Juntas pero no revueltas —o ¿qué diablos es el cohousing?—

Juntas pero no revueltas —o ¿qué diablos es el cohousing?—
Aida Arellano Chávez

Aida Arellano Chávez

Inspiración

Los humanos serán más felices, no cuando hallen la cura para el cáncer o lleguen a Marte, sino cuando hallen maneras de vivir en comunidades primitivas de nuevo.
Kurt Vonnegut

El día que, tras una terrible discusión, mis padres se separaron, supuse que sería el fin de mi familia, que nunca volvería a estar junto a mis seis hermanas y que, a partir de ese momento, cualquier problema que se me presentara habría de solucionarlo por mi cuenta.

No podía estar más equivocada. Esta decisión de mis padres, que a nosotras nos marcó la vida, fue el inicio de una sólida unión entre mis hermanas y yo. Durante los primeros años fue difícil darnos cuenta de que nos teníamos las unas a las otras, pues cada quien trató de hacer su vida por su lado: algunas se casaron imaginando que vivirían felices para siempre, otras se quedaron con papá aprovechando su minoría de edad, y otras más tomamos el duro camino de la independencia. A medida que pasaba el tiempo, la palabra hermanas aparecía con mayor frecuencia en mi mente: sentía, cada vez con más fuerza, la necesidad de compartir cada experiencia con cualquiera de ellas. Las extrañaba y me gustaba pensar que ellas sentirían lo mismo.

Después de algún tiempo, llegó el momento de vernos y, efectivamente, todas añorábamos estar juntas. Nos dimos cuenta de que el vínculo que se había formado entre nosotras sería tan perdurable como nuestras vidas. Después de unos años, una idea en común comenzó a rondar nuestras conversaciones: cuando nos hiciéramos viejas, terminaríamos viviendo de nuevo todas juntas. Estamos conscientes de que no podemos dejar a los hijos la responsabilidad de nuestra vejez y tampoco queremos terminar la vida en soledad, pero en virtud de que cada una tiene su propio estilo de vida, sería complicado llevar una vida armónica bajo el mismo techo. La solución: organizar lo que los estadounidenses llaman cohousing o covivienda.

¿Qué es el cohousing?

El cohousing es un concepto de comunidad compartida que fue desarrollado por los daneses en la década de los sesenta. Posteriormente, los arquitectos estadounidenses Charles Durrett y Kathryn McCamant le dieron forma en un libro titulado Cohousing: A Contemporary Approach to Housing Ourselves, publicado en 1988. En este libro, Durrett y McCamant definen el movimiento iniciado en Europa como “un modo de vivir en el que un grupo de personas —que pueden ser familiares o amigos— trabajan juntas para construir lugares para vivir que ofrezcan, al mismo tiempo, privacidad y comunidad, con los valores de una comunidad ‘a la antigua’, como son seguridad, independencia y cuidado mutuo”, al tiempo que ofrecen soluciones para llevarlo a la práctica.

El cohousing consiste en una agrupación privada de casas que intencionalmente se establece en un terreno común; en este sentido, podría parecerse a un fraccionamiento o a un condominio. La diferencia es que muchos de los servicios son compartidos: por ejemplo, la cocina, el comedor, el área de recreo, de lavado y los jardines. Cada casa es independiente en cuanto a su administración y su vida privada, pero todos los habitantes colaboran para el buen manejo de las actividades y espacios comunes. Por eso mucha gente lo compara con una comunidad primitiva.

Esto trae consigo diferentes ventajas, como el compromiso de los vecinos de formar parte de una comunidad en la que todos procuran el beneficio colectivo y generan una cultura de atención, cariño e intercambio. Y como el tamaño de estas sociedades puede llegar a ser de entre veinte y cuarenta casas, se promueve la interacción y las buenas relaciones. El diseño del conjunto habitacional se traza de manera que permita un balance entre lo común y lo privado, y así cada vecino elige qué tan involucrado estará con el resto. La toma de decisiones es comunitaria, toda regla se decide en consenso, la autoadministración fortalece a los residentes —y les ahorra dinero— y las comunidades en covivienda apoyan a sus habitantes para mantener constantes valores de cooperación y unidad. En México existe una comunidad de este tipo en Jalisco y hay varios proyectos en desarrollo, sin embargo el concepto aún no ha sido muy difundido.

Volviendo a mis hermanas y yo, para nosotras el cohousing puede significar una magnífica oportunidad de volver a estar juntas, respetando la forma de vida que cada una adquirió, permitiendo que los hijos estén tranquilos sin la angustia de saber que estamos solas, y viviendo, al final, una vejez feliz y compartida.

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