
El escritor galo Anatole France (1844-1924) narró que en la localidad francesa de Chinon, reconocida por su vino tinto de uvas Cabernet Franc, nació en el año de 1495 uno de sus hijos más célebres: François Rabelais, quien igualaría en saber a los hombres más ilustres de su siglo y relataría las más alegres y ejemplares historietas que han sido relatadas en este mundo —se dice que Rabelais no nació en la ciudad de Chinon, sino en Devinière, una casa de campo en la población de Seuilly. Probablemente murió en 1553 o 1554. [1]
Rabelais —médico, fraile y escritor— es uno de los grandes exponentes de la prosa francesa del siglo XVI, heredero de la tradición cultural y científica de finales del Medievo. Es autor de Gargantúa, que apareció en 1534 o 1535, después de la publicación de las aventuras de Pantagruel en 1532. La primera obra narra las proezas del gigante del mismo nombre, y la segunda cuenta las aventuras de su hijo. Gargantúa es un personaje de carácter burlesco y extraordinario, cuyas hazañas sirven al autor para dar cuenta de numerosos aspectos de la sociedad de su época. [2]

Ilustración de Gustave Doré para Gargantúa.
Rabelais critica violentamente a ciertas instituciones oficiales y pone de manifiesto su alta formación humanista y científica en un lenguaje de exuberancia inusitada, lleno de palabras inventadas y de términos y expresiones típicos de la lengua popular, sin evitar la escatología [3] y las referencias a la comida y la bebida.
En sus cinco novelas sobre Gargantúa y Pantagruel refleja los géneros míticos de la epopeya y la gigantomaquia [4] para narrar las andanzas de gigantes golosos, empleados por los hombres como máquinas de guerra, que no paraban de beber, comer, devorar libros eruditos, eructar, ventosear, defecar y blasfemar. [5]
Aunque durante mucho tiempo se pensó que Gargantúa era un personaje literario creado por Rabelais —tampoco inventó a Pantagruel, aunque éste no ocupa ningún lugar en la “mitología francesa”—, en realidad lo rescató de un antiguo relato enraizado en la tradición folclórica medieval, conocido en la mayor parte de la geografía francesa, típico de la literatura popular [6] y que tenía como centro las gestas de un grupo de gigantes. Dicho texto estaba escrito en tono burlesco y se difundió en forma de panfleto durante las ferias de las principales ciudades comerciales francesas de la época. [2] , [7]

Ilustración de Gustave Doré para Pantagruel.
Gargantúa no sólo aparece en la obra de Rabelais, sino también en las llamadas crónicas gargantuinas y en ediciones de la llamada Biblioteca Azul, cuyos textos, a pesar de ser cómicos y de baja calidad literaria, pudieron haber tenido alguna participación del autor que nos ocupa.
Por otro lado, se dice que Gargantúa —cuyo significado es “garganta”— desciende de los gigantes Grantgosier —el padre— y Gallemelle —la madre—, que fueron “fabricados” por los caprichos del mago Merlín a partir de los huesos de ballenas macho y hembra, junto con recortes de uñas de Ginebra, la esposa del mítico Rey Arturo. Así, al crecer Gargantúa, es llevado por el mago a la corte del rey para convertirse en un exterminador de gigantes. [7]
Gargantúa, el personaje más popular del folclore francés, es vinculado a un gran número de relatos. Se describe como un gigante bonachón y comilón que viene de lejos, que hace surgir ríos con su orina o los deseca con su sed descomunal, y que ha descendido a los infiernos. Modela paisajes al crear cimas con sus heces o con pedacitos desprendidos de las suelas de sus majestuosos zapatos. Utiliza un mazo en la lucha, al igual que el héroe Hércules, o arranca un árbol para usarlo como arma. Además, su nombre se vincula a numerosos topónimos franceses, como el dolmen de Ile-Bouchard —un megalito o gran piedra horizontal apoyada en otras— que sería un tejo —placa o pedazo de piedra para jugar rayuela— lanzado por Gargantúa. [7]
La característica principal de Gargantúa es ser un gigante benefactor para la humanidad, mientras que la mayoría de los gigantes mitológicos o folclóricos son malévolos. La gran hazaña del héroe es, precisamente, liberar a la Tierra de estos seres descomunales que, por su fuerza, atemorizan a la gente.
Por esta y otras razones se piensa que Gargantúa resurge en esos tiempos como un mito nacionalista francés frente a las arremetidas de los ingleses, pues hace parecer al gran Rey Arturo de Bretaña como un ser débil que ha de recurrir a la ayuda del gigante galo para defenderse. [7]

[1] France, Anatole, Vida de Rabelais,1982. pág. IX-LVIII. En: Rabelais,François, Gargantúa y Pantagruel, Editorial Porrúa, México, pág. 497.
[2] Delgado Cabrera, Arturo, Reseña a Gargantúa, Edición y traducción de Alicia Yllera, El Guiniguada, págs. 8-9.
[3] Referente a los excrementos y otros desechos corporales.
[4] Gigantomaquia significa literalmente “guerra de los gigantes”; es un episodio de la mitología griega.
[5] Repollés-Llauradó, Jaime; Alemany Sánchez Moscoso, Vicente, La risa de fuego: un análisis antropológico sobre el papel trasgresor del fuego en la creación artística. Arte, Individuo y Sociedad, 2014, págs. 26(1): 101-115.
[6] También denominada como paraliteratura, por estar destinada a las masas.
[7] Yllera Fernández, Alicia, Gargantúa en el folclore medieval francés: la prehistoria de un mito literario, Cuadernos del Cemyr, págs.14: 187-204.