¿Qué es lo que hace extraño a un libro? ¿Su contenido? ¿Las leyendas alrededor de éste? ¿El objeto en sí mismo? Probablemente éstas, y otras más, constituyan razones válidas para considerar que un escrito es fuera de lo común.
Cuando pensamos en un libro peculiar o extraño, nos pueden llegar a la mente ejemplos como el de Gog de Giovanni Papini, el diario de un multimillonario que vive experiencias extrañas antes de terminar en un manicomio; o Rayuela de Julio Cortázar, una novela que puede leerse de varias maneras; o En busca del tiempo perdido de Marcel Proust, considerado uno de los libros más extensos de la historia; o incluso libros forrados con piel humana del siglo XVII. Pero a continuación leeremos algo sobre tres libros poco comunes que cuentan con un tipo peculiar de extrañeza.
Codex Seraphinianus
La imaginación es una parte indispensable en el proceso de escritura, que en ningún momento debe desatenderse si se quiere crear algo único. Y todo parece indicar que ese fue el ingrediente principal utilizado cuando se escribió y dibujó el Codex Seraphinianus, un libro inimitable que nunca se podrá superar en su surrealismo y atractivo visual.
Este objeto —por llamarlo de algún modo— fue realizado por Luigi Serafini entre 1976 y 1978, y se considera una obra de arte de una extravagancia total, ya que es una especie de enciclopedia de cientos de seres fantásticos que habitan en los universos más descabellados jamás concebidos. El libro está escrito en un idioma no identificado y, por lo tanto, sus textos resultan incomprensible para cualquiera que no sea Serafini.
Plantas con forma de tijeras, parejas desnudas que se convierten en reptiles, frutas que sangran, cruzas de objetos metálicos con orgánicos y peces con cabello son algunos de los muchos personajes y figuras que forman parte de este estimulante libro dividido en once capítulos temáticos, cada uno con cientos de ilustraciones que se “explican” en una lengua indescifrable. Según lo comentó el propio Luigi Serafini, se trata de un libro elaborado de tal manera que cada persona pueda dar una libre interpretación de su contenido, tal como sucede cuando un niño se enfrenta a algo que no entiende pero a lo que busca dar sentido a su manera.
Codex Gigas o La Biblia del Diablo
A lo largo de la historia de la humanidad han existido diversos libros relacionados con el Diablo cristiano, pero es probable que el Codex Gigas sea uno de los más reconocidos en el tema. Se trata de un manuscrito medieval cuyas páginas —o al menos eso se supone— están hechas con la piel de un animal —no se sabe cuál— y cuyo nombre significa “Libro gigante”, ya que es, literalmente, el texto medieval más grande del mundo: mide noventa y dos centímetros de alto, cincuenta de ancho y veintidós de espesor, y pesa casi setenta y cinco kilogramos.
La leyenda cuenta que fue creado por un monje llamado Germán “el recluso”, en el monasterio de Podlazice, en la actual República Checa. Germán estaba condenado a muerte por haber cometido un grave crimen, y se dice que para salvar la vida prometió la elaboración de un libro que contendría toda la Biblia y todo el conocimiento del mundo… en una noche. Le fue dada la oportunidad, pero al ver lo descomunal de su tarea, el recluso hizo un pacto con el Diablo, quien le ayudó a cambio de aparecer en una de las páginas del libro. Por ello, se cree que este gigantesco manuscrito está maldito y se le ha vinculado con el ocultismo, pues está escrito con una caligrafía muy particular nunca antes vista —y que se cree que no es otra sino la del mismísimo Satanás.
Un dato sorprendente es que, dadas las características del códex y la cantidad de información que contiene, los expertos estimaban que podría haber sido escrito en el transcurso de varios años; sin embargo, tras ciertos estudios se detectó que en su elaboración se utilizó un solo lote de tinta, y como ésta se elaboraba de modo artesanal en los talleres de los escribas y se secaba con rapidez, el libro —que parece haber sido escrito por una sola mano— debió de haberse escrito en unos cuantos días. Además, es la única biblia que tiene una imagen clara del Diablo, representado como un ser parte hombre y parte bestia, con extremidades animales, garras, pezuñas y una lengua roja de serpiente, solo y encerrado en una prisión.
Con el tiempo, al Codex Gigas se le han atribuido otros nombres: Codex Giganteus —el Libro Gigante—, Gigas Librorum —El Gigante Libro—, Fans Bibel —Biblia del Diablo— o Svartboken —El Libro Oscuro. Como sea, su manufactura —y si fue escrito por el Diablo o no— sigue siendo un misterio.
Farabeuf o la crónica de un instante
Farabeuf es la primera novela de Salvador Elizondo y se publicó en 1965. El texto que conforma este libro está escrito en una estructura narrativa circular en la que el autor desarrolla varios temas desde distintas perspectivas, los cuales, al unirse, dan forma a la obra. Farabeuf habla de la impresión que causa en el autor la fotografía de un hombre que será ejecutado: ante el lector desfilan el método chino de adivinación I Ching, un romance que vive en la memoria, recuerdos revueltos que tratan de acomodarse desde el inicio de la novela, prácticas médicas extrañas, el horror y la repetición de segmentos a lo largo de la mayor parte del texto. Estos elementos crean un libro tenebroso y críptico desde las primeras páginas, con situaciones repetitivas y confusas, cambios de narrador, descripciones tan detalladas que transmiten la sensación de estar viendo una película o de estar regresando las páginas a cada instante. Farabeuf es una novela experimental que le habla directamente al lector, quien al tiempo se da cuenta de que la lógica y la realidad no son precisamente los planos donde se mueven los personajes de esta historia. Y a veces, tanto los seres que viven en sus páginas como los lectores caen en los terrenos metafísicos e irreales de la narrativa de Elizondo.
Uno de los “personajes” centrales de este libro es el lenguaje, que es la médula en la narrativa de Elizondo, dado el cuidado especial que pone en él. Es como si el doctor Farabeuf estuviera cortando un cuerpo con instrumentos quirúrgicos inventados por él mismo, y éstos fueran descritos tan detalladamente que uno puede visualizarlos como si fueran parte de la habitación donde se realiza la operación. Un mundo creado por palabras que transitan en la dirección que quieren, que van y regresan al momento que les parece adecuado para hacer que el lector se sienta desconcertado. Todo esto, y más, hace que Farabeuf sea uno de los libros con los ingredientes precisos para ser uno de los más extraños del mundo.