Imagina que existiera una realidad en la que el mundo se acabó en la década de 1980 debido a una guerra nuclear entre los Estados Unidos y la URSS; otra, en la que México jamás se independizó de España; otra, en la que eres un empresario tan importante como Elon Musk o Bill Gates… y otra más, en la que moriste al nacer. También existe otra realidad en la que escribí este artículo en inglés isabelino, y otra en la que lo compuse en verso, al estilo del Siglo de Oro Español. De esto trata la idea del multiverso, en la que las posibilidades son, literalmente, infinitas.
En días recientes, gracias a películas como Spider-Man: sin camino a casa (2021) y a la maravillosa Todo en todas partes al mismo tiempo (2022), así como a la serie animada Rick y Morty, el tema de los universos alternos que se bifurcan y que llamamos “multiverso” ha cobrado tal fama y popularidad que incluso se bromea al respecto en memes y conversaciones cotidianas. Pero, al menos en la literatura y en la ciencia, el tema no es nuevo; hagamos un breve recorrido por el multiverso de las realidades alternas y las posibilidades infinitas…
Los muchos mundos de Hugh
El creador del concepto de los universos múltiples no fue un ser omnisciente ni un escritor de ciencia ficción, sino un científico: su nombre fue Hugh Everett III, quien nació en 1930 en Washington, estudió en la Universidad de Princeton y trabajó como contratista para el ejército de su país. Sin profundizar demasiado, citemos un artículo al respecto publicado en la prestigiosa revista Scientific American el 21 de octubre de 2008, con el título “The Many Worlds of Hugh Everett”:
…Los efectos cuánticos generan innumerables ramas del universo con eventos diferentes que ocurren en cada una […]. La teoría suena como una hipótesis extraña, pero de hecho Everett la infirió a partir de las matemáticas fundamentales de la mecánica cuántica. No obstante, la mayoría de los físicos de la época la descartaron y él tuvo que abreviar su tesis de doctorado sobre el tema para que pareciera menos controvertida.
Hugh Everett.
Everett era un veinteañero cuando propuso su tesis doctoral con ese razonamiento, que esperaba resolver los problemas de la física cuántica: según él, el universo se bifurca de forma infinita, creando otros mundos además del nuestro e integrando todas las posibilidades que se nos puedan ocurrir. Por supuesto, a menos que seamos el Dr. Strange, es imposible acceder a esas bifurcaciones y tampoco se puede contactar a los otros “Yos” que son millonarios, agentes del FBI o unos pobres diablos. Quizá por eso el concepto ha dado tantos frutos en la ficción, convirtiéndose en una fuente inagotable de inspiración para el cine y la literatura…
Obras multiversales
Aunque el concepto de los “mundos múltiples” de Everett data de la década de 1950, una de las primeras obras sobre realidades alternas es muy anterior, pues fue escrita en 1884 por Edwin Abbott y se titula Planilandia, una novela de muchas dimensiones. Su trama transcurre en un mundo donde las figuras geométricas son conscientes y el protagonista es un cuadrado en una Tierra bidimensional… pero poco a poco nos vamos enterando de que hay otros planos y realidades.
La mencionada obra se ubica dentro del género de la sátira, pero fue en la ciencia ficción donde la noción de los mundos paralelos y realidades alternas se desarrolló más ampliamente: novelas, cuentos y cómics sobre el multiverso comenzaron a multiplicarse como los universos mismos, y fue el escritor Michael Moorcock quien lo exploró a fondo a través de un personaje arquetípico al que llamó El Campeón Eterno, el cual tiene varias encarnaciones en realidades distintas: desde Elric de Melniboné, un príncipe albino en un reino de fantasía, hasta Jerry Cornelius, un psicodélico agente secreto en el Londres sesentero de nuestro universo.
Hablando de los cómics y del cine, aunque fue Marvel la empresa que popularizó al multiverso en su universo cinematográfico, el concepto fue abordado mucho antes por su competencia, DC Comics: en 1961, en el número 123 de Flash titulado “Flash of Two Worlds”, el primer Flash —Jay Garrick— se encuentra con el Flash que todos conocemos —hoy interpretado por el conflictivo Ezra Miller— luego de que Barry Allen vibra a hipervelocidad y rompe la barrera entre los universos. Sin duda, este cómic marcó un punto y aparte en el medio… y con él dejamos de lado la historia de los universos paralelos ficticios, pues sus bifurcaciones son infinitas.
Cortesía de amazon.com.mx
¿Qué dice la ciencia?
Veamos qué está ocurriendo actualmente con respecto a las teorías del multiverso. El tema no es sencillo ni fácil de comprender para los no iniciados, pero un libro reciente, escrito por Laura Mersini-Houghton —profesora de física teórica en la Universidad de Carolina del Norte— y titulado Before the Big Bang: The Origin of the Universe and What Lies Beyond, explica con claridad conceptos fascinantes como la eterna pregunta sobre qué había antes del Big Bang y, por supuesto, la idea del multiverso. En resumen, según esta brillante científica, la posibilidad de los universos alternos no resulta tan descabellada.
Asimismo, en el libro The Number of the Heavens: A History of the Multiverse and the Quest to Understand the Cosmos (2019), el periodista científico y editor del sitio Science News, Tom Siegfried, expone que a pesar de que muchos creemos que “universo” es un término que comprende todo cuando existe, en realidad es una definición que se queda corta porque hay mucho más.
Regresando al padre de los universos múltiples, el doctor Hugh Everett III, conviene recordar que murió en 1982 cuando era relativamente joven, a la edad de 51 años —al parecer, le encantaba fumar y beber en exceso—; para el interesado en su biografía y su obra, existe un documental que se titula Parallel Worlds, Parallel Lives, en el que su hijo —el músico Mark Olliver Everett— entrevista a especialistas sobre la obra de su padre.
Me gusta pensar que, aunque Hugh no vivió lo suficiente como para darse cuenta del impacto que tuvieron sus ideas en la cultura popular, quizás existe otro universo donde todavía vive, es igual de famoso que Carl Sagan, y disfruta de las merecidas regalías que recibe por parte de las productoras cinematográficas y de las editoriales de cómics.