Las ‘creepypastas’ o internet como recopilador de historias

Las 'creepypastas' o internet como recopilador de historias
Paulo Araiza

Paulo Araiza

Creatividad

A principios del siglo XIX, los hermanos Jacob y Wilheim Grimm se dedicaron a recorrer la campiña alemana con el objetivo de recopilar narraciones que, durante siglos, se transmitieron oralmente. La titánica labor de estos filólogos fue recompensada con la publicación de cuentos infantiles que se convirtieron en clásicos de su tiempo y, a la postre, de la literatura universal. Hoy día las madres todavía leen a sus hijos historias como “Hansel y Gretel”, “La Cenicienta”, “Rapunzel” o “La Bella Durmiente”. Otros grandes recopiladores fueron Charles Perrault —en Francia—, Alexandr Afanásiev —en Rusia—, y Artemio Valle-Arizpe hizo lo propio con las leyendas del México colonial.

Numerosos sitios de internet, con mucho menos carisma, talento y encanto que los hermanos Grimm, se han encargado de recopilar historias populares. Internet no sólo ha revolucionado la manera en que nos comunicamos, interactuamos y trabajamos; también el folklore y las narraciones que ya no pasan de boca en boca, sino de teclado en teclado y de pantalla a pantalla. Es cierto que aún pervive la tradición oral y que seguirá existiendo mientras los seres humanos tengamos la necesidad de contar historias, pero el ciberespacio ha permitido el nacimiento de una variante: las creepypastas.

Las creepypastas constituyen un ejemplo de la infinidad de fenómenos narrativos que han surgido en internet. Tal vez sólo sean una moda, pero están causando sensación entre los internautas, y muchas de ellas —al igual que las narraciones folklóricas tradicionales— han llegado a ser consideradas como ciertas y a causar polémica. Pero, a todo esto, ¿por qué se les dio tan peculiar nombre? Creepypasta es la conjunción de dos palabras: creepy, que en inglés significa ʽtenebrosoʼ, y pasta, deformación de la palabra inglesa paste —pegar—; esto último debido a la forma en que se difunden en la red. Se trata de historias supuestamente verídicas, de tono aterrador y sangriento, muchas veces con temática sobrenatural, inventadas por usuarios anónimos. El presunto carácter testimonial de las creepypastas y la mezcla de elementos reales con ficticios han hecho que algunas de ellas se propaguen como la pólvora y se conviertan en objeto de debate en los foros. Un ejemplo de lo anterior es el misterioso capítulo censurado de El Chavo del 8.

El administrador de uno de los sitios en inglés más destacados —http://www.creepypasta.com— explica: “Creepypasta es una colección de historias paranormales y escalofriantes. Yo no he escrito ninguna de ellas; algunas aparecieron publicadas de forma anónima en foros como 4chan. Desafortunadamente, debido a su naturaleza anónima, no conozco a quienes han escrito estas historias y por tanto no puedo darles el crédito correspondiente”. Las categorías del sitio web dejan muy claro cuáles son los temas de interés: “Seres y entidades”, “Sueños y locura”, “Asesinatos y muertes”, “Ritos y rituales”, “Extraño y desconocido”.

En ocasiones, las creepypastas están mal redactadas y son tan intrascendentes  como un tuit escrito a las dos de la madrugada por alguien con pocos seguidores; no pasan de ser cuentos escritos por púberes y para púberes, pero cuando las supuestas vivencias involucran elementos de la cultura popular o características de las leyendas urbanas, se convierten en trending topics.

Televisión apócrifa

¿Episodios perdidos de famosas series de televisión?, ¿historias inéditas sobre el personaje más emblemático de Walt Disney? Supuestamente, hay un capítulo inédito de Los Simpson en el que Bart muere en un accidente aéreo, y otro de El Chavo del 8 donde el personaje que siempre quiere su torta de jamón es atropellado. Según los autores de estas creepypastas, al ver a sus personajes más entrañables muertos, tanto Matt Groening como Roberto Gómez Bolaños se arrepintieron de haber escrito esos episodios y decidieron ocultarlos. Cabe mencionar que estos capítulos no existen, salvo en los videos de Youtube.

Televisión apócrifa

Por la red circula otra historia curiosa: de acuerdo con un usuario anónimo, hay un video inédito de Walt Disney, conocido como “Suicide Mouse”, donde el famoso ratoncito no juega con Pluto ni navega en una máquina de vapor, sino que camina por una calle hasta que la imagen se distorsiona y comienzan a escucharse alaridos. Dicen que “nadie ha vivido lo suficiente para ver el cortometraje completo porque todos terminan por suicidarse”.

Chicas suicidas y doncellas ciegas

De entre las miles de creepypastas que existen en la red, hay dos que se han convertido en poderosas leyendas urbanas —ambas emulan la estructura de las narraciones de Koji Suzuki, el autor de la película El aro. Las supuestas imágenes malditas que las ilustran imitan el estilo del artista Ben Templesmith, famoso por encargarse, junto con Steve Niles, del cómic adaptado a la pantalla grande: 30 días de noche.

“Suicide Girl” “La chica suicida” cuenta la historia de una joven que, antes de suicidarse, dibujó su retrato, lo escaneó y lo publicó en alguna página de internet. La imagen fue compartida incontables veces y, según cuentan, si te quedas mirando sus ojos profundos, te invadirá una insoportable tristeza y terminarás suicidándote.

Ahora, si prefieres que un fantasma se aparezca en tu casa, lee con atención: se dice que si entras al sitio http://www.blindmaiden.com, digamos, a las cuatro de la tarde, no encontrarás nada, pero si lo haces a las cero horas, con todas las luces apagadas y sin compañía alguna, verás reflejado en el monitor de tu computadora el fantasma de la “Doncella ciega”, quien te sacará los ojos. De la misma forma en que el cuento de “Caperucita Roja” tenía como objetivo evitar que las niñas platicaran con extraños, la “Doncella ciega” ha conseguido que los niños pequeños se alejen de sitios web peligrosos.

A final de cuentas, no importa si se trata de un sitio web o de una aldea en la Alemania del siglo XVIII. Siempre habrá historias que contar y alguien que las recopile, ya sea un moderno Charles Perrault o una entidad con seudónimo que trabaja desde la inmensidad de internet.

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