Rosetta Tharpe, la abuela del rock

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Mad hi-Hatter

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Café sonoro

En más de una ocasión, este humilde sombrerero ha tomado el pico y la pala de los arqueólogos y ha hurgado en las historia de la música popular estadounidense en busca del origen primigenio del rock & roll. Desde luego, en estas excavaciones los primeros nombres en aparecer son los de Chuck Berry y su “Johnny B. Goode”, y de Bill Haley & His Comets y su “Rock Around the Clock”.

Cavando más profundo, encontramos las negras raíces del blues acústico de la delta del Mississippi —donde uno se encuentra con el “apadrinado del Diablo”, Robert Johnson— y con las blancas raíces del swing y otros ritmos bailados en los años de la posguerra en el país vecino. No hay que olvidar, sin embargo, la vena religiosa que, en la forma de los cantos espirituales de las comunidades negras del sur de los EU, como el góspel, infundió vida al rock & roll.

Pero la sorpresa llega cuando, entre este panorama dominado por hombres negros y blancos, uno halla la figura de una religiosa sureña que, sin más armas que su fe, su voz prodigiosa y una guitarra acústica, revolucionó el góspel a finales de los años 30 y principios de los 40, y creó un estilo tan dinámico y peculiar que influyó a vacas sagradas del rock como Little Richard, Carl Perkins, Chuck Berry, Jerry Lee Lewis e, incluso, al ‘rey’ Elvis Presley.

Nos referimos a la “abuela del rock”, Sister Rosetta Tharpe, quien vino al mundo con el nombre de Rosetta Nubin el 20 de marzo de 1915, en Cotton Plant, Arkansas. Siendo su madre cantante, música y predicadora de la Iglesia de Dios en Cristo, Rosetta inició su carrera musical a los cuatro años, edad en la que ya tocaba la guitarra y mostraba extraordinarias dotes vocales. Dos años después, se unió a su madre en giras evangélicas en las que, entre sermones y cánticos religiosos, se le anunciaba como “un milagro que canta y toca la guitarra”.

¿Y de dónde vino su apellido? A los 19 años, Rosetta se casó con el predicador Thomas Thorpe y, aunque su matrimonio duró unos cuantos años y ella se casó varias veces más, adoptó como nombre artístico una variante del apellido de su marido, convirtiéndose desde entonces en Sister Rosetta Tharpe. Con ese nombre de batalla, realizó su primera grabación en 1938 para Decca Records. De esas sesiones surgieron sus primeros éxitos: “That’s All”, “The Lonesome Road” y “Rock Me”, una canción seminal que bien podría calificarse como uno de los antecedentes más remotos del rock&roll.

El éxito comercial de estas grabaciones no se hizo esperar: el estilo de Rosetta, que mezclaba la solemnidad y el recogimiento espiritual del góspel con el dinamismo mundano del rhythm & blues, sorprendió y atrajo tanto a los feligreses de las iglesias del sur de los Estados Unidos como al público laico. A los éxitos ya mencionados siguieron otros como “Strange Things Happening Every Day”, “Up Above My Head” y “Gospel Train”, estos últimos con su compañera musical y de andanzas Mahalia Jackson.

El historiador y crítico musical James A. Cosby describió el estilo de Rosetta Tharpe en la guitarra como “una mezcla de blues urbano con énfasis en la melodía con arreglos tradicionales del folk americano y la incorporación de un swing pulsante que, sin duda, fue precursor del rock”.

Su influencia musical no paró con el nacimiento del rock & roll, a mediados de los años cincuenta; por el contrario, la técnica que demostró al interpretar la guitarra durante una gira en Inglaterra con Muddy Waters en 1964 influyó en guitarristas de la talla de Jeff Beck, Eric Clapton y el rolling stone Keith Richards.

En 1970, sin embargo, Rosetta sintió el vaho de la muerte cuando sufrió un infarto, luego del cual sufrió la amputación de sus dos piernas debido a complicaciones por la diabetes. Tres años después, el 9 de octubre de 1973, la hermana Rosetta sufrió otro infarto del que jamás se recobraría. Sus restos descansan en el cementerio Northwood de Filadelfia.

Hasta el próximo Café sonoro…

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