Mary Wollstonecraft Shelley nació el 30 de agosto de 1797 en Somers Town, Londres, con el nombre de Mary Godwin, el mismo día en que el cometa Herschel atravesó el cielo de la capital inglesa. Shelley es una de las escritoras que más ha influido en la literatura actual. Se le considera la madre de la ciencia ficción post industrial y también se le atribuye el primer arquetipo de “científico loco”, por su novela Frankenstein o El moderno Prometeo, publicada en 1818, la cual no ha dejado de reimprimirse desde entonces.
Desde su llegada a este mundo, la vida de la joven Mary fue tocada por la pérdida y la tristeza. Su madre, la pionera del feminismo Mary Wollstonecraft, murió diez días después del parto. Mary Shelley creció leyendo los textos de su madre y de su padre, el filósofo y novelista William Godwin, quien le enseñó que las mujeres podían hacer lo mismo que los hombres. Sin embargo, la situación dio un giro cuando William se casó con su vecina, Mary Jane Clairmont, y la relación entre ésta y su hijastra fue tan mala que la pequeña Mary Shelley terminó siendo enviada a Escocia por dos años.
A su regreso, Mary trabajó en la librería de su familia, donde conoció a Percy Bysshe Shelley. Gracias a ella, los textos de Percy continuaron editándose y publicándose. Sin embargo, el inicio de la relación amorosa entre ambos provocó una mayor fractura entre Mary Shelley y su familia, pues Percy estaba casado con Harriet Shelley, quien se encontraba embarazada en ese momento.
La pareja, acompañada de Claire Clairmont —hermanastra de Mary— huyó a Francia para alejarse de los juicios de la sociedad y de la familia Godwin. Fue en esta travesía donde la autora contemplaría los horrores dejados por la Revolución Francesa, imágenes que contribuyeron a dar forma a su obra más conocida. Semanas después, cuando Mary se enteró de que estaba embarazada, decidió regresar a Londres, donde volvió a enfrentarse al rechazo de su familia y al aislamiento social, ambos elementos recurrentes en su obra. Dio a luz, pero la bebé murió diez días después. La pérdida de su hija provocó que la pareja se distanciara, pero cuando Mary quedó embarazada de nuevo, ambos decidieron darle una nueva oportunidad a su relación.
Mary se dedicó al hogar, a ayudar a Percy con sus escritos y a atender a su hijo William. Las historias que quería crear aleteaban en su cabeza, pero no tenía tiempo de escribir. Es entonces que Claire regresa a su vida e insiste en que la pareja conozca a su nuevo amigo Lord Byron, un célebre escritor que los invita a pasar el verano en la Villa Diodati, ubicada en Ginebra, Suiza. 1816 se considera el año sin verano, pues debido a la erupción del volcán Monte Tambora, en Indonesia, una capa de ceniza se esparció por el mundo y provocó un clima terrible. Debido a las tormentas, Lord Byron, Percy, Mary, Claire y el médico del anfitrión, el doctor Polidori, se quedaron en la casa leyendo mitos y tragedias griegas, y contando historias de fantasmas.
Una de esas noches, alentada por un reto lanzado durante las tertulias, Mary Shelley empezó a escribir Frankenstein. Sin embargo, como dejó constancia en sus diarios, la historia ya tenía días gestándose en su cabeza, alimentada por sus vivencias, el aislamiento y las pláticas sobre el galvanismo y los experimentos de reanimación de cuerpos de perros con electricidad que se habían practicado hasta ese momento, según les había contado el doctor Polidori. Parte importante de esa inspiración vino de escuchar a los tres hombres hablar acerca de la posibilidad de crear vida artificialmente. Mary visitó sus recuerdos sobre los estragos de la guerra y se preguntó: ¿qué pasaría si los hombres que ocasionaron sufrimiento y muerte pudieran ir contra la naturaleza y regresar a la vida a los muertos?
En sus diarios, ella cuenta que soñaba con perros reanimados y con muertos que regresaban a la vida. Tuvo un sueño especialmente vívido en el que un estudiante armaba un cuerpo con partes de distintos cadáveres y lo reanimaba. Así comenzó a tomar forma en su cabeza su primera obra, Frankenstein, y comenzó a escribir. Sin embargo, la tragedia no tardaría en volver a su vida: su hermana Fanny se suicidó, con apenas veintidós años, y también lo hizo Harriet, la esposa de Percy, quien estaba embarazada. La autora se culpó de ambas muertes.
Con todo esto en su cabeza, Mary continuó escribiendo su historia, la cual le tomó nueve meses concluir. En varias ocasiones se refiere a ésta como su hijo. Oficialmente, terminó de redactarla en marzo de 1817, cuando Mary se encontraba nuevamente embarazada. Cuatro meses después del nacimiento de su hija Clara, publicó Frankenstein bajo el anonimato, pues los editores insistían en que nadie la compraría si decían que la había escrito una mujer. Frankenstein fue controversial debido a los temas que aborda: el ser humano contra la naturaleza, la relación de lo natural con Dios y el alcance de la ciencia.
Poco tiempo después, murió su hija Clara, a quien enterraron en Venecia en una tumba sin nombre. Mary sintió que estaba maldita, pues no mucho tiempo después su hijo William enfermó de malaria y también murió. Durante los siguientes cuatro años, los Shelley recorrieron Italia y tuvieron otro hijo, a quien llamaron Percy Florence. En mayo de 1822 se instalaron en la Bahía Lerici con dos nuevos amigos: Edward y Jane Williams, pero la sombra de la muerte se cernió sobre ellos de nueva cuenta, pues en julio de ese año Percy salió a navegar junto con Edward, pero jamás regresaron.
Mary no asistió al funeral de Percy. Tenía veinticuatro años y era viuda, había perdido tres hijos, una hermana y a su madre, además de haber sido exiliada por su padre. Le entregaron los restos del corazón cremado de Percy, los envolvió en uno de sus poemas, “Adonais”, y los guardó dentro de una bolsa de satín que mantuvo siempre cerca de ella, en su escritorio. Decidió regresar a Inglaterra, donde descubrió que Frankenstein seguía siendo el centro de discusiones e incluso se había adaptado al teatro. Nadie creía posible que ella fuera la autora, hasta que Lord Byron hizo públicas varias cartas y documentos que probaban su autoría.
En 1848, su hijo Percy Florence se casó con Jane Gibson St. John y Mary se fue a vivir con ellos. Finalmente descubrió la felicidad, aunque pasó los últimos diez años de su vida enferma y murió el primero de febrero de 1851, en Chester Square, Londres, debido a un tumor en el cerebro. Tenía cincuenta y tres años. Durante su primer aniversario luctuoso, Percy Florence revisó su escritorio y encontró el diario que escribía junto a Percy, cabellos preservados de sus otros hijos y los restos del corazón de su padre.
Se han establecido muchos paralelismos entre la criatura del doctor Frankenstein y la vida de Mary Shelley. Ella pensaba que estaba condenada al mismo destino que su personaje, a vagar por la Tierra en soledad, en busca de su creador tras ser rechazado por éste. Frankenstein es una historia sobre la soledad, el aislamiento, la persecución y la pérdida, en la que además convergen temas científicos y sociales como la ruptura de las barreras naturales en la creación de la vida.
Además de su obra más famosa, Mary Shelley escribió novelas, historias cortas, ensayos y diarios de viajes que nos permiten conocer otras facetas del pensamiento y del corazón de una de las autoras más importantes de todos los tiempos.