Pensamiento a prueba de bloqueos

Pensamiento a prueba de bloqueos
Franz De Paula

Franz De Paula

Creatividad

A medida que navegamos por nuestro cauce diario, tenemos la tendencia a asumir que nuestra percepción es un retrato exacto del mundo real. Pero, por extraño que parezca, no es así. Lo que percibes nunca es el mundo directamente sino la mejor conjetura de lo que tu cerebro cree que es el mundo. Algo así como un simulador interno de la realidad externa: razonablemente decente —lo suficiente como para haber evolucionado hasta aquí—, pero impreciso. Nuestros sentidos nos dan sólo pistas de lo que la realidad puede ser. Pero todo tiene que ver con la percepción.

Cuando fluyes en tu trabajo, pierdes el sentido del tiempo. Estás absorto, cada ángulo tiene mil posibilidades. Te encuentras tan inmerso que sólo existe el aquí y ahora, un presente extendido a lo largo del gran significado que le das, suspendido mientras deconstruyes la realidad, reinventándola casi sin darte cuenta. Cuando trabajas bien en lo que sabes hacer bien, sabes y sientes que lo estás haciendo justo como merece ser hecho. Tu percepción es amplia, se desborda de ti. Otras veces, tu mente se acostumbra a un camino. Algo le parece obvio o cómodo y prefiere tomar esa postura a buscar otra —quizá más difícil, controversial o arriesgada. Así que parece acurrucarse ahí y cerrar los ojos, pero sólo es pereza o apatía, porque la mente en realidad nunca duerme. Es tu percepción que se cierra.

Sólo hay que saber reanimarla, abrirla de nuevo. La clave: emocionarla con algo. Seducirla con un ángulo distinto, un nuevo significado, un enigma sin resolver. La creatividad desaparece cuando, como individuos, aceptamos el status quo. Se nos olvida desafiar lo obvio, ver más allá del maquillaje. “¿Realmente 1+1 suman 2?” Podrían ser 2, por supuesto. Pero también podrían ser 11, si lo formulas así: | + | = ||. O podría equivaler a una “T”, si pones una barra perpendicular encima de la otra. Es el desafío continuo de lo aparente la premisa de la creatividad.

Los avances sólo suceden cuando se rompen las suposiciones. La historia de la humanidad es la evidencia. Analízala: cada suposición arraigada equivale a un obstáculo. La clave es enseñar a tu mente a darle la vuelta. Aquí hay cinco puntos interesantes para entrenarte en el pensamiento a prueba de bloqueos:

1. Si buscas resultados diferentes, no hagas lo mismo. Deja de hacer lo que estás haciendo.Date un baño, sal a caminar, ve una película, lleva a tu mente de paseo por lugares diferentes. Muchas ideas geniales han nacido en la tina, en bici, descansando o durmiendo. Cuando regreses al problema, lo percibirás diferente.

2. Haz una lista de todo lo que das por hecho acerca del problema. Cuando te enfrentas a una pregunta o a un desafío, escribir las suposiciones inherentes te da una visión más objetiva del asunto. Luego escribe una columna al lado que diga: ¿Qué pasaría si esto no fuera verdad, o si lo hago de forma opuesta?

3. Cambia la perspectiva. Imagina que eres un personaje, real o ficticio —por ejemplo, Sherlock Holmes—, y pregúntate: ¿cómo resolvería Sherlock este caso? Dibuja un mapa mental del proceso y detecta las similitudes entre su proceso mental y el tuyo. Quizá puedas seguir algunos de sus pasos.

4. Reordena el planteamiento. Pregúntate: “¿Y si vuelvo a escribir la pregunta?” Rompe el patrón que observas, reordena las piezas y formula un nuevo escenario.

5. Piénsalo al revés. A veces, la ruta a la solución de un problema se logra cuando cambias el orden de los elementos. ¿Qué pasaría si empiezas con el final y vas trabajando hacia atrás? El simple hecho de alterar un esquema establecido —o sea, alterar tu percepción— puede detonar ideas nuevas.

En suma, aprovecha las bases de la creatividad: inspiración, observación, análisis, asociación, combinación, organización, abstracción, síntesis e imaginación con acciones de tu vida cotidiana.

Todo es susceptible de ser aprovechado. Todo te sirve, nada se pierde, tú lo transformas. Un error es un acierto, si lo aprovechas. El bloqueo mental nace del miedo a equivocarnos. Quizás es una forma de nuestro estresado inconsciente para asumir un ángulo del mundo y esconderse tras él. Pero es sólo un calambre mental, eventual y natural; una especie de “mal viaje”. Es cuestión de aclararle el camino a tu mente, de ponerle letreros para que no se pierda, para que te lleve a paisajes más claros, fértiles y productivos. Es una cuestión de conocimiento personal, brindarle una estructura a tu percepción, muelles sólidos dónde atracar. Es una cuestión de entender mejor nuestra naturaleza humana, es evolucionar.

Aprender a desbloquear la mente significa redirigir nuestra percepción sobre nosotros mismos y aprovechar el mundo que nos rodea, reinventarlo. Significa darnos cuenta. Creo que estamos aquí por un lapso muy breve. No es la tragedia la que nos lleva, es la fortuna la que nos trajo. Sólo necesitamos observarnos de cerca. Estamos hechos de la misma materia que las estrellas. La diferencia es que nosotros estamos combinados de tal forma que podemos describir lo que significa estar vivo: reaccionar, oler cosas, sentirlas, expresarlas. Tal vez estamos aquí para que el universo pueda verse a sí mismo. Quizá somos su conciencia. Nuestra experiencia consiste en ser testigos. Por ese afortunado accidente de haber nacido, estamos casi obligados a prestar atención. Nos apremia a hacer algo al respecto. Aunque sea por un breve, pero extraordinario lapso. No hay bloqueo que resista este pensamiento…

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