Una figura presente en muchas fábulas, en narraciones fantásticas y mitológicas, y en la vida pública de muchos pueblos es la del hombre sabio: a menudo, se trata de un anciano o de un hombre maduro, versado en las ciencias y las artes de su tiempo, con capacidad de gobierno y liderazgo, y que además es reconocido por su buen juicio y por lo desapasionado y objetivo de sus decisiones. Así las cosas, ¿sabías que hubo un grupo de intelectuales que fueron llamados los Siete Sabios de México? Antes de revelarte quiénes fueron estos coterráneos ilustres, es preciso conocer la leyenda de otros siete sabios: los de Grecia.
Sabiduría y humildad
Cuenta una leyenda antiquísima que, en tiempos de la antigua Grecia, un grupo de pescadores de la isla de Cos recogió entre sus redes nada menos que el tridente de la legendaria Helena de Troya, quien lo arrojó al mar durante su viaje de regreso desde Troya hacia Esparta. Los pescadores habían vendido de antemano el fruto de su pesca a unos viajeros del pueblo de Mileto, pero como al final se rehusaron a entregar el tridente, la guerra estalló entre Cos y Mileto. Al consultar sobre qué hacer con el disputado tridente al Oráculo de Delfos, éste indicó que debía ser entregado al hombre más sabio.
Así fue que el objeto llegó a manos de Tales de Mileto, quien fue uno de los primeros hombres en emplear el razonamiento y el pensamiento científico para explicar los fenómeno del mundo. Sin embargo, el físico, filósofo, matemático, geómetra y legislador humildemente rechazó el nombramiento y el objeto, y se lo hizo llegar a Blas de Príene, un filósofo que a menudo era consultado en asuntos de litigio y era conocido por la imparcialidad de sus juicios.
Pero Blas también rechazó el honor y se lo pasó a otro sabio, hasta contar siete antes de que el famoso trípode fuera dedicado al dios Apolo. Dependiendo de la fuente, entre los otros cinco sabios se enlista a: Cleóbulo de Lindos, Solón de Atenas, Quilón de Esparta, Pítaco de Mitilene y Periandro de Corinto, quienes en su conjunto pasaron a la historia como los Siete Sabios de Grecia. El recuento de estos hechos llegó a nosotros gracias al historiador griego Diógenes Laercio, quien en vida confeccionó las biografías de estos ilustres filósofos.
Conferencias y conciertos
Viajemos ahora hasta la Ciudad de México en los albores del siglo XX, cuando el humo de las carabinas y los cañones de la Revolución empezaba apenas a disiparse. El 5 de septiembre de 1916, un grupo de siete estudiantes de la Facultad Nacional de Jurisprudencia de la Universidad Nacional —hoy, Facultad de Derecho de la UNAM— establece formalmente la Sociedad de Conferencias y Conciertos, cuyo propósito fundamental era hacer llegar la alta cultura a los estudiantes universitarios del México posrevolucionario.
Este grupo de jóvenes intelectuales tenía ideas de avanzada, pues una de sus principales aportaciones fue el impulso ante el Congreso de la Unión de la autonomía de la Universidad Nacional. Además, eran duros críticos de la ideología reaccionaria y de los últimos remanentes del régimen porfirista. En sus primeras sesiones se dictaron charlas sobre temas tan álgidos como “¿Qué es el socialismo?” o “Las instituciones democráticas modernas”, mismas que se aderezaban con música de cámara o sonatas para violín de Beethoven.
Por su número y para burlarse de sus aspiraciones intelectuales, muy pronto esta sociedad recibió el mote de “Los Siete Sabios de México”; sin embargo, con el tiempo este apodo se convirtió en motivo de orgullo y se conservó como una manera de dar un sello y un reconocimiento público a su labor. ¿Y quiénes eran estos supuestos sabios? A saber:
- Manuel Gómez Morín. Chihuahuense, llegó a ser rector de la Universidad Nacional de México y fundador del Partido Acción Nacional (PAN).
- Vicente Lombardo Toledano. Poblano, fue líder sindical, político, filósofo de tendencias marxistas y fundador de la Universidad Obrera de México, de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y del Partido Popular Socialista (PPS), por el que fue candidato a la presidencia.
- Alfonso Caso. Además de abogado, fue arqueólogo, historiador y académico; hizo grandes aportaciones al conocimiento de las civilizaciones prehispánicas de Mesoamérica, fue rector de la UNAM, primer director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y fundador de la Academia Mexicana de la Historia.
- Antonio Castro Leal. Potosino, además de abogado fue literato y filósofo, director de la Universidad Nacional de México (UNAM) y del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), además de miembro del Colegio Nacional y de la Academia Mexicana de la Lengua.
- Jesús Moreno Baca. Chihuahuense, abogado y gestor cultural; fue el Sabio que menos brilló en la escena pública y política de su tiempo.
- Alberto Vázquez del Mercado. Guerrerense, abogado, crítico literario y bibliófilo; fue Ministro de la Suprema Corte de la Nación y dueño de una enorme biblioteca, que donó a la Academia Mexicana de la Lengua.
- Teófilo Olea y Leyva. Morelense, también fue Ministro de la Suprema Corte y fundador de la Barra Mexicana Colegio de Abogados.
Vicente Lombardo Toledano.
Manuel Gómez Morín.
Al paso del tiempo y a medida que estos miembros originales dejaban la sociedad, estudiantes de la talla de Luis Enrique Erro, Narciso Bassols y Daniel Cosío Villegas iban incorporándose al selecto grupo. Sus primeras reuniones tenían efecto en el salón de actos del Museo Nacional de Arqueología e Historia y, por la popularidad de sus conferencias —que eran transcritas y publicadas en una revista—, pronto se convirtieron en columnistas de periódicos como El Universal.
Más adelante, y a iniciativa de su maestro, Antonio Caso —hermano mayor de Alfonso—, fundaron la Revista Técnica Universitaria, donde difundían el trabajo de sus miembros y de cualquier estudiante universitario interesado en la filosofía, la historia o la ciencia. La importancia de este grupo de intelectuales fue tal que se les ha llegado a considerar “los caudillos culturales de la Revolución”.
Como podemos constatar, con el tiempo cada uno de los Siete Sabios de esta juvenil asociación tuvo un gran impacto en la historia y en la vida política de nuestro país. Cabría preguntarse, como un ejercicio, qué brillantes científicos, académicos, historiadores, literatos, juristas y filósofos mexicanos actualmente vivos y en ejercicio de sus funciones podrían incluirse entre los Nuevos Siete Sabios de México. Tú, ¿a quiénes postularías?