Reprograma tu cerebro y líbrate de pensamientos obsesivos

Reprograma tu cerebro y líbrate de pensamientos obsesivos
Michelle Medrez

Michelle Medrez

Mente y espíritu

Aunque creamos que tenemos control sobre nuestros pensamientos, lo cierto es que nuestro cerebro está programado para automatizar procesos mentales sobre las personas o situaciones a los que está acostumbrado, y también a “quedarse estacionado” en ciertas ideas, en especial si no es capaz de superarlas. Es entonces cuando el cerebro intenta usar los mismos mecanismos mentales que conoce, lo cual da lugar a circulos viciosos y pensamientos obsesivos.

En su libro El cerebro: manual de instrucciones, el psiquiatra estadounidense John J. Ratey refiere que este órgano vital funciona a partir del lema “La supervivencia es primero”, lo cual significa que cuando enfrentamos un suceso percibido como una amenaza potencial, nuestro cerebro busca toda la información disponible, le da vueltas, la rumia y, sólo entonces, actúa.

Cualquiera que haya experimentado en carne propia la rumiación mental, sin importar la causa, podrá dar fe de que en ese estado es inevitable sentir malestar, estrés y angustia, y que aunque nos esforcemos en distraer la atención —“piensa en otra cosa”, nos decimos— todo parece hacernos regresar a la rumiación en torno a lo que sea que estábamos pensando y todos los pensamientos que se generan desembocan en la misma idea.

La rumiación mental

Un ejemplo: imagina que, al abrirse el elevador de la oficina, te topas con dos colegas que están hablando y riendo a carcajadas, pero cuando se dan cuenta de tu presencia, voltean a verse y se quedan callados; si bien sería normal pensar que estaban hablaban de ti, el problema surge cuando pasas días pensando en ello, preguntándote qué decían sobre ti y sintiendo que te dirigen miradas burlonas, lo cual te hace sentir incómodo e incapaz de concentrarte en el trabajo.

Como vemos, el inconveniente de la rumiación es que nuestros pensamientos, que se caracterizan por ser dinámicos y eficientes, se enganchan en la espiral de la preocupación, la incertidumbre o la angustia, lo cual resulta en un incremento de la ansiedad.

Ahora bien, los pensamientos obsesivos o intrusivos son similares a la rumiación, pero en lugar de estar atrapados en una sola idea nos abrumamos con varios pensamientos que se repiten constantemente en nuestras mentes; de hecho, es común que el pensamiento obsesivo y la rumiación estén presentes en trastornos de ansiedad generalizada. Como estamos atrapados en estos “bucles de malestar”, es muy dificil concentrarnos o tener procesos creativos no relacionados con estos laberintos mentales. Para librarnos de ellos, necesitamos utilizar estrategias como las siguientes:

Utiliza la imaginación guiada

Según Michael Samuels, la imaginación guiada es una herramienta creativa que puede ayudar a curarnos. En su libro Creatividad curativa, brinda las siguientes instrucciones para practicarla: busca un lugar apartado donde te sientas seguro, siéntate o acuéstate, cierra los ojos e intenta imaginar que tus pensamientos intrusivos son como nubes que van surcando el cielo y, poco a poco, se desvanecen. Samuels sostiene que esta técnica de visualización guiada estimula la rama parasimpática del sistema nervioso autónomo, generando relajación, disminuyendo la frecuencia cardíaca y la presión arterial; asimismo, puede usarse para imaginar los mecanismos curativos de tu cuerpo y combatir una enfermedad.

Personifica a tu pensamiento obsesivo

En otras palabras: ponle cara, cuerpo o forma a los pensamientos que te persiguen, dales un nombre, ponles un apodo o, incluso, imagínalos como un zancudo que perturba tu sueño; lo importante es que logres ver los pensamientos obsesivos como algo separado de ti mismo, algo que no eres tú. Esta acción te ayudará a pensar en ellos como algo con lo que puedes dialogar, que se puede controlar y que, también, tiene un punto débil.

Pensamiento obsesivo

Implementa una dieta balanceada

Los alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, como el pescado, las nueces, las semillas y los alimentos ricos en antioxidantes como las frutas y las verduras, pueden favorecer la función cerebral y la regulación del estado de ánimo. También se recomienda limitar la cafeína y el alcohol, pues tienden a aumentar los niveles de ansiedad y pueden desencadenar pensamientos intrusivos.

Usa la técnica de anclaje

Esta técnica se usa en la Programación Neurolingüística (PNL). Como su nombre lo indica, consiste en “construir anclas” asociando un estímulo —en este caso, un movimiento simple, como tocar tu oreja o juntar tus manos— con la respuesta emocional deseada, que puede ser confianza, calma o felicidad. Para “anclarte”, debes usar tu memoria, evocar esa emoción y, mientras revives la sensación, realizar el movimiento con el que consolidarás el anclaje. Es esencial practicar este ejercicio muchas veces, hasta que el cerebro asocie el mecanismo; entonces, bastará con realizar el movimiento para que la emoción se active.

Tener un pensamiento extraño o perturbador no indica que algo anda mal en nosotros, pues todas las personas experimentamos pensamientos intrusivos y obsesivos en alguna etapa de la vida. Estos consejos y técnicas te ayudarán a disminuirlos o manejarlos, pero si sientes que tus bucles mentales están alterando tu calidad de vida, es momento de buscar ayuda psicológica.

Cierre artículo

Recibe noticias de este blog