Las tres fuentes de la inspiración, según la psicología

Las tres fuentes de la inspiración, según la psicología
Francisco Masse

Francisco Masse

Inspiración

Quiero suponer que, si estás leyendo este artículo, es porque en algún momento de tu vida has sentido la sutil, pero categórica, influencia de la inspiración. Ya sea que te dediques a —o tengas como hobby— alguna de las artes tradicionales o aplicadas, o que hayas buscado la solución a un problema técnico, laboral o cotidiano, a cualquiera le sucede que de repente “se nos prende el foco” y tenemos una idea genial que cambia nuestra perspectiva o nos revela una realidad interna o externa que no habíamos alcanzado a vislumbrar. A eso le llamamos inspiración; pero, ¿de dónde viene ésta?

Un artículo científico publicado en la revista Journal of Personality and Social Psychology, titulado “La inspiración como constructo psicológico” y escrito por Todd M. Thrash y Andrew J. Elliot, de la Universidad de Rochester, ahonda en el tema diciendo que, desde el punto de vista psicológico, la inspiración humana cumple con tres características:

  1. Evocación: pues, más que obedecer a la voluntad o poder “echarse a andar” de forma planeada o deliberada, en general parece surgir sin una causa aparente;
  2. motivación: en el sentido de que nos llena de energía y señala una dirección de comportamiento; y
  3. trascendencia: ya que muchas veces parece ir más allá de las preocupaciones y limitaciones del quehacer humano.

En el mismo estudio, los especialistas señalan que a lo largo de la historia se ha buscado el origen de esta misteriosa fuerza que nos motiva a crear, perseverar, romper paradigmas, tener epifanías o contemplar el mundo en formas inusitadas y trascendentales. Así, las raíces de la inspiración según la psicología son de tres tipos: sobrenaturales, internas y externas. Analicemos cada una.

Fuentes sobrenaturales

En su uso original, la inspiración —del latín inspirare, ‘soplar’— se refería a la influencia de un ser sobrenatural, en la que el individuo se utiliza como instrumento para transmitir verdades divinas. Dos ejemplos bien conocidos son: la atribución de los dones artísticos a la influencia de una de las nueve musas de la mitología griega; y, en la tradición judeocristiana, la capacidad divina para transmitir la palabra de Dios, ya sea directamente, por una experiencia o por un supuesto encuentro divino del escritor. De hecho, en teología la revelación se refiere a la transmisión del conocimiento divino al individuo; el ejemplo más claro es el Apocalipsis, que en griego significa precisamente ‘revelación’, en el que al evangelista Juan le fueron revelados hechos que habrán de acontecer en el futuro.

"La inspiración de San Mateo", de Caravaggio

Aunque la psicología moderna rechaza la noción de la influencia sobrenatural, esta explicación se valora por lo que revela sobre la inspiración, pues ilustra las características de la motivación, la evocación y la trascendencia: la idea de la inspiración que viene “desde arriba” como un estado motivacional evocado por una revelación, el cual se dirige a la conversión del conocimiento trascendente que es revelado en una obra de arte, un texto o alguna otra forma concreta.

Fuentes internas o intrapsíquicas

Con el surgimiento de la psicología moderna a finales del siglo XIX, los científicos se desmarcaron de las explicaciones religiosas, buscaron la raíz de la inspiración en el inconsciente y caracterizaron cuatro fases: preparación, incubación, iluminación —o sea, la inspiración en sí o el “momento Eureka”, cuando el individuo se permite regresar a procesos primarios que implican pensamiento flexible, lo que hace más probables las asociaciones novedosas— y verificación, cuando la idea promisoria es puesta en práctica.

"Retrato de Madame Lucien Guitry", de Louise Abbéma (1876)

Pero, aunque estas fuentes de inspiración son intrapsíquicas, la trascendencia queda manifiesta en el hecho de que el individuo accede y utiliza ideas que considera más elegantes, creativas, fascinantes o novedosas que las generadas de forma consciente y deliberada.

Fuentes externas

En general, se reconocen dos tipos de fuentes: las personas y sus obras, y la Naturaleza. Platón decía que un poeta podía inspirar a sus lectores y, así, les transmitía el susurro de la musa; de igual forma, para los místicos cristianos la figura de Jesús ha sido una inagotable fuente de inspiración y los poetas románticos llaman “musa” a la mujer que es objeto de sus quebrantos amorosos.

En cuanto a las obras, recordemos al poeta indio Rabindranath Tagore, quien al contemplar la magnificencia del Taj Mahal lo calificó como “una lágrima en la mejilla de la eternidad”; y yo mismo puedo dar fe de que la lectura de textos espléndidos como los de Jorge Luis Borges, Carlos Fuentes y Julio Cortázar pueden inspirar a alguien a dedicar una gran parte de su vida a la escritura.

Y sobre la naturaleza, sobra decir que contemplar un atardecer, el océano rompiendo en olas contra la playa, las migración de las mariposas, el horizonte desde la cima de una montaña o el firmamento en una noche estrellada, puede dejarnos sin aliento e inspirarnos a pintar, escribir, componer música o, sencillamente, discurrir sobre temas trascendentes como la creación, el origen del universo o el sentido de la vida. Y a ti, ¿qué es lo que más te inspira?…

Cierre artículo

Recibe noticias de este blog