¿Realmente se crea arte al usar la inteligencia artificial?

¿Realmente se crea arte al usar la inteligencia artificial?
Guadalupe Gutiérrez

Guadalupe Gutiérrez

Creatividad

Inteligencia artificial (IA) es un término que designa a herramientas tecnológicas programadas para realizar tareas que imitan el razonamiento y el aprendizaje atribuidos a la inteligencia humana, las cuales se han popularizado tanto en los últimos años que hoy es normal leer noticias o posts en redes sociales que anuncian nuevas aplicaciones basadas en esta tecnología que se usan para redactar textos, buscar información, administrar bases de datos y editar o generar imágenes, video y sonido, con la promesa de llevar a cabo en pocos segundos lo que a una persona tomaría horas, días o incluso meses completar.

Usuarios de redes sociales y diversos medios especializados han vertido opiniones, tanto positivas como negativas, acerca del uso de esta tecnología. Y en el área artística este debate es constante, pues aún no hay consenso sobre las implicaciones éticas, económicas y de autoría que derivan de la producción de arte usando IA.

Creación mediante IA

Los defensores sostienen que la inteligencia artificial brinda la posibilidad de crear arte a aquellas personas que no tienen las habilidades para hacerlo con medios tradicionales, incluso la comparan —sea esto preciso o no— con lo que en su tiempo representó el uso de la cámara fotográfica para hacer retratos. Sus detractores sostienen, en cambio, que quien utiliza IA para crear arte no es en realidad un artista y la obra creada no puede ser considerada verdadero arte.

En sí, llamar “arte” a algo es una postura personal, pues la apreciación estética es subjetiva —salvo cuando se evalúa la calidad técnica usada en su realización—; pero algo que debe debatirse con enfoque ético y basándose en valores universales es el plagio. Es decir: los algoritmos de una IA, ¿crean obras originales o sólo integran partes de obras ya creadas sin darles reconocimiento alguno?

Una de las herramientas de IA más usadas es ChatGTP, desarrollada por OpenAI, la cual entre otras capacidades redacta textos a partir de indicaciones o prompts dados por un usuario. Este chatbot se usa para dar respuestas rápidas a preguntas complejas, ya que integra elementos encontrados en la web de manera clara y más o menos acertada, ya que muchos usuarios reportan fallas y datos erróneos que se han llamado “alucinaciones de la IA”.

Como sea, su uso generalizado ha provocado cambios significativos en las escuelas de todos los niveles, pues cuando los profesores se dieron cuenta que muchas tareas presentadas por alumnos se habían elaborado con esta herramienta, tuvieron que replantear la forma de trabajar y de evaluar el aprendizaje y desempeño. Entonces, uno podría preguntarse: si en ámbitos académicos se reconoció el uso de IA como una manera de “hacer trampa”, dado que el bot realiza el trabajo por los alumnos, ¿podría aplicarse un criterio idéntico en el caso del arte? ¿Se puede reclamar como propia la autoría de una obra creada con inteligencia artificial, cuando el usuario sólo dio las indicaciones a la aplicación y ésta realizó todo el trabajo?

En Estados Unidos ha habido avances legislativos en torno al uso de herramientas con esta tecnología. Por ejemplo, no es posible registrar con derecho de autor una obra hecha utilizando IA, ya sea texto o imagen, pues se considera que dar las indicaciones al software no implica que el ser humano realice un trabajo creativo y que la obra resultante depende de la interpretación que realice la IA. Así, los productos obtenidos con inteligencia artificial son considerados generativos, no creativos, de modo que el término creatividad sólo es reconocido para los seres humanos.

No obstante, en febrero de 2023 la U.S. Copyright Office —Oficina de Derechos de Autor de los Estados Unidos— dictaminó que una novela gráfica que contenía texto escrito por humanos e imágenes generadas por IA podía ser protegida por las leyes de derecho de autor, ya que involucraba intervención y creatividad por parte de un ser humano en su producción; sin embargo, las imágenes no podían ser protegidas de forma individual, pues no son de autoría humana y fueron creadas usando una popular herramienta de IA generativa llamada Midjourney.

La herramienta de IA generativa Midjourney

La cuestión que sigue bajo escrutinio constante es: si los algoritmos de las IA más empleadas en la actualidad fueron entrenados usando obras de diversos artistas sin su consentimiento y sin pagarles derechos de autor, ¿deberían estos creadores, entonces, reclamar una parte de lo que pagan los usuarios por las versiones premium[1] de ChatGTP o de Midjourney?

Estas preguntas —sumadas a la incertidumbre por el reemplazo del trabajo humano en áreas de traducción, subtitulaje, creación de guiones y notas periodísticas, diseño gráfico y arte digital, entre otras— han derivado en debates, foros y hasta en la huelga del Sindicato de Guionistas de Estados Unidos de 2023 y en una demanda a OpenAI por parte de autores cuyas obras se usaron para entrenar el algoritmo, que ahora presume ser capaz de imitar sus estilos de escritura.

Hoy, en Amazon están a la venta libros escritos con ChatGTP “en coautoría” con las personas que dieron los prompts para generar el texto, y también hay muchas portadas de libros diseñadas con herramientas de IA. En ambos casos, los usuarios ahorraron dinero al no contratar editores ni diseñadores, y las aplicaciones se nutrieron de obras protegidas por derechos de autor y de artistas reconocidos, por lo que resulta innegable la necesidad de legislar en torno al uso de éstas para entrenar una IA. Y tú, ¿crees que se puede crear arte usando la inteligencia artificial o que sólo son interpretaciones que un sistema hace de indicaciones y de obras existentes en sus bases de datos?…

Cierre artículo

[1] A diciembre de 2023, la suscripción de ChatGPT-4 cuesta 20 dólares al mes y la de Midjourney fluctúa entre los 10 y los 120 dólares mensuales. [N. del E.]

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