Como sabemos, en el arte abstracto no hay referencias figurativas, alusiones materiales ni reproducción de elementos de la realidad exterior, sin importar si ésta es, o no, el punto de partida del creador. El primer artista del siglo XX en realizar una obra deliberadamente abstracta fue el pintor ruso Vasili Kandinsky (1866-1944): se trata de una acuarela pintada en 1910, producto de una vivencia que el artista tuvo dos años antes.
Una tarde, al regresar a su estudio, Kandinsky descubrió la posibilidad de lo que sería un parteaguas en la historia del arte: “Volvía de mis bosquejos, enfrascado en mis pensamientos, cuando, al abrir la puerta del estudio, me vi de pronto ante un cuadro de belleza indescriptible e incandescente. Perplejo, me detuve a mirarlo. El cuadro carecía de todo tema, no describía objeto alguno identificable y estaba totalmente compuesto de brillantes manchas de color. Finalmente, me acerqué más y sólo entonces reconocí lo que aquello era realmente: mi propio cuadro puesto de lado sobre el caballete… Una cosa se me hizo manifiesta: que la objetividad, la descripción de objetos, no era necesaria en mis pinturas y, en realidad, las perjudicaba”.
Con esta experiencia de 1908, Kandinsky se planteó si el color y la forma, libres de todo propósito representativo, podían ser arte. Por medio de las obras llamadas “improvisaciones”, que realizó a partir de 1910, el pintor llegó a la conclusión de que las formas plásticas puras, sin ningún referente real, podían dar expresión externa a una necesidad interna.
Inspirado por la música, Kandinsky plasmó formas coloreadas dispuestas sobre la tela tan claramente como las notas de una partitura orquestal. Su sensibilidad musical y la espontaneidad de los trazos y manchas en sus lienzos lo llevaron a desarrollar el llamado abstracto lírico, basado en la expresión interna de la irracionalidad intuitiva, que él mismo describió como “una expresión en gran parte inconsciente, espontánea, de carácter interior, de naturaleza no material —es decir, espiritual”. Estas ideas son las que expone en su libro Sobre lo espiritual en el arte, publicado en Múnich en 1912. En esta obra se proclamó y justificó, por primera vez como fenómeno contemporáneo, un “arte abstracto de necesidad interna”. [1]
Vasili Kandinsky, Composición IV, 1911.
Curiosamente, a partir de ese momento, artistas contemporáneos de Kandinsky desarrollaron una pintura abstracta, pero muy distinta a la de su precursor. Es el caso de los artistas, también rusos, Piet Mondrian (1872-1944) y Kazimir Malévich (1878-1935), quienes propondrían una abstracción geométrica, rigurosamente fría y racional. Una de las creaciones de Malévich que representa el racionalismo reflexivo, opuesto al irracionalismo intuitivo de Kandinsky, es la obra Blanco sobre blanco, que pretende representar la “esencia de todas cosas”.
El arte abstracto marchó por los caminos del racionalismo geométrico hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando resurgió una tendencia pictórica abstracta basada en la improvisación y en los valores intuitivos y de conexión interior que había propuesto Kandinsky años atrás. Ésta se extendió por los Estados Unidos y Europa, y de ella surgieron corrientes como el expresionismo abstracto, el informalismo, el action painting y el color field painting.
Piet Mondrian, Composición en rojo, amarillo, azul y negro, 1921.
Sin embargo, los discursos del expresionismo abstractose manifestaron de manera opuesta en ambos continentes. Mientras que en los Estados Unidos se exaltaba la libertad técnica y espiritual del arte abstracto con artistas como Jackson Pollock, en Europa reinaba un sentimiento de luto después de los desastres de las grandes guerras, por lo que los cuadros abstractos en blanco y negro de Hans Hartung y los cuadros matéricos de Alberto Burri o Antoni Tàpies compartían la idea generalizada de que después de que la humanidad había caído tan bajo con el Holocausto, el arte no podía volver a representar ningún referente de belleza de la realidad circundante —ni mucho menos exaltar al hombre, como se había hecho en siglos anteriores—, sino que ahora sólo podría ser abstracto.
En México también se vivió un periodo de abstracción a partir de los años cincuenta con la Generación de la ruptura, en la que artistas como Vicente Rojo, Manuel Felguérez y Arnaldo Coen, entre otros, reaccionaron en contra de la Escuela Mexicana de Pinturay el muralismo, proclamando la necesidad de renovación en el arte mexicano para poder estar a la altura de las innovaciones artísticas de los Estados Unidos y Europa.
En mi experiencia como artista plástica, ambas tendencias del arte abstracto se funden en mis pinturas: lo geométrico y racional del suprematismode Malévich, con lo lírico, espontáneo e intuitivo del abstracto lírico de Kandinsky. La realidad externa se desmaterializa con cada pincelada de color que va revelando una parte de mi ser. Por ello, te invito a que un día también te dejes llevar por tus impulsos creativos: explora un lienzo o un papel con manchas y trazos espontáneos, ya sea usando pinceles, brochas, espátulas o incluso tus propias manos, como un niño pequeño y sin trazar un boceto previo. Déjate llevar por lo que tu ser interior te invite a exteriorizar, sin miedo al resultado final, y con el simple fin de disfrutar del proceso liberador y terapéutico que puede traer lo espiritual del arte abstracto lírico propuesto por el ex jurista ruso, teórico del arte, pintor expresionista, pionero de la abstracción y maestro de la Bauhaus, Vasili Kandinsky.
Vasili Kandinsky, Amarillo, rojo, azul, 1925.
[1] En fechas recientes se ha sacado a la luz a una artista sueca, Hilma af Klint (1862-1944), quien se cree que fue la verdadera pionera de la abstracción, al haber roto con el lenguaje figurativo por lo menos cinco años antes que Kandinsky. Para 1915, Hilma ya había pintado más de doscientas composiciones abstractas; sin embargo, su historia permaneció en la oscuridad porque murió sin haber expuesto ninguna de éstas. Además, la pintora solicitó que sus cuadros abstractos no fueran exhibidos sino hasta veinte años después de su muerte, cuando ella creía que el mundo estaría preparado para entender su obra. Pero, sin duda, el primer teórico de la abstracción seguirá siendo Kandinsky.