He de confesarlo: los últimos quince años de mi vida laboral han estado marcados por el llamado multitasking. Una razón importante, quizás, es que a pesar de que me gradué de una licenciatura que con gusto ejercí durante años, un día me di cuenta de que me desempeñaba mejor y me sentía más cómodo en otro ámbito; desde entonces, es frecuente que me vea haciendo ambas cosas: a ratos inmerso en la forma, el color, retículas, pixeles y fuentes tipográficas, y otras veces tecleando, investigando o puliendo textos de otros autores. Y ahora, viene la Universidad de Harvard a decirme que lo mejor es concentrarme en una sola tarea.
Entonces, esta manía mía de tener siempre abiertos el procesador de palabras, el navegador donde consulto los temas que se aborden en el momento —además, una ventana por proyecto— y la suite completa de programas de diseño para “irle avanzando” a varios documentos a lo largo del día, es una barrabasada de mi parte. O, al menos, es lo que afirma un artículo del blog de la Harvard Medical School, donde se afirma que “centrar tu atención en una sola tarea a la vez es el secreto para realizar las tareas correctamente”.
El texto inicia diciendo que uno quizá piense que puede hacer todo a la vez, pero lo cierto es que no podemos ni deberíamos hacerlo: la ciencia ha demostrado que cuando hacemos multitasking nos distraemos más fácilmente y somos menos productivos. La razón es simple: el cerebro no puede dedicar la misma atención a múltiples tareas que requieren una función cerebral de alto nivel.
Su propuesta, si es que queremos hacer bien las cosas, es el monotasking o monotarea: realizar una sola actividad y concentrarse en un solo trabajo hasta completarlo. Desde luego, un monotasking eficaz exige una buena administración del tiempo para trabajar en bloques, bloquear distracciones y manejar el estrés. ¿Suena bien? Aquí algunas estrategias para lograrlo:
- Enfócate en dos prioridades al día. Si eres como yo, seguramente tienes una enorme lista de pendientes de diversos proyectos; entonces, lo que debemos hacer es seleccionar los dos que tengan prioridad —o debas entregar ese día— y dejar el resto para el día siguiente. Eso sí: debes actualizar con frecuencia tu lista para que no te atrases en ninguna tarea.
- Trabaja en bloques. Toda vez que elijas tu tarea, establece un tiempo específico para dedicar toda tu atención a ella —digamos, treinta minutos— seguido de un periodo de descanso o break mental, y repite el ciclo hasta que termines. Esta técnica es útil para quienes suelen divagar, están rebasados y quieren resolverlo todo, o les cuesta trabajo concentrarse.
- Bloquea las distracciones. Si eres adicto a las redes sociales o pierdes tiempo en chats o buscando qué playlist escuchar, antes de iniciar tu bloque de trabajo cierra la ventana de Instagram y la de Spotify, rodéate de todo lo que necesitas y pon tu teléfono en silencio. Tu cerebro te lo agradecerá.
- Cuida tu mente. Para paliar los efectos del estrés, haz ejercicio físico —por ejemplo, diez minutos de yoga o calistenia en el break entre bloques de trabajo—, ten un círculo social activo, diviértete, no hagas del trabajo tu vida entera, practica la meditación si te apetece y cultiva una vida espiritual, si eres creyente. Todo eso traerá equilibrio y diversidad a tu mente.
Siguiendo estos consejos —dice la doctora Lydia Cho, neuropsicóloga de Harvard— se disminuye la carga sobre la memoria de trabajo, así como tu vulnerabilidad a la distracción, lo que ayuda a completar la tarea de manera más eficiente y rápida. Habrá que intentarlo…