
En México, cada 2 de octubre es un día de luto nacional en el que se conmemora la matanza ocurrida en 1968, en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, donde hoy una placa con los nombres de veinte de las personas asesinadas da fe del hecho. Esta fecha es también una oportunidad para reflexionar e investigar lo que ocurrió, las causas que abrazaron los estudiantes de la UNAM, del IPN y otras instituciones, así como los docentes que se unieron a las protestas y los profesionistas e intelectuales que se manifestaron, cuyas voces fueron silenciadas, pero no así sus ideales.
El movimiento estudiantil de 1968, como se le llama al conjunto de manifestaciones, mítines y movilizaciones que criticaban el modelo autoritario y represivo del gobierno mexicano, no surgió de la noche a la mañana: se gestó poco a poco debido al descontento social de años de represión y falta de transparencia en la escena política y económica del país. Inspirados en movimientos similares alrededor del mundo, estudiantes y profesionistas decidieron alzar la voz y exigir mejoras en el sistema de gobierno… pero lo que recibieron fue más violencia y autoritarismo.

Tras años de investigación a nivel nacional e internacional, se dictaminó que los responsables de la matanza fueron el presidente en turno, Gustavo Díaz Ordaz; el secretario de Gobernación y sucesor en el poder, Luis Echeverría Álvarez, quien fue absuelto en 2009 por falta de pruebas; el ejército mexicano, el grupo paramilitar Batallón Olimpia y la policía secreta. Además, se comprobó la intervención de la CIA y el Pentágono estadounidenses. Hasta hoy se desconoce el número exacto de muertos, pero se estima que sobrepasan los trescientos.
Reportes no hechos, cámaras rotas, personas desaparecidas y un sinfín de artimañas por mucho tiempo consiguieron ocultar la verdad de lo acontecido. Sin embargo, periodistas nacionales y extranjeros, activistas, escritores y dependencias especializadas han logrado reconstruir parcialmente los hechos de esa noche trágica en la historia de México, los cuales han sido plasmados en dibujos, pinturas, crónicas, películas, novelas, relatos y demás obras.
Uno de los títulos más conocidos sobre este evento es La noche de Tlatelolco, de la escritora mexicana Elena Poniatowska. El libro es una crónica armada con testimonios recogidos desde octubre de 1968 hasta el año 1970, donde se plasman las opiniones de personas directa e indirectamente involucradas en la masacre. La obra se divide en dos partes: la primera se ocupa de los sucesos previos a la tarde del 2 de octubre y la segunda narra lo que ocurrió durante la matanza a través de los testimonios recogidos.
Por otro lado, en 1989 se estrenó la película Rojo Amanecer del director Jorge Fons, la cual provocó reacciones diversas por parte del gobierno, la prensa y el público en general, ya que fue la primera obra fílmica en abordar abiertamente estos sucesos. Su filmación tuvo que ser realizada de forma secreta, pues el tema era considerado “peligroso” y se temían represalias o censura por parte del gobierno mexicano, lo cual terminó sucediendo, pues se retrasó sin justificación su estreno. Pero gracias a la presión social, el gobierno en turno cedió y permitió su exhibición, no sin antes censurar algunas partes de la cinta, que está inspirada en los testimonios de La noche de Tlatelolco y se basó en el guión Bengalas en el cielo de Xavier Robles y Guadalupe Ortega Vega.

Un libro que resulta imprescindible para comprender las ideas detrás del movimiento es El 68, la tradición de la resistencia de Carlos Monsiváis, quien tras revisar una gran cantidad de materiales de la época no sólo plasmó los sucesos ocurridos durante la matanza, sino la transformación del pensamiento individual y colectivo en la juventud mexicana que tuvo lugar durante las manifestaciones y los mítines, así como los esfuerzos del gobierno por suprimirlos.

Para finalizar, mencionaré La imaginación y el poder: una historia intelectual de 1968 del autor y periodista Jorge Volpi, un libro que sin dejar de lado los acontecimientos de esa noche oscura de la historia mexicana, analiza el papel previo y posterior de las figuras públicas de la escena política e intelectual en México, desde aquellos acusados de incentivar la agitación social hasta los que se colocaron del lado del gobierno y participaron en los intentos de censura del movimiento.
En relación con lo sucedido en Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, es tan importante la parte de “no olvidar” como la de analizar las conductas del gobierno, el clima político y el desequilibrio entre los distintos grupos sociales, para buscar estrategias que prevengan el autoritarismo y la represión por parte de organismos que deberían representar el pensamiento y los ideales de las comunidades.
