Con frecuencia, sucede que uno tiene una idea romántica de cómo fueron ciertas cosas. Y si hablamos de las celebridades musicales —que, en mi caso, forman parte de una “corte celestial” personal—, muchas veces la devoción deslumbra tanto que dejamos de ver lo obvio. Así le pasó a este humilde sombrerero con el inconmensurable Johann Sebastian Bach y con su no menos vasta obra.
Estando en una conversación informal con amigos melómanos como yo, surgió el tema del llamado “padre de la música” y de su labor como Kapellmeister —algo así como “director musical”— de Leopoldo, príncipe de Anhalt-Köthen. Y ahí mismo me enteré de que, de no haber sido por otro músico, el también alemán Felix Mendelssohn, la música de Bach quizás habría terminado en el olvido.
Llegado este punto, vale la pena aclarar que en el siglo XVIII, cuando el patriarca de la dinastía Bach produjo la mayor parte de su enorme corpus musical, la música que componía servía en su mayoría para ceremonias religiosas en diversas iglesias alemanas, para amenizar eventos de la realeza y como regalos u homenajes para personajes prominentes.
Los famosos Conciertos de Brandenburgo, por ejemplo, fueron un regalo para Christian Ludwig, margrave [1] de Brandenburgo-Schwedt. El punto es que, a diferencia de lo que sucede hoy, mucha de la música compuesta por Bach era interpretada una vez —o a veces, ni siquiera eso—, quizá incluso de memoria, y las partituras, si las había, a menudo eran desechadas y perdidas para siempre.
Y aquí es donde entra Felix Mendelssohn, cuya familia tenía lazos con la dinastía Bach. Entre 1823 y 1824, el músico recibió de parte de su abuela materna un regalo que habría de cambiar su vida —y, me atrevo a decir, el curso de la historia de la música occidental—: una copia manuscrita de la partitura de La Pasión según San Mateo (BWV 244), una de las obras cumbre del genio, de la música barroca e indiscutiblemente de toda la música culta.
Fue gracias a los esfuerzos de Mendelssohn que el 11 de marzo de 1829, un siglo después de su composición, La Pasión según San Mateo fue interpretada de nuevo ante el público alemán, y esto llevó a la revaloración de la obra de Bach.
Y aun así, resta una interrogante: ¿qué significan las tres letras mayúsculas, BWV, que acompañan a las obras catalogadas de Johann Sebastian Bach? —e insisto en el nombre completo del patriarca porque algunos de sus hijos, como Karl Philipp Emmanuel y Johann Christian, también hicieron fama como músicos.
Pues bien, dichas letras son las siglas de Bach-Werke-Verzeichnis, que en alemán significan el “Catálogo de las obras de Bach”. Dicho trabajo de catalogación, que organizó casi mil doscientas obras, fue realizado por el musicólogo alemán Wolfgang Schmieder y publicado en 1950 en un volumen pomposamente titulado Thematisch-systematisches Verzeichnis der musikalischen Werke von Johann Sebastian Bach. [2]
La titánica labor de Schmeider organizó las obras conocidas de Bach, no en orden cronológico, sino por género: del 1 al 224, las cantatas; del 225 al 231, los motetes; los números del 232 al 243 son misas y magnificats; les siguen las pasiones y los oratorios; los corales de cuatro partes; las canciones, arias y quodlibets, seguidos de las obras para órganos y para clavicordio.
Las últimas posiciones las ocupan, entre otras, la música de cámara, los trabajos orquestales, los cánones y El arte de la fuga (BWV 1080), obra compuesta por trece fugas completas y una que quedó inconclusa. El catálogo tiene incluso un Anexo o Anhang, que enlista las obras perdidas, aquellas atribuidas a Bach pero de dudosa autenticidad y hasta las obras espurias.
Todo un mundo construido con música, sin duda. Aun así, queda una pregunta en el aire, que genera incluso cierto vértigo: ¿qué otros prodigios musicales, fruto de la inspiración, de la férrea disciplina y del cerebro matemático del portentoso Juan Sebastián, se habrán perdido para siempre?
Hasta el próximo Café sonoro…
[1] Título de origen medieval del gobernador militar asignado para mantener la defensa de una de las provincias fronterizas del Sacro Imperio Romano.
[2] “Catálogo sistemático y temático de las obras musicales de Johann Sebastian Bach”.