El pasado 2 de noviembre de 2023, cincuenta y tres años y medio después de que Paul McCartney anunciara su salida del “cuarteto Liverpool”, lo que en términos prácticos significó la disolución de la banda de rock más exitosa de todos los tiempos, el mundo de la música se sacudió con la salida al mercado del sencillo “Now and Then”, oficialmente anunciado como la última canción de The Beatles. Pero, ¿es verdad lo que la mercadotecnia está tratando de vendernos?
Primero, un poco de contexto. Como en algunas películas de misterio, todo comienza con el hallazgo de una cinta perdida: unos años después del asesinato de John Lennon en diciembre de 1980, su viuda Yoko Ono estaba revisando algunas pertenencias del genio cuando encontró un cassette —es decir, una cinta magnética— donde Lennon había grabado tomas de una canción en la que estaba trabajando cuando la muerte lo sorprendió. Según el recuento, Yoko llamó a Paul McCartney y le entregó la cinta.
Años después, durante la década de 1990 y cuando George Harrison aún vivía —el Beatle murió en noviembre de 2001—, él y Paul trabajaron en los pasajes que había escrito John, pero no le les gustó el resultado y de nuevo la canción quedó en el olvido. Fue hasta la filmación de la serie documental The Beatles: Get Back (2021), dirigida por el genial Peter Jackson, que los dos Beatles vivos supieron de una tecnología digital que “extraía” la voz de cualquier grabación, de modo que decidieron darle un último chance a “Now and Then” y, después de dos años de trabajo, Paul y Ringo Starr —quienes tocaron el bajo y la batería en la toma final— finalmente la lanzaron al mercado.
Cuando uno escucha la canción, el timbre de voz y el estilo de Lennon son inconfundibles y son notorias las aportaciones de los cuatro miembros de la banda; aunque, para mi gusto, más que a los Beatles “Now and Then” suena como un collage de canciones que John, Paul y George sacaron al mercado en plan solista. Pero más allá de una reseña, de una opinión personal sobre la calidad de la canción o de decir si me gustó o no, lo que me gustaría destacar es la idea de que “Now and Then” sea la última canción de The Beatles.
Imagen cortesía de https://twitter.com/thebeatles
Aunque oficialmente esté siendo comercializada con el marbete de la banda, ¿en verdad podemos considerarla una obra póstuma de una banda que dejó de colaborar hace medio siglo, cuando sabemos que se creó basándose en la composición de alguien que murió hace cuarenta años —y quien seguramente la quería para interpretarla él mismo—, con acordes de otra persona muerta hace dos décadas y usando tecnología digital para zurcir e hilvanar todas las piezas?
Aceptar lo anterior, según la opinión de este humilde sombrerero, equivale a afirmar que una banda es simplemente la suma matemática o la yuxtaposición de las voces y los instrumentos de sus miembros. Pero quienes vimos el documental mencionado líneas arriba nos dimos cuenta de que lo que hizo tan genial y popular a The Beatles no fueron sus aportaciones individuales, sino la chispa que surgía de la interacción de los cuatro músicos y genios creativos cuando estaban encerrados en un estudio de grabación.
Poniéndolo en términos culinarios, una esencia química con sabor a limón jamás tendrá el mismo efecto que el jugo de un limón recién exprimido; del mismo modo, la presencia de Lennon en el estudio, sus ideas, el contraste que tenía con la musicalidad de McCartney y la acidez de sus comentarios —la analogía con el limón no fue aleatoria— simplemente no se puede reemplazar sólo con su voz inerte y congelada en una cinta magnética. Y ya no hablemos del otro muerto, que sazonaba la música Beatle con pizcas de una espiritualidad ausente en el nuevo sencillo… lo cual no será impedimento para millones de descargas y estratosféricas ventas en vinilo del “nuevo lanzamiento”.
Mi veredicto, si a alguien le importa, es negativo; pero quizá sea tiempo de ir acostumbrándonos a este tipo de producciones musicales, típicas de la segunda década del siglo XXI. Así pues, no dudo que pronto empezarán a surgir más “cintas perdidas” de Jim Morrison, de Gustavo Cerati o de Kurt Cobain que los miembros vivos de sus bandas originales “retomarán”, filtrarán digitalmente y nos entregarán como “una nueva canción, tal como ellos la habrían concebido”. Música virtual hecha por muertos, con ayuda de la inteligencia artificial: toda una distopía futurista al alcance de nuestros oídos…