Motivación: qué es y cómo cultivarla

Motivación: qué es y cómo cultivarla
Alan Flores Soto

Alan Flores Soto

Inspiración

Muchas personas luchamos para sentirnos motivadas y, así, alcanzar ciertas metas. Si no lo estamos, nos costará más tiempo y esfuerzo llevar a cabo las acciones que necesitamos para llegar al resultado que queremos. Pero, en sí, ¿qué es la motivación y cómo se hace para cultivarla?

La palabra motivación proviene del latín motivus, ‘causa del movimiento’, y puede definirse como aquello que provoca cierto comportamiento o determinadas acciones de una persona, a menudo encaminadas a la obtención de un objetivo.

Si bien para algunas personas es fácil motivarse y permanecer motivado, para otras es difícil vencer la desidia, el desinterés y el pesimismo. Si eres de estas últimas, en el presente artículo encontrarás información científica que podría ayudarte a superar el abatimiento y permanecer motivado.

¿Cómo surge la motivación?

La motivación se origina en nuestro cerebro. Allí, neurotransmisores como la dopamina —que no sólo produce placer— juegan un papel clave en nuestro estado de ánimo y, desde luego, en los mecanismos de recompensa: cuando el cerebro anticipa que algo bueno va a suceder, produce dopamina; así que parte de su función es, justo, motivarnos a actuar para que eso suceda.

En 2012, Michael Treadway y David Zald, de la Universidad Vanderbilt, usaron una técnica de mapeo cerebral llamada tomografía por emisión de positrones —PET scan, por sus siglas en inglés—, para analizar el impacto que tiene la dopamina en la motivación de una persona para trabajar.

Los científicos descubrieron que quienes están dispuestos a trabajar duro por una recompensa liberan más dopamina en áreas del cerebro involucradas en la recompensa y la motivación, como la corteza prefrontal, mientras que en los “holgazanes” la dopamina se concentra en otra área del cerebro, la ínsula anterior, encargada de la percepción de la emoción y el riesgo.

¿Qué es lo que nos motiva?

Por otro lado, en los años noventa, Victor Harold Vroom —académico de la Escuela de Administración de Negocios de Yale— desarrolló la Teoría de la Esperanza o de la Expectativa, que explica por qué las personas eligen comportarse de cierta manera y no de otras.

Vroom propuso que un individuo se comporta o actúa de cierta manera porque lo motiva el resultado específico que espera de dicho comportamiento, y eso hace que lo elija por encima de otros. Es decir, la motivación de la conducta está determinada por lo deseable que aparenta ser el resultado.

El especialista también incluyó factores individuales —personalidad, aptitudes, conocimiento, experiencia y habilidades— e introdujo tres variables dentro de la Teoría de la Expectativa, que son:

  • Expectativa: Consiste en la creencia o en la confianza de que los esfuerzos del individuo tendrán como resultado la obtención de los objetivos que desea. Normalmente se basa en la experiencia previa del individuo, en la confianza que tiene en sí mismo y en la dificultad percibida del objetivo.
  • Instrumentalidad: Es la creencia de que una persona recibirá una recompensa si cumple con el desempeño que se espera de ella: un aumento, un ascenso, reconocimientos o un sentimiento de haber cumplido con el deber; ésta es baja si, sin importar el desempeño, la recompensa es la misma.
  • Valencia: Es el valor subjetivo con el que un individuo dota a un resultado o a una recompensa, el cual se basa en sus necesidades, metas, valores y motivos. No es tanto un nivel de satisfacción, sino la satisfacción que se espera obtener de un resultado en particular.

¿Cómo motivarnos?

Muchas personas tienen la idea errónea de que es suficiente leer un libro o mirar atentamente un video inspirador para sentirse motivados para hacer alguna actividad que requiere esfuerzo. Pero, en realidad, la motivación es el resultado de realizar una actividad, no su causa.

Mujer tocando el violín

Tan pronto como una persona comienza a hacer algo, naturalmente empieza a sentir inspiración y, claro, motivación para terminar lo que empezó. Por lo tanto, para motivarte a realizar cualquier acción lo mejor es, simplemente, comenzar a hacerlo. Algo así como el eslogan de los tenis de la palomita.

¿Cómo me mantengo motivado?

Imagina que quieres ser un luchador profesional. Si eliges a un niño de ocho años como oponente, el entrenamiento te aburrirá rápidamente, pues ganarle será demasiado fácil; si, por el contrario, practicas contra un luchador de 120 kilos de la WWE, tus constantes derrotas te desmotivarán. Lo ideal sería entrenar con un oponente de similares habilidades, pues así habría un balance entre la oportunidad de ganar y el esfuerzo para lograrlo: los desafíos factibles nos ayudan a mantenernos motivados.

A muchas personas nos gusta aceptar tareas que suponen retos a nuestras capacidades, físicas o intelectuales, pero hay un factor que siempre se considera antes de aceptarla o rechazarla: su dificultad. Las tareas demasiado difíciles nos desmotivan y las muy simples, nos aburren.

¿Qué hacer si empiezas a perder la motivación?

Con el pasar el tiempo, inevitablemente comenzarás a perder la motivación. Hay muchos factores que contribuyen a que ocurra esto, desde un mal día hasta cansancio o depresión. Cualquiera que sea la causa, puedes cortarla de raíz siguiendo los consejos de esta infografía:

Infografía: Cómo sentirte motivado
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