Gerhard Mayer – “#49”; 34 x 44 cm; rompecabezas en aluminio.
Durante la cuarentena, quienes tenemos el privilegio de quedarnos en casa contamos con más tiempo del habitual. Para muchos, los días transcurren entre el teletrabajo, las clases en línea, la educación de los hijos o los hermanos menores, y varias responsabilidades más. Sin embargo, es sorprendente cómo, a pesar de todos los pendientes que pueda haber, el no salir regala más horas a nuestros días. Ese tiempo ocioso es el que muchos están usando para descansar, ver todo el catálogo de Netflix, rebajar el altero de libros del buró o volverse un “master chef” desde la modesta cocina del hogar. Pero, ¿qué sigue cuando uno ya está harto de dormir o de leer, sin nada que ver en la TV, y hastiado de comer pan de plátano? No queda más que recurrir a nuestra imaginación. Aquí hay algunas propuestas para hacerlo:
1. Esculturas de frutas. ¿Quién no ha visto los hipnotizantes videos en internet de personas convirtiendo sandías en esculturas de rosas? Quienes ya terminaron con todos los recetarios y aún quieren hacer algo en la cocina, podrían intentar esculpir frutas; no es necesario que queden perfectas, basta con sentir la satisfacción de imponernos un reto. Por supuesto, hay que recalcar que uno sólo debe de esculpir lo que está dispuesto a comer en su totalidad, desde la obra de arte hasta las virutas que se acumulen. Si acaso uno prefiere no consumir algo que fue tan manipulado, se puede intentar esculpir huesos de aguacate. No a todos se les da la jardinería como para hacerlos germinar, pero algunos podrían tener una vena artística inexplorada que podría salir a relucir en una semilla de aguacate.
Fotografía de Pedro Figueiredo | Flickr
2. Restaurar juguetes. Algunos están pasando la cuarentena en la casa de sus padres, en sus habitaciones de infancia, quizá rodeados de juguetes empolvados. Estos pueden volver a ser una gran fuente de entretenimiento. En internet hay un mundo entero de personas dedicadas a la restauración de juguetes que pueden ayudarte a devolverle la movilidad a tu viejo muñeco de acción o a desenmarañar el cabello de aquella muñeca rubia. Hay un gran sentimiento de satisfacción en dedicarle tiempo a esos objetos que antes fueron tan preciados, los cuales podrían guardarse para las generaciones futuras o para donarlos a quienes más los necesiten.
3. Explorar Google Earth. Para algunos, quizá este fenómeno de internet pasó desapercibido, pero fue un pasatiempo muy popular hace algunos años. Alrededor del 2008, la gente subía a Youtube videos que mostraban lugares inusuales de la Tierra sirviéndose Google Earth, en los que se mostraban las coordenadas para invitar al espectador a ver esos lugares por sí mismo. Para los amantes de las aventuras y los viajes, esta podría ser una buena alternativa para la cuarentena. Explora el mundo a través de las imágenes satelitales de Google. ¿Quién sabe? Tal vez encuentres, en alguna formación rocosa, la figura de un apache con audífonos.
(Torre Eiffel – Google Earth) [1]
4. Leer música. Me resulta imposible imaginar a una persona que genuinamente deteste la música, que más bien parece ser universalmente disfrutada. Así que, ¿por qué no aprender a entenderla desde el punto de vista de la teoría musical? Existen muchos tutoriales en línea que enseñan a principiantes a leer música; si se desea ir aún más allá, también hay aplicaciones para celular y tablet que permiten tener “un teclado en la palma de la mano”. No hace falta terminar la cuarentena como un gran músico; basta con alimentar la curiosidad y entender un poco más sobre algo que cotidianamente consumimos con gozo.
5. Narrar partidos viejos. Un grueso de la población actual ve su cotidianidad perturbada por la ausencia de eventos deportivos. Para subsanar el vacío, siempre se puede recurrir a los clásicos, a los grandes momentos; buscar ese partido que nos apasionó antes y narrarlo como se ve a nuestros ojos, como mejor creemos que merece. Así, podemos darle voz al mítico gol de Maradona a Inglaterra en el mundial del 86, o el momento en que los Chicago Cubs rompieron la maldición de la cabra.
6. Explorar diccionarios y enciclopedias. Probablemente, algunos tengan a la mano diccionarios y enciclopedias de los tiempos anteriores al internet. Quizá no hayan sido abiertos en años, pero en estos momentos podrían convertirse en medios útiles para calmar el ocio. En una perezosa tarde, podemos abrir un tomo al azar, hojearlo un poco y leer alguna entrada. Podríamos terminar aprendiendo algo que nunca nos habíamos planteado, o descubrir palabras insólitas.
7. Cuaderno de biólogo. Si estás pasando la cuarentena en una ciudad y sientes la necesidad de tener contacto con la naturaleza, puedes dedicarle un poco de tiempo a la flora y la fauna urbanas. En un cuaderno, guarda muestras de las hojas de los árboles y plantas de tu jardín o de tus alrededores, anota sus nombres comunes e investiga los científicos. También puedes observar a las aves e intentar dibujarlas en el cuaderno. ¿Cuál es la diferencia entre una urraca y un cuervo? Hasta el gato del vecino puede convertirse en un objeto de estudio, si te lo propones.
8. Mezclar rompecabezas. Si en lo que va del confinamiento ya armaste y desarmaste los mismos tres rompecabezas o tienes varios incompletos, es momento de hacer algo diferente con ellos. ¿Qué pasaría si intentaras armar un cuadro con piezas de diferentes rompecabezas? Con un poco de creatividad, puede resultar en un hermoso collage que pondrá a trabajar a tus neuronas, que no estarán buscando una imagen preconcebida, sino algo de tu gusto con las posibilidades de las piezas dadas.
Gerhard Mayer – “#44”; 34 x 44 cm; rompecabezas en aluminio.
9. Body painting. Ya que no hay ningún evento social al que ir presentable, ¿por qué no quedarse en casa con un rostro completamente nuevo? Los artistas que están por agotar sus materiales, los amantes del maquillaje o quienes buscan algo completamente nuevo, podrían experimentar con el body painting. Hay tutoriales para principiantes que utilizan delineadores de ojos y boca, lápices labiales y sombras de ojos comunes para comenzar a pintar sobre el cuerpo sin salir de casa.
Foto: Viktoria Stutz
10. Crea tu propio lenguaje. A algunos, de niños, nos gustaba inventar palabras o “códigos” para guardar secretos entre amigos. Podemos recuperar este espíritu infantil e intentar desarrollar todo un idioma, quizás hasta con alfabeto. Si las habilidades lingüísticas no son lo tuyo, pero quisieras probar algo de este estilo, podrías volverte un maestro de “hablar en f”.
Uno de los alfabetos Klingon, Star Trek.
Para matar el tiempo y cumplir con la cuarentena sólo hace falta ampliar las posibilidades de nuestros pasatiempos usuales. Cualquier pasatiempo, por común que sea, pero que se encuentre fuera de nuestra zona de confort, será novedoso y retará nuestra creatividad. Entonces, si estás aburrido de las rutinas hit de ejercicio, quizá sea tiempo de intentar hacer yoga; si ya no se te ocurre qué más hornear, puedes buscar volverte un experto en tés e infusiones; y si estás cansado de dibujar o pintar, ¿qué tal un poco de origami? Hay más para hacer con lo que tenemos a la mano de lo que creemos.
[1] Foto: Especial.