes sociales.

Desigualdad. Como son herramientas recientes, las IA pueden resultar costosas, sofisticadas y sólo disponibles para el reducido grupo de artistas o empresas que tienen acceso a ellas, lo cual puede acentuar la desigualdad en el mundo del arte y hacer que el arte producido con IA sea menos accesible para una audiencia más amplia.

A pesar de estas preocupaciones, hay que admitir que la IA y el arte se verán forzados a coexistir, pues el progreso no se puede detener. Por eso, quizá valdrá la pena que los artistas se involucren en la programación y el entrenamiento de los algoritmos de las IA para cerciorarse de que los resultados finales sean coherentes con su visión creativa, y de que junto con los tecnólogos trabajen para explorar nuevas formas de colaboración y se aseguren de que estas tecnologías se utilicen en el arte de manera responsable y ética.

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