Cuando uno rebasa cierta edad, empieza a poner su atención en lo que brinda la esperanza de una vida más sana y prolongada, así como en todo aquello que resta vitalidad y longevidad. Así, en general los médicos coinciden en que no fumar o dejar de hacerlo, hacer ejercicio moderado y constante, evitar alimentos ultra procesados y tener un círculo social activo aumenta la esperanza de vida, mientras que el consumo de tabaco y alcohol, la obesidad, el sedentarismo, el aislamiento y la presencia de enfermedades cardiacas o metabólicas da pie a una visita precoz de la señora de la guadaña. Pero, ¿sabías que hacer la prueba de pararte en un solo pie es un excelente indicador de cuántos años vivirás?
Al menos eso es lo que sugiere un estudio estadístico realizado en una clínica brasileña de medicina deportiva y publicado recientemente en el British Journal of Sports Medicine. En dicho estudio —realizado entre 2009 y 2020— participaron un total de 1702 individuos, entre hombres y mujeres, cuyas edades fluctuaban entre los 51 y los 75 años al momento del primer chequeo médico, en febrero de 2009. A todos se les tomaron medidas corporales —estatura, diámetro de cintura y grosor de piel— y se les sometió a pruebas diversas para saber su estado de salud inicial.
Antes de la prueba los investigadores aclararon que, a diferencia de la fuerza muscular, la capacidad aeróbica y la flexibilidad, que empiezan a decaer desde los treinta años, el sentido del equilibrio permanece bastante bien preservado hasta la sexta década de vida, cuando empieza a deteriorarse de forma acelerada. Entonces, el test era simple: el individuo tenía tres oportunidades para permanecer de pie sobre un solo pie, sin soporte adicional alguno, con los brazos abiertos en cruz y la mirada sostenida al frente, durante diez segundos.
Como promedio general, uno de cada cinco participantes no pudo completar la prueba. Y analizando los resultados por segmento de edad fue posible notar que, previsiblemente, el porcentaje de gente incapaz de permanecer en equilibrio aumentaba de forma proporcional a su edad: desde el 5% de quienes tenían entre 51 y 55 años, hasta un apabullante 54% —esto es, más de la mitad— de quienes ya estaban instalados en su séptima década de vida. Pero eso no fue lo más sorprendente, sino que casi el 20% de quienes no pudieron sostenerse en pie murió dentro del periodo de diez años que duró el estudio, contra menos del 5% de quienes sí completaron exitosamente la prueba.
Al leer estos resultados, no se puede evitar que en el interior surja la duda de si una prueba física tan sencilla en realidad tiene implicaciones tan importantes en la longevidad de una persona. Sin embargo, las razones más profundas son fáciles de entender, pues detrás de esa drástica pérdida del equilibrio existía una salud mucho peor: casi todos eran obesos, muchos eran sedentarios, sufrían de enfermedades cardiovasculares y en sus pruebas se habían detectado hipertensión arterial y altos niveles de colesterol en sangre.
Tras calcular factores de riesgo preexistentes, edades y sexo de los participantes, los investigadores concluyeron que la incapacidad de mantenerse en pie sobre un solo pie durante diez segundos se asocia con un riesgo 84% mayor de fallecer dentro de los diez años siguientes, por cualquier causa. Desde luego, todo esto hace eco con historias recientes que he escuchado de gente cercana, en las que una caída sufrida por una persona mayor de 70 años a menudo deriva en un declive grave de la salud o, incluso, en una muerte repentina.
Así las cosas, sin importar la edad que tengas, haz la prueba para ver cómo andas del sentido del equilibrio y repítela a lo largo de tu vida. No se trata, desde luego, de sólo desarrollar la capacidad física de mantenerte sobre un solo pie, sino de adoptar un estilo de vida que te permita, por añadidura y de forma natural, mantenerte en perfecto equilibrio tanto física como internamente hasta que llegues a una edad muy, pero muy avanzada.
