¿Qué es la literatura interactiva?

¿Qué es la literatura interactiva?
José C. Sánchez

José C. Sánchez

Creatividad

Toma un descanso, lo mereces. El día finalizó, has terminado con sus pendientes y estás listo para sumergirte en las actividades de ocio que tus horas de tiempo libre te permiten: puedes elegir entre ver televisión basura, videos de gatitos en internet, o leer tu revista digital favorita. Tomas tu dispositivo electrónico y empiezas a deslizar tus ojos por la pantalla, hasta encontrar un término que te parece intrigante. Y entonces, te preguntas: ¿qué diablos es la literatura interactiva?

Antes de contestar, tratemos de entender algunas cosas. La primera: la literatura no comenzó con los libros sino con la oralidad; historias que se contaban en tribus, en torno a una fogata quizás, y pasaban de generación en generación creando lo que conocemos como mitos. En este punto, podría decirse que ya había una incipiente interacción entre los que contaban la historia y quienes la escuchaban y luego la reproducían, añadiendo detalles personales.

Dando un salto colosal en el tiempo, llegamos al siglo XX: los libros se producen en masa y son accesibles para la mayoría, y la literatura interactiva podría ubicarse en la técnica del cut up de William Burroughs o en prácticas como el cadáver exquisito de los surrealistas. Años después, surgió una serie de lecturas tituladas “Elige tu propia aventura”, en la que el lector tenía que tomar decisiones en determinados puntos del texto y éstas daban forma a la trama: así la interactividad del texto con el lector tomó otra de sus formas. Influidos por esta idea surgieron los juegos de rol que se desarrollaron gracias a la fama de Dungeons and Dragons.

Ahora demos el salto definitivo hasta la era del internet, en la que con un clic tenemos acceso a un mundo que antes era sólo una fantasía de la ciencia ficción, los dispositivos tecnológicos caben en la palma de la mano y, aunque no ha desaparecido en su forma física tradicional, el libro ha evolucionado: ahora puedes guardar cientos de ellos en una biblioteca virtual y leerlos en la pantalla de tu computadora, tableta o dispositivo de lectura.

Las limitaciones que dictaba la impresión en papel —se trata de un medio estático, incapaz de interacción alguna— han sido superadas por los formatos electrónicos y así nace la llamada literatura digital, que reúne a los autores de narraciones y poesía con ingenieros, programadores, diseñadores e ilustradores.

Este tipo de literatura tiene diversos rasgos que la distinguen. Para empezar, puede accederse a ella sólo a través de dispositivos informáticos y, casi siempre, gracias a una conexión a la red —si el ciberespacio es la realidad construida por la red que forman las computadoras del mundo, la ciberpoesía es la poesía que se encuentra en ella, dice el académico Rodolfo Mata, de la UNAM. Gracias a los avances tecnológicos, lo que antes era texto e imágenes fijas en un papel ahora puede integrar imágenes en movimiento, sonidos y sistemas de manipulación por parte del lector/usuario, que puede “intervenir” la obra usando el teclado, el ratón, el lápiz electrónico o incluso cascos de realidad virtual.

En México, destacan los esfuerzos de e-literatura —una abreviación de “literatura electrónica”— que lleva a cabo el Centro de Cultura Digital, el cual “busca generar dinámicas de escritura digital, a través de diversos disparadores: laboratorios en los que participan escritores, programadores, animadores, diseñadores, músicos y un largo etcétera, con el fin de elaborar piezas colaborativas de literatura digital”.

En estos espacios existen pantallas y recursos tecnológicos que permiten que la poesía, los narradores y los usuarios se interconecten de maneras distintas, dando lugar a creaciones que ya no son propiamente sólo de su autor. Ejemplos como los “Concretoons”, la poesía electrónica y una “arborescencia programada” pueden leerse aquí.

Existen otros ejemplos de esta “literatura de inmersión”, como la app iClassics, la cual permite al lector cierto grado de interactividad en el desarrollo de la historia y en la que las narraciones se ven aderezadas con animaciones y música, lo cual permite que hasta el más reacio a la lectura puede ser hechizado por el poder de la palabra escrita. Así, autores clásicos como Poe, Lovecraft o Washington Irving reciben un barniz tecnológico para cautivar a las nuevas generaciones de lectores —puedes ver el catálogo en este sitio.

Otra más es la iniciativa mexicana Ipstori, que cuenta con un blog y una app que permite al lector “sumergirse en la lectura” a través de experiencias que se valen no sólo del texto, sino otras herramientas como la música, las animaciones, los videos y el sonido —hay versiones audibles de las narraciones—, además de que ofrecen narraciones por estado de ánimo, por tiempo de lectura y “readlists”. Si llama tu curiosidad, entra aquí.

La forma en que leemos y consumimos información en internet ha modificado el modo y los canales en que los autores nos hacen llegar sus obras. Por eso la literatura digital ha engendrado géneros novedosos como la narrativa hipertextual, que construye la narración con fragmentos de hipertexto que se relacionan a través de vínculos; la hiperficción explorativa, que tiene un solo autor pero permite al lector tomar decisiones sobre sus trayectos de lectura; la narrativa hipermedia, que amalgama elementos visuales, auditivos y tipográficos a través de  programas informáticos; la twitteratura, que son narraciones que se limitan en tweets de 140 o 280 caracteres, o se desarrollan a través de “hilos” de tweets y pueden, incluso, construir narraciones complejas, y la hiperficción constructiva, que es una forma de escritura colaborativa.

El formato físico del libro permanecerá por muchísimos años más, pero el texto no está condenado al encierro, pues evoluciona de manera vertiginosa, se niega a morir porque al final de cuentas es lenguaje, es comunicación y es belleza. Sin embargo, habrá que ver el desarrollo de la literatura en los años que vienen, pues como dice el escritor español Juan José Millás: “El libro va a convivir con el celular durante mucho tiempo; pero el futuro no es el del papel”.

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